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Botellas de plástico 100% reciclado para el agua más responsable

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Cristina Castañer

Se le conoce como bottle-to-bottle y comienza en el momento en el que una botella de plástico se deposita en el contenedor amarillo para su reciclaje. Tras la clasificación de los envases, el plástico se deshace en pequeñas piezas que se lavan y se trituran para obtener plástico reciclado con el que crear nuevas botellas. Se trata de un proceso de apenas 60 días, frente a los años que tarda un envase en biodegradarse, y consigue que las botellas tengan infinitas vidas. 

Un compromiso que responde a la mayor conciencia medioambiental de la sociedad. Según el estudio ‘Cómo afecta la sostenibilidad a los hábitos de compra’, publicado por la Asociación de Fabricantes y Consumidores (AECOC), el 80% de los consumidores creen que los temas relacionados con la sostenibilidad son relevantes y el 44% afirma haber dejado de comprar productos de marcas que no consideran sostenibles. Un cambio de mentalidad y de hábitos que cobra aún más significado con la llamada ‘Recuperación verde’ como salida a la crisis económica. 

“Todos estamos muy orientados y preocupados por esta necesidad que la sociedad nos está marcando. Los mensajes del consumidor indican que el camino hacia una economía economía circular es irrenunciable y las marcas líderes tenemos la obligación, no solo de satisfacer esta demanda, sino de trabajar por adelantarnos”, asegura Javier Peña, director del negocio de aguas de Pascual. Su marca de agua mineral natural, Bezoya, acaba de lanzar al mercado sus botellas de 330 y 500 ml con 100% con plástico reciclado, material conocido como rPET y certificado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria. A finales de agosto, sus garrafas de cinco litros estarán hechas al completo con plástico reciclado y las botellas de 1,5 litros tendrán un 50% de este mismo material.

Un compromiso compartido

Bezoya, que desde 2017 ha reutilizado 2.437 toneladas de plástico reciclado (el equivalente a 100 millones de botellas de 1,5 litros), quiere llegar a 2022 con todos sus formatos hechos con rPET. “Es un reto complicado al no disponer, ni en España ni siquiera en Europa, de cantidad suficiente para que todos los envasadores y embotelladores podamos obtener este tipo de producto. Es más caro y una parte la tenemos que importar, pero aunque será una carrera dura, la vamos a competir”, señala Peña. 

Este cambio a plástico reciclado implica una reducción de emisiones equivalente al consumo de 4.059 vehículos diésel durante un año, o 1.243 veces la vuelta al mundo en coche. En este sentido, la responsabilidad de los consumidores es fundamental para revertir el proceso lineal de producción. “Tenemos que concienciarles para que entiendan los beneficios del reciclaje. Aunque hay avances significativos, hay que seguir trabajando para poder usar de nuevo esos residuos y no sobreexplotar los recursos”, afirma el director del negocio de aguas de Pascual. El compromiso para 2022 es que todas las botellas estén hechas al 100% de plástico reciclado.

En colaboración con Ecoembes, para el proceso de recogida selectiva y recuperación de envases, Bezoya dio una segunda vida a 84 millones de botellas de 1,5 litros en 2019. “Nuestro propósito es ofrecer un agua, ya de por sí muy diferente a las demás por su baja mineralización, en los envases más respetuosos del mercado, con plástico 100% reciclable y 100% reciclado. En el ADN de nuestra propia empresa siempre ha estado presente la sensibilidad de cuidar el medio ambiente”, explica Javier Peña. 

El valor de la economía circular

Al reto de ofrecer un producto responsable y con menos impacto, se le unen otras cuatro iniciativas para favorecer la economía circular: origen, envasado sostenible, movilidad sostenible y reciclaje. Es el ‘Compromiso Bezoya’, el que posiciona a la marca como abanderada de una sostenibilidad total en toda la cadena de valor:

  • Un manantial protegido: Bezoya preserva el entorno de su manantial, situado a 1.900 metros de altura en la Sierra de Guadarrama, a través de Red Natura 2000, la red ecológica europea de áreas de conservación de la biodiversidad.
  • Una fábrica sostenible: El 100% de la energía eléctrica utilizada en la plantas de Ortigosa del Monte y Trescasas provienen de fuentes de origen renovable. Además, el 100% de los residuos que se generan son aprovechados.
  • Fomento de la economía local: el 96% de sus compras son a proveedores locales españoles, además de trabajar con materias primas locales que garantizan la calidad del producto. 
  • Movilidad con menos emisiones: Bezoya da pasos hacia la descarbonización del transporte. Sus vehículos comerciales son 100% cero emisiones, mientras que su objetivo a corto plazo es que el 70% de las mercancías se muevan en camiones sostenibles.
  • Materiales alternativos: Innovación, investigación y búsqueda proactiva de materiales sostenibles para ser punta de lanza del sector y mejorar el futuro de la alimentación. 

Bezoya cerró 2019 con un incremento del 8% tanto en valor como en volumen, permitiendo a Pascual posicionarse como líder del mercado de agua mineral natural. “Como líderes tenemos la obligación de estar siempre a la vanguardia y escuchar al consumidor. No es suficiente con ofrecer un producto de altísima calidad, además tiene que ser sostenible. Tenemos que saber devolver a la sociedad parte de lo que la sociedad nos da”, concluye Javier Peña. Mientras, el bottle-to-bottle sigue trazando círculos a favor del planeta.

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