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El FMI pone más obstáculos en la negociación con Grecia y hace peligrar el acuerdo

Lagarde, junto a Juncker y Draghi, sentados juntos formando la triada de acreedores.

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A contracorriente. El Fondo Monetario Internacional (FMI) parece no tener voluntad de cerrar el acuerdo hoy con Grecia porque no le gustan “los parámetros” que ha presentado Atenas en el plan de ajustes extra que pretende lograr la extensión del rescate del país. Justo antes de reunirse con dos de los acreedores (el FMI y el BCE), el primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha asegurado a través de su cuenta en Twitter que “ciertas instituciones” no aceptan las medidas de ahorro presentadas por su gobierno, “algo que no había sucedido en los rescates anteriores -ni en Irlanda, ni en Portugal”.

El ataque directo de Tsipras a “ciertas instituciones” (en relación al FMI) ha tenido un impacto directo en las bolsas. El rechazo del Fondo parece deberse a que no está de acuerdo con el plan griego de recaudar 8.000 millones de euros con el aumento de impuestos y cotizaciones empresariales. Desde Atenas, un portavoz del Gobierno insistió en esas críticas y aseguró que era el FMI el que había dicho que la oferta presentada por Tsipras no era suficiente.

La posible negativa del FMI es especialmente significativa porque la primera obligación a la que tiene que hacer frente Grecia, el próximo 30 de junio, y que marca la casilla de salida del 'default' o impago de la deuda es, precisamente, con la institución con sede en Washington. Durante la última semana, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, ha hecho de 'poli malo' en las negociaciones, y no ha ocultado su enfado con las críticas que han llegado desde Syriza o desde el mismo ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, en las que se calificaba de “criminal” la política de préstamos que estaba llevando a cabo la institución.

Paradójicamente, los técnicos del FMI, liderados por el economista jefe Olivier Blanchard, han sido los que durante los últimos meses han cuestionado la utilidad del programa de rescate y han recordado que la troika también debe hacer concesiones porque la economía helena está al borde del precipicio.

Las filtraciones de Tsipras calientan la reunión triangular entre el líder heleno, Lagarde y Mario Draghi, presidente del BCE, que precede al Eurogrupo que celebrarán esta tarde los ministros de finanzas de la zona del euro.

Las reticencias del FMI pueden ser superadas con la ayuda del BCE, que es el que aún puede poner en marcha los mecanismos necesarios para inyectar fondos a Atenas y permitir que haga frente al pago de 1.600 millones de euros el próximo 30 de junio. Pero para eso, Draghi y el resto de socios del euro tienen que estar convencidos de la viabilidad del programa de rescate en Grecia.

El líder de Syriza se encuentra así entre la espada y la pared. Por un lado, la parte más radical de su partido no está de acuerdo con la rendición que suponen las concesiones en materia de recortes de pensiones y subidas de impuestos. Por otro, los acreedores le piden aún más esfuerzos para aceptar el acuerdo.

Aún parece más alejada la posibilidad de que los acreedores ofrezcan una quita de la deuda a cambio de los recortes pactados con Bruselas, tal y como exigen las bases de Syriza para votar el pacto.

La filtración de estas fricciones llega además en el primer día en el que la banca griega casi logra respirar por sí misma sin la ayuda del BCE, ya que, según algunas informaciones, el martes apenas se retiraron depósitos por valor de 100 millones de euros, frente al ritmo de más de 1.000 millones diarios de los últimos días.

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