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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

En líneas generales...

Rajoy desvincula presentación de los presupuestos a tener el apoyo del PSOE

Juan Miguel Sans

En un documento oficial muy reciente en relación con el presupuesto previsto para 2017, la Comisión Europea ha declarado que el Gobierno español cumple “en líneas generales” con los objetivos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y las normas de disciplina fiscal pactadas con las instituciones europeas. “ Broadly” es la expresión concreta que utiliza la Comisión.

¿Qué significa una fórmula tan ambigua como “en líneas generales”?

En mi opinión significa que la Comisión Europea no se cree, con buen criterio, las previsiones de déficit del gobierno español, pero por motivos de prudencia política no se atreve a declararlo explícitamente y en consecuencia le amenaza (invitar es la fórmula cortés) “a tomar medidas adicionales si las desviaciones implican un mayor riesgo de incumplir sus compromisos con el Consejo Europeo”. Como diría alguien que todos conocemos, “fin de la cita”.

Vayamos al fondo de la cuestión.

El gobierno español se ha comprometido a alcanzar en 2017 un déficit del 3,1%. Bruselas calcula que, una vez más, incumplirá. Rajoy no ha cumplido nunca como presidente del Gobierno la regla del déficit, el objetivo previsto y piensa que el déficit se situará en el 3,3 %. Además, no oculta que cree que en 2018 tampoco cumplirá los objetivos pactados. Según sus estimaciones e déficit será del 2,8 %, seis décimas más de lo previsto por el Gobierno español.

Es decir, que a pesar de las subidas de impuestos del pasado diciembre, que han afectado especialmente al impuesto de sociedades, no cumpliremos los objetivos previstos. Esto, en román paladino, significa que habrá o nuevas subidas de impuestos o recortes del gasto público. Como dice la Comisión Europea, “ medidas adicionales”.

Así que en mi opinión asistiremos a próximas subidas de impuestos, previsiblemente de algunos epígrafes del IVA. En la situación parlamentaria actual es difícil que el gobierno tenga capacidad de maniobra para recortar gastos. Subir el IVA puede afectar al consumo privado que es una de las variables sobre las que asienta el gobierno el futuro crecimiento del PIB así que entraremos en lo que a los economistas les gusta llamar un “círculo vicioso”.

¿Cómo “podemos” (no es una ironía) salir de este atolladero?

Los inversores necesitan - si de lo que se trata es recuperar la inversión privada para que crezca la economía- estabilidad política, confianza y seguridad jurídica. Todo esto ha brillado por su ausencia en los últimos años. Es difícil lograrlo cuando unos están encantados de mantenerse en el sillón de mando, otros siguen enfrascados en guerras internas ajenos a los problemas de los ciudadanos y los demás se han convertido en casta a velocidad de vértigo.

Los que critican la transición democrática en España debieran hacer examen de conciencia. Corremos el riesgo de asistir a un largo periodo de estancamiento económico con apenas creación de empleo, que además será de mala calidad. Estamos en un momento crítico. Así que hoy necesitamos, como entonces, un gran pacto político y económico para la restauración de la confianza democrática y la recuperación económica. En lo que concierne a la política económica, esto se llamaba antes política de rentas. Difícil de lograrlo tal como están las cosas. Si los partidos políticos, como hemos dicho, están en lo suyo, la patronal y los sindicatos viven todavía en el siglo XIX.

Las prioridades están claras y no sería difícil ponerse de acuerdo sobre las mismas (educación, sanidad, modelo productivo, empleo, marginación social). El problema es que debiéramos abordar estos problemas con los mismos recursos que tenemos ahora. No tenemos capacidad para aumentar la presión fiscal de los que están ya con el agua al cuello o de las empresas de las que necesitamos (y requerimos) que reinviertan una parte de sus resultados. Esto significa que estamos obligados a realizar una redistribución del gasto público y, por desgracia, no tenemos criterios objetivos de selección para llevarla a cabo porque durante mucho tiempo nadie ha querido poner en práctica una verdadera política de evaluación de las políticas públicas. Una política de evaluación realizada por una entidad independiente. Una política de evaluación preocupada por el análisis coste beneficio de las mismas y no sólo por su grado de ejecución. Demasiados intereses puestos en peligro.

También habría que ponerse de acuerdo para abordar aquellas otras reformas institucionales que no suponen incremento del gasto pero que requieren liderazgo y arrojo político. No se abordarán, por falta de acuerdo, ni la reforma del mercado de trabajo, ni la reforma fiscal entre otras. Nos vamos a quedar con una reforma a medias de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y todos tan contentos.

Nadie de fuera nos va sacar esta vez de esta situación. Trump levantando la bandera del proteccionismo, la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, ensimismada en su isla y los líderes europeos pensando en cómo defender cada uno lo suyo. Tendremos esta vez que hacer el esfuerzo nosotros solos. Ahora tampoco tenemos la devaluación como solución de emergencia. Y los problemas son urgentes y de envergadura. José Luis Curbelo, en un artículo de próxima publicación, titulado “Las amenazas de la economía 4.0”, editado en un libro homenaje al profesor Cuadrado Roura, dice que vivimos en un tiempo de disrupción tecnológica, lo que Schumpeter denominaba destrucción creativa, y que para los nuevos tiempos económicos se requerirán nuevas regulaciones. No está mal que tomemos la iniciativa ya que nadie lo va hacer por nosotros. Y tiene que ser la iniciativa ciudadana quién debe sacudirse el sopor y la anestesia social y empujar a la clase política a que asuma sus responsabilidades. Se trta de ganar la opinión pública antes de que venga otro Trump y se apropie del discurso de la crítica a las élites.

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