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“Yo estoy con la novia”, el periplo de cinco refugiados desde Milán a Suecia

Fabiola Barranco

Un día cualquiera de octubre de 2013, un joven periodista italiano, Gabriele del Grande y un poeta palestino, Khaled Soliman Al Nassiry conversaban en la estación de tren de Milán. Atraído por sus palabras en árabe, Abdallah Sallam, un joven recién llegado de Yarmouk, el campamento de refugiados palestinos en Damasco (Siria), se acercó para preguntarles por algún tren que le llevara hasta Estocolmo. Buscaba una pista que le aproximara a una nueva vida. Atrás dejaba la guerra, el asedio de Yarmouk, la destrucción provocada por el régimen de Al Assad y Daesh; pero también un naufragio del que se salvó hasta llegar a Lampedusa.

Abdallah, al igual que miles de supervivientes más, quería despertar de esta pesadilla en alguna ciudad del norte de Europa. El tren que esperaba no existía. A pesar de ello, buscaron una alternativa para alcanzar su destino y que a su vez sirviera a otros compañeros de anhelo. ¿Cómo conseguirlo? ¿Cómo burlar las vallas, límites y controles desde Milán a Estocolmo? A través de una estrategia muy particular: la celebración de un falso cortejo nupcial.

Este es el origen del documental “Yo estoy con la novia”, que relata el periplo de Abdallah “el novio”, y otros cuatro supervivientes palestinos y sirios, que en cuatro días recorren 3000km enfundados en trajes y corbatas, como marca la tradición de estos eventos.

La solidaridad y el acto de desobediencia civil por parte de los 23 “invitados” que acompañan en esta boda, son también ingredientes claves del periplo.Se trata de una aventura completamente real, en la que no hay guión ni escenas, pero tampoco boda. Es más que una alegoría al camino del refugiado superviviente de las bombas y fronteras. Es la vida.

Una historia de refugiados, en el festival de Venecia

Una historia que ha conseguido llegar a la gran pantalla, pisar la alfombra roja de festivales como el de Venecia, donde se estrenó a nivel mundial, o ganar numerosos certámenes de cine, como el de Dubai. Incluso ha sido presentada en el Parlamento Europeo, para transmitir el latir de la travesía de quienes, sólo en lo que va de año más de 400.000, se han lanzado desde Siria y en la que Europa demuestra, cada día, que no es capaz de aliviar el dolor de la guerra.

Todo ello ha sido posible, por el apoyo de 2617 personas y asociaciones que colaboraron en la campaña de crowdfunding para financiar el proyecto, pero también gracias al trabajo de sus directores Antonio Augugliaro, el escritor Khaled Soliman Al Nassiry y el periodista Grabiele Del Grande.

No es la primera vez que Del Grande documenta y nos acerca a la vida de quienes huyen del horror y emigran desde la precariedad y desprotección internacional. En 2008, el periodista publicó “Mamadou va a morir”, una minuciosa radiografía de los flujos migratorios desde el norte de África hacia Europa.

Además es autor del blog Fortress Europe, un observatorio que da cuenta de las víctimas del Mediterráneo, por las trágicas consecuencias de las políticas migratorias europeas.

“Ayudar a la gente no es ilegal”

Para adentrarnos aún más a las entrañas de esta testimonial película, desde eldiario.es conversamos con “la novia”, Tasneem Fared. Una chica dulce y profunda que en Siria se cobijaba en el flamenco de Camarón para no dejarse vencer por los bombardeos del régimen, en su querido Yarmouk, donde creció.

Ella lo describe como “un lugar pobre, pero rico por la dignidad de su gente”, y del que se siente “orgullosa porque allí se lucha por la justicia y la libertad del mundo”. Un refugio que tuvo que abandonar hace más de dos años, debido al asedio que sufría, pero que a su vez “se convirtió en un símbolo de resistencia y vida”.

La llegada desde Siria tampoco fue fácil. Tuvo que lidiar con la distancia que la separa de quienes quedaron atrás y con las noticias empañadas de tragedia que llegaban desde Damasco. Por eso, Tasneem no dudó en ser la novia:

“Era algo que necesitaba hacer. Durante el viaje no había guión, ni escenario. Simplemente es la vida”, comenta. Lo mejor que se lleva de este proyecto, es “el movimiento solidario que se genera, lo humano, que todos y todas somos parte de este mundo”, a lo que añade que “ha sido importante para demostrar que ayudar a la gente no es ilegal, aunque nuestras leyes quieran llamarlo así”.

Respecto a la situación a la que se enfrentan los miles de refugiados que tratan de llegar a Europa, la opinión de Tasneem es tajante y cala hondo: “ Es una vergüenza lo que está pasando. Nadie puede vivir bajo la guerra o el hambre. ¿Cómo podemos pedir que pare la gente que trata de sobrevivir? Hasta los pájaros emigran, es la vida. Los niños sueñan con el mar para jugar, no para morir. Yo estoy con la novia refleja la vida de cinco historias, pero muchas otras se las tragó el mar. Si continuamos así se acaba la humanidad, es el momento de despertar”.

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