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Andrés Calamaro arremete contra Viggo Mortensen por su “discurso antifascista facilón”

Andrés Calamaro durante su concierto en Barcelona

elDiarioes Cultura

Andrés Calamaro se ha proclamado como la figura más polémica de las diversas campañas electorales que estamos viviendo en España. Ya, antes de las generales, sorprendió con un apoyo velado a Vox por encima de los “patriotas y reaccionarios” que para él representan los cuatro partidos mayoritarios. Más tarde intentó aclarar la confusión alegando que él no vota en este país y que está “en el diálogo y siempre amigable con todos los sectores”.

Sin embargo, el pasado miércoles por la noche, volvió a calentar el ambiente con sus palabras en el Teatro del Liceo de Barcelona, donde celebraba un concierto. “El rock and roll no es complaciente, el rock gusta, pero ofende”, dijo el argentino cuando notó que el público desaprobaba algunos de sus comentarios lanzándole silbidos desde la grada.

Consecuente con el titulo de su álbum, Cargar la suerte, el que da sentido a la gira que empezó este fin de semana en Albacete y que ayer ha llegado a Barcelona, antes de recorrer toda España y saltar luego a América, Calamaro habló de todos los temas delicados que se le han pasado por la cabeza.

“Yo no estoy aquí para decir lo que la gente quiere oír, eso es demasiado fácil, para eso está Viggo Mortensen con su discurso antifascista facilón”, arremetió. El actor fue el centro de sus críticas durante la recta final del concierto, hasta el punto de que parte del público tuvo que implorar “rock and roll, por favor”.

El ataque a Mortensen viene precedido por la carta que el intérprete de Aragorn envió a El País contra Vox después de que estos usaran una imagen del personaje de El Señor de los Anillos para atacar al feminismo, a la comunidad LGTBI, a medios de comunicación y a otras ideologías políticas.

También quiso justificar sus comentarios machistas con un “no se lo tomen mal, soy argentino y el humor argentino es así, irónico, nunca hablamos en serio, ni mi madre sabe cuándo hablo en serio y cuándo en broma”.

Haciéndose querer a ratos y buscado la provocación a otros, Calamaro jugó toda la noche en el filo de la navaja y casi perdió el equilibrio en alguna ocasión, pero, como dirían sus colegas taurinos -lo que le ha reportado no pocas críticas-, salió de la plaza por la puerta grande y con una gran ovación.

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