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Bilbao, Cádiz o Teruel: dime tu destino y te diré cómo es tu autobús

El modelo de transporte cambiará en Andalucía.

Marta Garijo

En Semana Santa, las compañías de autobuses prevén aumentar sus plazas ofertadas hasta alcanzar los 5,25 millones de pasajeros, un 5% más que el año pasado. Viajar en autobús es una opción del ciudadano, sin embargo, lo que no puede elegir es la compañía con la que viaja. La elección de una u otra empresa en estos casos no es como cuando se vuelva con una aerolínea en la que un viajero puede elegir una u otra en función del precio, del horario o de las características del transporte. El transporte urbano tiene consideración de servicio público de interés general y las rutas se conceden en un sistema monopolístico por el que solo una empresa puede operar esa ruta con unas condiciones fijadas por el ministerio de Fomento como precio máximo o frecuencias.

“Cuando voy a Extremadura dependiendo de si voy a un sitio u a otro va una u otra compañía. Al final tengo que acabar llamando a la estación de autobuses para ver qué compañía va”, explica Cristina, que apunta que normalmente cuando coge este transporte es para ir a Don Benito, lugar al que viaja la compañía Samar. “El viaje desde Madrid dura cuatro horas, una más que en coche, y en medio del trayecto te deja media hora esperando en una cafetería en medio de la nada donde hacen el cambio de conductor”, dice y añade que el precio le parece “caro”. Viajar entre Don Benito y Madrid cuesta 46 euros si se compra el billete ida y vuelta (son 24 euros si se compra solo un billete de ida) para recorrer los 320 kilómetros. En los últimos meses se ha decantado por utilizar el coche compartido para viajar a Madrid por el tiempo que se ahorra en el trayecto.

¿Cómo se fijan las tarifas de las rutas? Los pliegos de las licitaciones de Fomento fijan el precio máximo que las compañías pueden cobrar, aunque no establece un precio de billete sino que lo hace mediante una fórmula de precio por kilómetro y pasajero, dado que son una concesión monopolística. Fuentes del sector señalan que es prácticamente imposible comparar los precios de las rutas de España por la “diversidad” de características de cada ruta aunque apuntan que sí que en general los pliegos establecen unas tarifas más bajas en los casos donde el número de pasajeros son mayores.

Si comparamos, por ejemplo, dos pliegos de licitaciones como el Madrid-Málaga y los de Madrid-Teruel se puede apreciar la diferencia. En el caso de la primera, los pliegos de la licitación apuntan que el tráfico es diez veces mayor en el caso de Málaga que en el de la segunda según los datos de explotación comunicados a la administración. Al mirar la tarifa máxima, en la primera se sitúa en 0,041 euros por viajero/kilómetro mientras que en la segunda se sitúa en 0,067. Es decir, se puede facturar más por viajero a Teruel que a Málaga.

A esto se suma que algunas compañías han apostado por una estrategia promocional de rebajar tarifas si se compra el billete con determinada antelación o hacer descuentos al comprar ida y vuelta. También se complica la comparación puesto que empresas como Alsa o AutoRes tienen servicios especiales con el nombre de Expres o Premium con servicios como comida a bordo o pantallas individuales con un precio más elevado. En términos generales los usuarios aprecian que ambas compañías tienen una flota de autocares mejor cuidada y ofrecen un sistema de compra de billetes que casi se asimila al de las aerolíneas por su penalizaciones o descuentos.

La alternativa del tren

María viaja habitualmente a Teruel desde Madrid y lo hace en autobús porque explica que “no hay otra forma de hacerlo”. Si se quiere ir de Madrid a Teruel en tren tiene que hacerlo vía Zaragoza y tarda en recorrer los 300 kilómetros que separan Madrid de Teruel alrededor de cuatro horas, con un precio de unos 60 euros por trayecto, según se ve en la página web de Renfe. Respecto a las condiciones de autobuses señala que es una lotería el autobús que puede tocarte. “Hay algunos que son nuevos, pero otros son viejos y en algunos casos no cuentan ni con baño”, explica al hablar de las condiciones del trayecto que explota la empresa Samar y se queja también del “elevado” precio del billete. La ida y vuelta cuesta 42 euros y si se compra un único trayecto son 22,20 euros en un viaje que dura algo más de tres horas.

Fuentes de la compañía explican que su “experiencia es positiva en esta concesión porque hemos contribuido a mejorar los servicios de transporte de viajeros y la movilidad en el corredor a lo largo de estos años”. Señalan también que “a pesar de realizar importantes esfuerzos de mejora en los autobuses y en los servicios de transporte, el efecto de la despoblación y de la crisis de los últimos años, ha producido un descenso de viajeros que aún perdura en el tiempo”. “Para la próxima licitación deberemos seguir actualizando los autobuses, de la misma forma que se han venido modernizando a lo largo de los años del periodo anterior”, apunta.

