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Muhammed: de un camión de arena a un supermercado en Melilla

Muhammed: de un camión de arena a un supermercado en Melilla.

Irene Quirante

La suerte de Muhammed cambió en Melilla, donde encontró a personas que lo acogieron como a uno más de la familia. “Soy reponedor en un supermercado y me encanta mi trabajo: gracias a él puedo vivir y enviar dinero a mis padres”, cuenta este migrante pakistaní, de 37 años, que llegó a la ciudad autónoma en 2006 oculto en un camión cargado de arena.

Hoy dispone de un contrato fijo y un permiso de residencia que podrá renovar en 2021. “Me siento muy afortunado, pero todo lo que tengo ha sido gracias a la ayuda que he recibido”, reflexiona.

Diariamente repone los cartones de leche de las estanterías, pero cuando Muhammed solo tenía nueve años se dedicaba a venderla a los vecinos de su barrio, en Sialkot. A esa edad dejó la escuela porque entendió que en casa, donde vivían doce parientes, no llegaban a final de mes con el sueldo de su padre.

Tras cumplir la mayoría de edad se fue a trabajar a Arabia Saudí. Casi cinco años después reunió los 18.000 euros que pagó a las mafias: le procuraron un vuelo a Argelia y un maletero de un coche en el que se escondió con otros dos hombres para llegar a Nador, ciudad limítrofe con Melilla.

El 22 de enero de 2006 entró en la ciudad autónoma oculto en un camión de arena. Con él viajaban otras 37 personas. “Apenas podíamos respirar”, rememora.

Pasó más de cuatro años en Melilla hasta que pudo arreglar su documentación. En este tiempo limpiaba coches, siempre en la misma calle, y un vecino se interesó por la situación de Muhammed. Tras descubrir en él a un buen hombre, le ayudó a construir la vida que hoy lleva.

Esta persona le puso en contacto con quien hoy es su jefe, “un hermano” para Muhammed, y firmó como avalista para que pudiese alquilar un piso. “He tenido mucha suerte, ojalá algún día pueda ayudar a alguien como hicieron conmigo”.

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