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Amazon, criticada en Alemania por prohibir mascarillas FFP2 y solo permitir quirúrgicas en sus centros logísticos

Fotografía del logo de Amazon.

Aldo Mas

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De los algo más de 386.000 millones de dólares que ha facturado la compañía estadounidense Amazon en 2020, 29.500 millones de dólares proceden del negocio que hace la firma del magnate Jeff Bezos en Alemania. Esas cifras, registradas en el año de la pandemia del SARS-CoV-2, el virus de la COVID-19, dan cuenta de que ese gigante de Internet es uno de los grandes triunfadores en los tiempos de depresión económica que impone el nuevo agente infeccioso.

Sin embargo, a Amazon, al menos desde Alemania, le llegan estos días comprometedoras noticias. En concreto, se critica a la firma en Alemania por cómo está cuidando a sus empleados en tiempos de pandemia. Este mes de abril una investigación de varios medios de comunicación, entre los que figuran el diario muniqués Süddeutsche Zeitung y las cadenas de radio-televisión públicas NDR WDR, daba cuenta de cómo en el centro logístico de Amazon del municipio de Winsen (norte germano) se ha prohibido a los empleados el uso de mascarillas FFP2. 

En Winsen, donde trabajan para Amazon unas 1.800 personas, la barrera que desea la empresa ver sobre la boca y nariz de sus empleados son las mascarillas quirúrgicas, no las FFP2. Documentos y testimonios hechos públicos por el Süddeutsche Zeitung y compañía así lo confirman. 

Ivonne Hasch, que ha trabajado en ese centro logístico de Amazon hasta mitad de abril, describía a esos medios la situación. “Yo hubiera preferido llevar una mascarilla FFP2, porque ofrece más protección que una mascarilla quirúrgica”, ha contado Hasch. De hecho, ella planteó usar una FFP2 a sus superiores. Pero éstos le respondieron que esas mascarillas estaban prohibidas. Igual les daba que esas barreras protegieran mejor contra aerosoles y gotículas en las que puede desplazarse el SARS-CoV-2. 

En uno de los documentos de información a los empleados de Amazon en Winsen sobre qué tipo de mascarillas se deben utilizar en el trabajo, las mascarillas FFP2 estaban tachadas con un símbolo de prohibido, mientras que una señal verde de autorización figuraba sobre las mascarillas quirúrgicas.

“Sólo se pueden usar en el lugar de trabajo las mascarillas quirúrgicas desechables que proporcionamos, a menos que tengas un certificado que indique que debes usar la mascarilla FFP2. Si tienes un certificado de este tipo, ponte en contacto con el equipo local de recursos humanos”, se lee en el documento de Amazon filtrado a los medios.

El argumento con el que se han topado trabajadores como Hasch para no poder usar esa mascarilla FFP2 fue básicamente una alusión a la recomendación vigente de la Asociación Alemana de Seguros Sociales de Accidentes (DGUV, por sus siglas alemanas). Esta sostiene que recurrir en un entorno de trabajo como el de Amazon en Winsen de una mascarilla FFP2 obliga a imponer pausas. A saber, por cada una hora y quince minutos de trabajo se deben hacer pausas de media hora, según la DGUV. 

“Con esas pausas, íbamos a trabajar menos”, contaba Hasch, aludiendo al motivo por el que aparentemente esas mascarillas no gustan en Amazon.

“Inmensa presión” sobre los empelados

Al centro logístico de Amazon de Winsen la fama le precede. Ese centro ya ha sido noticia por mantener una “inmensa presión” sobre los trabajadores en las cadenas de envío de paquetes, según la expresión de uno de los trabajadores de ese centro que hablaba el pasado otoño para el diario izquierdista de Berlín Die Tageszeitung

Según apuntaba un reportaje de dicho periódico titulado “Condiciones de trabajo en Amazon: vigilancia fatal”, allí se hacía para cada empleado un seguimiento informatizado de “cuántos paquetes por minuto” gestionaba. Ese es un contexto que el especialista en el mundo del trabajo Peter Birke, del Instituto de Investigación Sociológica de Gotinga, ha calificado de “presión sistémica” para los trabajadores. 

Además, en Winsen ya se han producido brotes de coronavirus entre sus empleados. La Red de Redacciones de Alemania (RND, por sus siglas alemanas) recordaba al dar cuenta de las prohibiciones de mascarillas FFP2 en Winsen que allí, el pasado mes de mayo, más de 50 trabajadores se infectaron con el pandémico virus. El pasado mes de diciembre, en los centros de Bayreuth y de Garbsen se vivieron sendos brotes que dejaron más de 310 infectados. 

Amazon “pertenece a los ganadores de la pandemia”

No parece ser casualidad que otros expertos del mundo del trabajo alemán, como Klaus Dörre, del Instituto de Sociología de la Universidad de Jena, haya calificado de “escándalo” cómo Amazon se está comportando con sus empleados. “La empresa ha logrado inmensos beneficios en la pandemia, pertenece a los ganadores de la pandemia con unos beneficios que ha logrado con el trabajo de sus trabajadores, pero al mismo tiempo se evita darles a los empleados las mejores medidas de protección de la salud”, decía Dörre a la televisión pública alemana. 

Un político como el socialdemócrata Karl Lauterbach, diputado del Bundestag que en calidad de epidemiólogo de prestigio es una de las voces autorizadas para la lucha contra la pandemia, también se ha sumado a las críticas contra Amazon, acusando a la compañía de “poner en peligro a los trabajadores”.

La empresa, aludida por las revelaciones sobre lo que pasa en Winsen y los comentarios de expertos y voces relevantes como Lauterbach, se ha defendido sin cambiar de política. “Ponemos a disposición de nuestros trabajadores mascarillas quirúrgicas gratuitas, así mantenemos a nuestros trabajadores protegidos”, señalaban desde Amazon recientemente a la RND. Vista esa reacción, sigue vigente el titular del Die Tageszeitung a cuenta del comportamiento de la firma de Bezos en Winsen: “Las mascarillas FFP2 no son deseadas en Amazon”. 

En detrimento de la mejor protección de los trabajadores, la bautizada aquí como “discordia de las mascarillas” sigue abierta, mientras el negocio de Amazon se muestra imparable. Desde que el coronavirus se declaró pandemia, el valor de las acciones de la empresa estadounidense se ha doblado prácticamente. Si en marzo del año pasado el título de Amazon costaba unos 1.550 euros, a finales de esta semana la acción de la compañía estaba en 2.872 euros con tendencia al alza. El gigante de la distribución ganó 6.685 millones de euros en el primer trimestre de 2021, cuadriplicando el beneficio neto que registró en el mismo periodo del año pasado.

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