Un estudio sobre la “competencia en el transporte interurbano de viajeros por carretera” elaborado por Javier Asensio, Anna Matas y Adriana K. Ruiz del departament d'Economia Aplicada de la Universitat de Barcelona concluye que “en España se ha desarrollado una red de transporte interurbano de mercado regular con una cuota de mercado de alrededor del 50%, superior al de los países de nuestro entorno”. El autobús se utiliza aunque depende en muchos casos de si hay alternativa ferroviaria.

“Si puedo ir en tren, lo prefiero frente al autobús”, señala Laura que reside en Madrid pero su familia vive en Bilbao. “Llevo más de diez años cogiendo el autobús porque si voy en tren tardo una hora más. Cojo el autobús porque de todos los transportes públicos es la forma más barata y la que menos tarda”, explica. El precio de este billete depende de las características del bus, de si se puede anular o no el billete y del horario en el que se coja el autobús, aunque puede estar entre los 45 euros si se escogen billetes sin opción a cambio, los 60 euros con opciones de cambio y los más de 90 euros si se elige el servicio premium. La ruta entre la capital y Bilbao la opera Alsa, la empresa de transporte de viajeros que tiene mayor presencia en las rutas interprovinciales. En el estudio de la Universidad de Barcelona, sin dar el nombre de la compañía, señalan que en el año 2014 “el primer grupo del país absorbía un 54% de los viajeros-kilómetro transportados en los servicios de concesión estatal”.

En este contexto, la patronal de autobuses inició hace un par de años una ofensiva contra Renfe tratando que Competencia abriera un expediente sancionador por “precios predatorios” o “posición dominante”. Sin embargo, el regulador rechazó en 2016 la denuncia sobre esta política de promociones que el operador ferroviario estableció en 2013. Junto a su guera contra Renfe, la patronal comenzó otra cruzada contra BlaBlaCar, la plataforma de coche compartido, a la que denunciaron por “competencia desleal”. Hace unos meses, el juzgado mercantil decidió desestimar la denuncia, una decisión que ha recurrido Confebús.

La diferencia de precios

Esta competencia con el tren se refleja en los precios de las rutas que tienen una alternativa ferroviaria plausible para el viajero. Observando algunas rutas que se dirigen al sur son estas las que presentan unas tarifas más baratas en comparación con los kilómetros recorridos. Por ejemplo, un viaje entre Madrid-Sevilla que opera Socibus cuesta si se compra la tarifa de ida y vuelta 41,55 euros (22,20 euros si solo se compra ida) por recorrer 534 kilómetros; en el caso de un viaje entre Madrid y Cádiz el precio de la ida y vuelta son 50,55 euros si se compra el trayecto de ida y vuelta  a la vez (son 27,30 euros si se compra únicamente un trayecto) en un recorrido de 651 kilómetros. Mucho más baratos que los ejemplos que hemos puesto a Don Benito o Teruel que no tienen alternativa por ferrocarril.

A pesar del precio algunos usuarios se quejan de las características de los autobuses. “Es horrible”, resume Raquel al hablar de los viajes en autobús hasta el Puerto de Santa María (Cádiz). “Los autobuses son viejos y en un viaje tan largo (son 7 horas) se te clavan los asientos en todos los lados”, explica aunque dice que eso sí el precio es barato pero que ella intenta cuando puede viajar en tren. Aunque la tarifa es bastante superior, alrededor de los 50-60 euros el trayecto, el tiempo de viaje se reduce a cuatro horas.

Entre las ventajas de viajar en autobús los viajeros señalan que está la posibilidad de encontrar plazas con poca antelación. “Te da la posibilidad de comprar el billete con poca antelación, pero cuando hay mucho pico de viajeros te suelen poner buses subcontratados, mucho más incómodos y sin las características de los buses de la propia compañía. No sabes cuándo te van a tocar, con el tiempo ya sé que si, por ejemplo, voy a ir en navidades más te vale cogerlo con tiempo para que no te toque uno de refuerzo”, dice.

Otro de los problemas para los viajeros que presenta el transporte en autobús es la conexión entre ciudades sin pasar por Madrid. La disposición radial de las concesiones hace que en muchos casos sea imposible hacer un recorrido entre dos ciudades sin pasar por la capital. “Si quiero ir a otro sitio que no sea Madrid desde Don Benito tengo que hacer trasbordo”, explica Cristina.  

Estas comparaciones entre la calidad y el precio de los viajes, que en muchos casos los ciudadanos ven como un agravio, tiene su reflejo de un sistema monopolístico y que en la actualidad tiene decenas de concesiones de las rutas caducadas por la guerra entre las compañías.

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