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El “banco malo” reconoce que puede que no se recupere la inversión en el saneamiento inmobiliario de los bancos

Jaime Echegoyen, presidente de Sareb, y Ana Oramas, presidenta de la comisión de investigación sobre la crisis financiera.

Diego Larrouy

El presidente del “banco malo”, la Sareb, Jaime Echegoyen, ha asegurado este jueves que no es posible asegurar que “la inversión inicialmente hecha para la creación de la entidad vaya a ser totalmente recuperada”, debido a la naturaleza del organismo, llamado a reducir el peso de los activos inmobiliarios en los balances de las cajas rescatadas. El directivo ha defendido, por contra, que no será necesario hacer nuevas aportaciones de capital. “Trabajamos para ello”, ha señalado en la comisión de investigación sobre la crisis financiera en el Congreso de los Diputados.

Echegoyen ha asegurado en repetidas ocasiones que la entidad que preside adolece de problemas por la valoración inicial que se hizo de los activos que incluyó para sanear a las nueve empresas financieras que participaron.

“El proceso generó una minusvalía significativa inicial que todavía arrastramos”, ha subrayado Echegoyen, quien ha apuntado que esta realidad complica la capacidad de la entidad para desprenderse de activos a un precio que no suponga pérdidas contables, que complicarían la reducción de la importante deuda de la entidad.

Echegoyen ha lamentado en su comparecencia que la entidad “no pudo elegir” los activos que se incorporaban a su cartera, sino que vinieron decididos por las autoridades públicas. Ha añadido que estos activos se encontraban dispersos por toda la geografía y que incluso “de algunos no teníamos ni la llave”.

En este sentido, Pedro Saura, portavoz del PSOE en la comisión parlamentaria, ha asegurado que se debería realizar una auditoría pública de los activos de Sareb, para concretar el valor real de estos y cómo se valoraron.

El presidente de Sareb ha defendido la importancia de la entidad dentro de la recuperación del sistema financiero y ha argumentado que “países donde no se aportó por esta vía u otras similares, los problemas en su sistema financiero se mantienen”.

Para el futuro, Echegoyen ha asegurado que la empresa buscará en el corto plazo “acelerar” la desinversión para lograr reducir la deuda de la entidad. “Ahora mismo hay un viento de cola que tenemos que aprovechar”, ha subrayado. En esta estrategia ha encuadrado la salida a cotización de su socimi Témpore, con vivienda de alquiler, o la venta de préstamos.

El directivo ha anunciado, por otro lado, que la entidad ha trasladado a la Fiscalía 18 operaciones sospechosas que ha encontrado dentro de sus activos que podrían haber ocasionado un perjuicio de 355 millones de euros al organismo, propiedad en un 45% del Estado, a través del FROB.

“Hubo un diagnóstico erróneo”

En la comisión de este jueves también ha participado, Mariano Herrera García-Canturri, exdirector general de supervisión del Banco de España y ex presidente del FROB. El directivo, que estuvo imputado en el caso Bankia aunque finalmente no fue acusado, defendió que el verdadero problema de la crisis en España fue que “hubo un diagnóstico erróneo” de los años previos al estallido de la burbuja.

El directivo, que en aquellos años ocupó diversos cargos de supervisión en el organismo regulador, ha reconocido que el Banco de España ya apreció un crecimiento elevado de los créditos pero “no se previó que eso iba a terminar con los efectos que tuvo”. Tras ello, aseguró, “había ya un problema y se puede discutir el tratamiento, pero igualmente el coste iba a ser alto”.

Herrera ha descargado sin embargo al Banco de España, defendiendo que entonces “no existían las herramientas que hoy se tienen” para acometer el control de los bancos. Además, ha subrayado que las cajas de ahorro tuvieron una falta de control en materias como la de nombramientos, al no haber “filtros de calidad”.

El directivo, que estuvo al frente del Frob únicamente unos meses antes del rescate financiero de 2012, ha negado que los informes del Banco de España se “suavizasen” o que no se acometieran expedientes contra las entidades financieras. “Se abrieron varios contra entidades como Banco de España, pero han quedado en suspenso por estar el tema judicializado”, ha subrayado.

Respecto al Banco Popular, el responsable de la supervisión del Banco de España entre 2014 y 2017, ha asegurado que ya desde los años de la burbuja se apreciaba que estaba acometiendo inversiones inmobiliarias con “un riesgo alto” y que la inspección del organismo estaba “continuamente” en el Popular.

Tras ello, Herrera ha subrayado que el banco acometió provisiones y una reducción del pay out (porcentaje del beneficio que se destina a pagar dividendos) lo que le permitió, junto con operaciones como la ampliación de capital o la venta de activos con riesgo, superar los test de estrés de Oliver Wyman y, posteriormente, del BCE. Sobre su resolución y venta al Santander, el directivo no ha querido valorar, puesto que dejó el cargo en el Banco de España en febrero del año pasado, meses antes del proceso, debido a su imputación en el caso Bankia.

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