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Sobre este blog

Catedrático de Medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma y Jefe Clínico de Medicina Interna en el Hospital Universitario La Paz.

Las pruebas diagnósticas de la COVID-19

Cantabria ha recibido hoy los primeros 12.700 test rápidos del Gobierno de España

José María Peña Sánchez de Rivera

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Disponemos de tres pruebas diferentes para el diagnóstico de la COVID-19, las que detectan el ARN de coronavirus, las que detectan una proteína (antígeno) específica de la COVID-19 y las que detectan la respuesta del organismo ante el virus, es decir los Anticuerpos.

En la COVID-19 la prueba que usamos para la detección del ARN, es la Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR por las iniciales en inglés). Sin perdernos en detalles, la PCR detecta unas secuencias del ARN exclusivas del SAR-Cov-2. Se utiliza para identificar a las personas que están infectadas por el virus (tengan muchos o pocos síntomas) y ha sido la clave al comienzo de la pandemia. Hasta ahora, ha sido la única prueba disponible para confirmar los casos de la COVID-19 en España y otros países. Es la más fiable (menor cantidad de falsos positivos y falsos negativos) y está recomendada por autoridades sanitarias como la OMS. La toma de muestra es muy sencilla, una simple torunda y hacer un frotis nasal y/o faríngeo.

Lógicamente, tiene sus inconvenientes. El principal es que precisa utilizar un aparato especial denominado, termociclador, solo disponible en laboratorios con un cierto nivel de sofisticación, dotados de personal adiestrado para manejar muestra genéticas, el número de muestras que se pueden procesar al día es limitado y los resultados tardan ocho horas. A pesar de estos inconvenientes, ya se han realizado en España más de 350.000 de estas pruebas. Es una técnica que se diseñó así, sería el Rolls Royce de las pruebas, pero carece de la agilidad que precisa una situación de emergencia.

La otra técnica directa es la Detección de Antígenos. A los padres de niños con faringitis de repetición les resultará muy familiar la prueba rápida de detección de antígenos del estreptococo B-hemolítico del grupo A (Strep A). En nuestro caso no sería el antígeno (proteína) especifica del estreptococo sino una proteína exclusiva del SAR-Cov-2. Pero el concepto es el mismo. Toma de muestra tan sencilla como la anterior pero con la enorme ventaja de que el resultado se lee, por un cambio de color, en la misma consulta y en menos de 30 minutos. Por ello se incluye dentro de las pruebas rápidas.

¿La tenemos? No. Se compraron a ese país oriental que están ustedes pensando. Los fabricantes aportaban todas las garantías escritas y sellos de calidad que pueda exigir el comprador más puntilloso. (Lo sé porque los he visto, escritos en un inglés impecable).

Afortunadamente, España (y el resto de Europa) dispone de un sistema de control de calidad en los servicios de microbiología que les hizo testar este método antes de usarlo masivamente. Tampoco es nada nuevo, son los protocolos habituales de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica para cualquier prueba nueva que se va a introducir en la clínica. ¿Resultado de la prueba rápida de Detección de Antígeno? Pésimo, daba un 70% de falsos negativos. Dicho de otra forma, catalogaba como no infectados a casi 2/3 de los que sí lo estaban. Algún fabricante tuvo la desfachatez de afirmar que los médicos españoles no sabían usarlas. Similar desfachatez han tenido algunos periódicos que han echado la culpa, de la pésima calidad de esta técnica, al Gobierno en lugar de al fabricante. Habrá que seguir esperando.

La tercera técnica ya no mide elementos del virus sino los anticuerpos que nuestro sistema inmune produce para luchar contra el virus. Al detectarse en sangre (suero en realidad) se llaman también pruebas serológicas. Los anticuerpos nunca han sido útiles para el diagnóstico de las infecciones agudas. La clave reside en que tardan entre una y tres semanas en aparecer. Por ello han sido tradicionalmente utilizados en la confirmación retrospectiva, es decir una vez superada la enfermedad.

Los anticuerpos frente al SARS-Cov-2 tienen dos importantes ventajas. Primero son protectores, es decir la persona que los tiene estará protegida por un tiempo (mínimo de años) de la reinfección. Eso no sucede en otras infecciones, en la sífilis por ejemplo, se pueden sufrir todas las reinfecciones a las que el sujeto se exponga a pesar de detectarse en su suero los anticuerpos específicos. La otra ventaja es su relativa rapidez de aparición, diversos trabajos estiman que la mitad de los infectados son positivos (muestran Anticuerpos) a partir del 7º día del inicio, el 70% en el 10º día y en el 100% de los pacientes hacia el 14-21 día desde el inicio de los síntomas.

¿Tienen interés para el diagnóstico? Como se ha visto tardan demasiado en aparecer para ser clínicamente útiles. Sin embargo tienen un enorme interés: por un lado en confirmar que esa persona es inmune a la COVID-19 y por otro, epidemiológicamente por fin podremos tener el denominador de la población realmente infectada y tener una tasa de mortalidad mas cercana a la realidad.

¿Los tenemos disponibles ya? Casi. El único productor es ese país oriental en el que pensaron unos párrafos más arriba. Otra vez los fabricantes aportaban todas las garantías escritas y sellos de calidad imaginables. De nuevo solo 2 de los 8 fabricantes se han demostrado fiables al ser testados por nuestros microbiólogos. Es previsible que en esta semana comiencen a usarse.

Quiero agradecer y reconocer el excelente artículo del profesor Agustín Estrada-Peña del que he tomado algunas ideas.

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Catedrático de Medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma y Jefe Clínico de Medicina Interna en el Hospital Universitario La Paz.

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