Navidades con perros: ¿qué alimentos de la mesa podemos compartir y cuáles mejor no?

Foto: Thamkc

Eva San Martín

Cómo resistirse a esos ojos perrunos tan… ¡irresistibles! Es inevitable: durante estas fiestas habrá un montón de comida y bebida en casa. Aunque algunos alimentos puedes compartirlos con tu perro, otros suponen un peligro (también, como te contamos en este artículo, para los gatos). Pero, claro, queremos mimarlos, más aún durante esta época del año. Por eso, te contamos qué alimentos de las cenas y comidas de Navidad puedes compartir con tu amigo perruno y qué alimentos típicos de estas fechas hay que mantener alejados de sus adorables hocicos.

Comidas de Navidad que puedes compartir con tu perro

Si cedes ante esa mirada perruna robacorazones y te decides a repartir tu cena navideña con tu amigo, no eres el único. Pero asegúrate de que el banquete peludo se reduce, sobre todo, a una ración de pollo o de pavo bien limpia, sin aliños ni salsas, y minuciosamente deshuesada. Puedes compartir restos del asado o del cocido, pero mejor sin salsas ni rellenos que puedan contener alimentos peligrosos como uvas, ajo o cebolla. Y vigila que no haya huesos, ni grandes ni pequeños.

Puesto que la Navidad es lo que es gracias, en buena parte, a sus geniales guarniciones, puedes acompañar el plato de carne de tu amigo con verduras cocidas o al horno; de nuevo, sin salsas ni aliños. Muchos perretes enloquecen con las zanahorias, la calabaza e incluso con un puñado de judías verdes. Hortalizas tan sanas como perrunamente sabrosas.

También puedes darle un trozo de pescado, limpio, sin espinas ni salsas. Y embutidos ligeros como el jamón o el lomo; aunque mejor olvidarse del chorizo. Incluso puedes premiarle con un pedazo de algún queso ligero: si bien algunos perros son intolerantes a la lactosa, otros disfrutan con un trocito de queso, esporádico, sin mayor problema.

Aun así, olvídate de los quesos azules tipo Cabrales o Roquefort: contienen una micotoxina (de hongo) llamada roquefortina C que les da su nombre pero que puede causar estragos y hasta provocar convulsiones a tu camarada de cuatro patas. Aviso a navegantes: incluso cuando la comida de Navidad sea segura para tu perro, los empachos nos pasan factura a todos. Los animales que se zampan de una sentada un trozo grande de queso o cualquier otro alimento rico en grasas pueden sufrir pancreatitis.

7 comidas de Navidad que no debes compartir

  1. Olvídate de los huesos: Los huesos cocinados, sobre todo los de pavo o pollo; pero a veces incluso los de cordero, pueden volverse quebradizos y se astillan con facilidad. Así, mientras los huesos grandes pueden bloquear el aparato digestivo de tu perriamigo, los más pequeños suponen un riesgo serio de irritación para su intestino, e incluso de daño. Aléjalos de tu peludo compañero.
  2. Chocolate: está en todas partes, pero es tóxico para tu amigo. Hemos aprendido que el chocolate es nefasto para los perros porque su cuerpo no descompone una sustancia llamada teobromina al mismo ritmo que los humanos, pero conviene remarcarlo ahora, ya que resulta ubicuo en las mesas navideñas. Cuanto más oscuro sea el chocolate, peor. Los primeros síntomas de envenenamiento por chocolate incluyen los vómitos, diarrea, convulsiones y, en el peor de los casos, el fallecimiento de nuestro perrete. Ya sabes: que no se acerque a los bombones.
  3. Rellenos y salsas: suelen contener ajo o cebolla: existen más alimentos de las cenas y comidas navideñas que pueden destrozar el estómago de tu perriamigo, causarle una gastroenteritis grave e incluso ser tóxicos. El ajo, la cebolla, el puerro y las cebolletas están entre ellos. Estas hortalizas del género Allium contienen una sustancia llamada tiosulfato, sobre todo si están crudas, que machaca los glóbulos rojos de tu amigo, y cuyo efecto resulta acumulativo. Tan malos son 800 gramos de cebolla cruda ingerida de golpe, ya que puede causarle anemia, como comer 100 gramos durante varios días. Puesto que estos alimentos resultan ingredientes comunes en la mayoría de aliños, mejor mantenerlos lejos de nuestro compi peludo.
  4. Ni caramelos, ni chuches, ni polvorones, ni turrón: los dulces que no son de chocolate también pueden resultar problemáticos para tu perro. El problema: contienen mucho azúcar. Asegúrate también de que los bolsos y abrigos de los invitados estén en una habitación cerrada donde no pueda entrar tu compañero, ya que no es extraño que contengan chicles, caramelos o pastillas contra el mal aliento sin azúcar. El problema: pueden contener xilitol, un edulcorante que es tóxico para los perros.
  5. Masa de pan o de pasteles: Si eres cocinillas y quieres presumir estas fiestas de hacer tu propio pan casero, intenta que tu saco de mimos preferido no entre en la cocina. Cualquier masa, sobre todo mientras fermenta, puede echar al traste el estómago perruno y causarle una hinchazón de barriga o gastroenteritis si la levadura fermenta en el estómago. E incluso una intoxicación alcohólica: la levadura libera alcoholes durante la fermentación que entran a gran velocidad en el torrente sanguíneo de tu perro. En los casos más graves, puede provocar convulsiones e insuficiencia respiratoria.
  6. Cuidado con las tablas de quesos: suelen llevar uvas y pasas. Las navideñas tablas de quesos (y a veces las de embutidos) resultan una tentación para un perrito excitado por las celebraciones. El problema: suelen acompañarse con mermeladas y frutas como uvas y pasas, alimentos capaces de provocar una insuficiencia renal en los perros. Esta precaución incluye todos los alimentos que contengan uvas o pasas: sean galletas o pasteles. Y, por supuesto, el vino; los efectos tóxicos para el perro van más allá del alcohol que contiene, que también es muy perjudicial.
  7. Nueces y otros frutos secos: constituyen otro ingrediente clásico de las tablas de quesos, pero también pululan por los aliños y salsas, así como por la mayoría de los postres navideños, como el turrón o el alfajor. Los frutos secos como las nueces, incluidas las de Macadamia, contienen grasas en cantidad: esto inflama el páncreas de muchos perretes. Además, muchos de ellos resultan tóxicos para tu amigo, y le provocan vómitos y diarreas, en el mejor de los casos.

Para mantener a tu perro a salvo de las comidas peligrosas, recuerda alejarlo de la cocina; también del cubo de basura, una tentación perruna. E instruye a tus bienintencionados invitados: que no le den nada que no deban por debajo del mantel. Perriconsejo extra: ten a mano el teléfono de un veterinario de urgencias que trabaje en estas fechas.

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