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“El cáncer de piel es el más frecuente, pero el que más se cura”

Dos personas toman el sol.

Eduardo Azumendi

“El sol no es malo. Es la fuente de la vida y, además, afecta de manera positiva a la mente”. Es la aseveración de Jesús Gardeazábal, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital de Cruces. Sin embargo,una exposición continuada al sol sin protección puede resultar muy peligrosa. Gardeazabal ha impartido la conferencia La piel y el sol. Una nueva cultura saludable al aire libre, dentro de los cursos de verano organizados por la Universidad del País Vasco.

El cuerpo humano está diseñado para evitar los efectos perjudiciales de los rayos ultravioleta b, los que causan la mayoría de problemas de piel  provenientes del sol. “El bronceado, por ejemplo, es una defensa del cuerpo contra los rayos ultravioleta b”, apunta el doctor. No obstante, los problemas surgen cuando la exposición a los rayos es excesiva o se realiza sin ningún tipo de precaución. “La quemadura solar es un efecto secundario del exceso de rayos ultravioleta”.

Dentro de los rayos ultravioleta, existen diferentes tipos. Por un lado los ultravioleta c (UVC), que no llegan a la tierra gracias a la capa de ozono. Por otro lado, los ultravioleta b (UVB), los que causan la mayoría de problemas relacionados con la piel y los ultravioleta a (UVA), aquellos que se utilizan en las cabinas bronceadoras.

Los efectos adversos de la excesiva exposición al sol (a los rayos UVB y UVA) pueden presentarse de formas diferentes. Desde quemaduras, algunas de las cuales pueden llegar a ser de segundo grado, reacciones alérgicas, consecuencias estéticas como el fotoenvejecimiento y, en el peor de los casos, la aparición de cáncer de piel. “Se trata del cáncer más frecuente. Por lo normal, crecen lentamente y se pueden tratar de diferentes maneras. Es el cáncer que más se cura”.

Varios tipos de cánceres de piel

Existen varios tipos de cáncer de piel. Por un lado el carcinoma basocelular, que es poco agresivo y solo local, es decir, se disemina con poca frecuencia hasta otras partes del cuerpo. Por otro lado, el melanoma, menos frecuente, pero que “puede llegar a ser mortal”. Es más probable que invada los tejidos cercanos y se disemine hasta otras partes del cuerpo.

Respecto a los factores que influyen en la radiación solar, “la inclinación del sol es la clave para recibir más o menos UVB, que es el causante de la mayoría de los problemas en la piel”. Un 21 de septiembre, por ejemplo, se recibe aproximadamente la misma radiación que el 21 de marzo. Por lo tanto, “el día del año en el que la verticalidad del sol es mayor en el hemisferio norte es el día en que se produce el solsticio de verano, el 21 de junio. La hora del día en la que el sol está más vertical son las dos de la tarde”.

“La sensación térmica”, añade, “no tiene nada que ver con la cantidad de rayos recibidos. La cantidad de UVB recibidos depende de la capa de ozono. Por eso, en diciembre, aunque la temperatura sea de 28 grados, es más difícil quemarnos aunque no nos hayamos dado crema”.

Existen otros factores externos que también influyen en la cantidad de radiación que se recibe. En primer lugar, la altitud: “cuanto más alto estamos más radiación recibimos”. En segundo lugar la nubosidad, que, a diferencia de la creencia popular “no anula la radiación”. Y por último, los reflectores. “Si vamos a la nieve, además del sol directo, el que proviene del sol, recibimos el que se refleja en la nieve, que es el mayor reflector natural existente”.

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