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El Consejo de Europa alerta del creciente rechazo violento de migrantes en las fronteras

Dos agentes antidisturbios acompañan a varios inmigrantes uno de ellos visiblemente herido y sin fuerzas. 23.4.2014

Irene Castro

Bruselas —

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El Consejo de Europa vuelve a sacar los colores a los países del continente por el maltrato a los migrantes que intentan cruzar las fronteras. La institución de la que forman parte 47 estados alerta del creciente rechazo violento por parte de la policía o los guardacostas y también denuncia la precaria situación de los centros de detención. Un informe de la izquierda europea documentó 25.000 devoluciones violentas en las fronteras.

“Algunos países europeos enfrentan en sus fronteras desafíos de migración muy complejos, pero eso no significa que puedan ignorar sus obligaciones respecto a los derechos humanos. Las devoluciones son ilegales, inaceptables y deben acabar. Los gobiernos deben tener salvaguardias efectivas para proteger a la gente que está detenida bajo las leyes de inmigración y poner en marcha mecanismos para prevenir cualquier tipo de maltrato en las fronteras”, señala Alan Mitchell, el presidente del comité antitortura. 

El Consejo de Europa pide, además, a los gobiernos que tomen medidas para evitar las deportaciones colectivas y recuerdan que los ciudadanos extranjeros deben ser individualmente identificados y registrados así como sometidos a una examinación de salud y evaluación de vulnerabilidad, así como tener la posibilidad de pedir asilo. “Desde el comienzo de su privación de libertad, se debe ofrecer a las personas acceso a un abogado y un médico y ser informadas de sus derechos y situación legal”, recuerda. 

En el informe anual que la institución elabora sobre la situación en las prisiones y centros de detención, el comité antitortura recuerda que desde 2009 ha recibido numerosas denuncias por malos tratos de extranjeros perpetrados por la policía o la guardia costera y que ha visitado centros en “pésimas” condiciones. “El comité ha encontrado un número cada vez mayor de personas que aseguran haber sido objeto de devoluciones -expulsiones violentas, sin tener en cuenta las condiciones personales, durante interceptaciones en el mar, el zonas de tránsito en los cruces fronterizos, en las estaciones de policía o guardia costera o al ser aprehendidos cera de las fronteras terrestres-”, señala el documento hecho público este jueves. 

El comité identifica “claros patrones de malos tratos físicos” contra las personas migrantes sobre los que hace un terrible relato: “Consisten fundamentalmente en golpear a los extranjeros en el momento de su aprehensión o devolución -puñetazos, bofetadas, golpes con porras, otros objetos duros o no estandarizados (como palos de madera o ramas de árboles)- por parte de la policía o la guardia costera, u otros funcionarios. No es raro que esos agentes se quiten la identificación o vistan pasamontañas para ocultarse”, recoge el informe. 

“Otras formas de trato inhumano y degradante también desplegados son el disparo de pelotas de goma cerca de los cuerpos mientras yacen en el suelo, empujarles a ríos (a veces con las manos aún atadas), quitarles la ropa y los zapatos y obligarles a cruzar la frontera descalzos y en algunos casos casi desnudos. También se han denunciado frecuentemente el uso de perros sin bozal para amenazar o incluso perseguir ciudadanos extranjeros, así como la incautación o destrucción de bienes y la privación de comida o agua durante periodos de tiempo prolongados”, relata el comité antitortura. 

Para llevar a cabo en análisis de los rechazos en frontera en la ruta de los Balcanes occidentales, el Mediterráneo y las fronteras del este, el comité ha visitado estaciones de policía y guardia costera, instalaciones de recepción y expulsión previa o centros de privación de libertad en los que ha hablado con los ciudadanos extranjeros y también ha tenido acceso a los registros de custodia, las copias de los informes y ha analizado las imágenes de las cámaras de videovigilancia. También ha recopilado evidencias médicas como hematomas o mordiscos de perros. 

En lo que no entra el informe del Consejo de Europa es en análisis de casos concretos o en la denuncia de la situación de los países que ha visitado, que en el caso de 2022 fueron Croacia, Italia, Letonia, Holanda, Polonia, Portugal y San Marino; y para analizar asuntos específicos, Azerbaiyán, Bélgica, Chipre, Grecia, Montenegro, Moldavía, Rumanía, Turquía y Reino Unido. 

En el caso de España, fue la comisaria de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Dunja Mijatović, la que viajó en noviembre de noviembre y reclamó el “pleno cumplimiento” de los derechos humanos en la frontera de Melilla y Marruecos. Aquella visita se produjo cinco meses después de la tragedia en la que perdieron la vida 23 personas por la actuación de los agentes y dio la bienvenida a las investigaciones que habían abierto la Fiscalía y el Defensor del Pueblo. La primera fue archivada y la segunda concluyó que Interior se había saltado la ley al rechazar a 470 personas “sin contemplarse las previsiones legales tanto nacionales como internacionales”. La institución que pilota Ángel Gabilondo también aseguró que la Guardia Civil tenía conocimiento de la “situación de riesgo” en la que se encontraban los migrantes, la mayoría refugiados sudaneses, que estaban “amontonados” y, en algunos casos, “aplastados”. 

“En la práctica, parece que no hay otra forma de entrar en Melilla y buscar protección ante las autoridades pertinentes que no sea nadando o saltando la valla, arriesgando la vida. Esta situación debe ser atendida de manera integral para garantizar que las personas en necesidad de protección puedan acceder al territorio por vías legales y seguras”, advirtió la comisaria de Derechos Humanos. 

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