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Mutilación Genital Femenina: no es solo cosa de África

Boko Mohammed, una "mutiladora profesional", sostiene la cuchilla que ha utilizado durante años para practicar la ablación en su comunidad etíope, donde se decidió abandonar la práctica

Alba Díaz de Sarralde

Se llama Mutilación Genital Femenina -MGF- o ablación, y es una práctica con fuertes y ancestrales raíces socioculturales, sobre todo, en países del África subsahariana. La Organización Mundial de la Salud la define como “una serie de procedimientos que, de forma intencional y por motivos no médicos, alteran o lesionan los órganos genitales femeninos”. Internacionalmente, es reconocida como una extrema violación de los derechos humanos; también es una forma de violencia extrema contra las mujeres.

La práctica no solo perpetúa la desigualdad de género y la discriminación, sino que también afecta seriamente la salud y al bienestar de mujeres y niñas. Según Unicef, a más de 125 millones de mujeres y niñas. Según la comunidad, se considera “decisiva para preservar la identidad étnica y de género, proteger la feminidad, la pureza y la virginidad, garantizar el 'honor de la familia', asegurar el matrimonio o mantener una higiene saludable” según la Fundación Wassu-UAB para la prevención de la MGF a través de la investigación antropológica y médica.

Las consecuancias, sin embargo, van desde hemorragias hasta dificultades en el parto. 30 millones de niñas están en riesgo de ser mutiladas. Aunque la ablación esté enraizada sobre todo en 28 países africanos, también se proviene algunos países de Asia y Oriente medio. Y proviene, porque la mutilación ya no es solo cosa de los países donde se originó: las personas migran con su cultura, de modo que la MGF pervive en diáspora y se practica en Europa, Australia o Estados Unidos. Según Unicef, “una de las violaciones de los derechos humanos más persistentes y omnipresentes, y que además es silenciosamente tolerada”.

Y las sociedades están reaccionando. Bilbao comenzó en 2008, cuando dentro del marco del Programa Mujer, Salud y Violencia empezó a tratar el tema con las propias mujeres provenientes de estos países. Surgió del Consejo Municipal de las Mujeres de Bilbao, para empoderar a sus compañeras inmigrantes desde el aprendizaje de la autogestión de su salud de manera integral y sistémica.

Colaboraron precisamente con la fundación Wassu-UAB, desde la cual se defiende que la clave para eliminar esta forma de violencia contra las mujeres es la educación y la formación de las personas. En Bilbao se han impartido numerosas sesiones, en las que han participado también hombres. Algunos de ellos nunca habían cuestionado una práctica tan ancestral; para ello, la razón de apoyarla era el desconocimiento del dolor y el sufrimiento que provoca.

Según la directora de Wassu-UAB, la profesora Adriana Kaplan, “muchas veces no existe una justificación explícita para realizarla, sino que proceden directamente a la práctica”. Afirma además en un estudio que realizó en 2006 que “cuando se les pregunta, una de las principales razones por las que se defiende la práctica es la higiene: una mujer circuncidada es una mujer limpia”. En Gambia y Senegal, a las que no lo están se les llama 'solima', 'sucia', y nadie toca los alimentos o el agua que manipule.

En 2015 se lanzó el primer Protocolo Interinstitucional de la Prevención de la Mutilación Genital Femenina de Euskadi. Fue un trabajo conjunto entre los servicios sanitarios, educativos, sociales, de igualdad y la colaboración del tejido asociativo, en el que no solo se diseñaron los pasos para actuar con las personas afectadas, sino también en cómo abordar el tema desde las diferentes disciplinas.

Euskadi tiene, así, su Guía de Actuaciones Recomendadas en el Sistema Sanitario. En ella los y las profesionales afirman que la ablación es una práctica “oculta a los ojos de las personas que vivimos en los países desarrollados”. Afirman que tienen que interiorizarla como un problema de salud para “ayudar a prevenir su práctica y evitar las consecuencias en las niñas y mujeres de nuestra comunidad que la pueden sufrir”.

Los y las pediatras fueron quienes primero detectaron la necesidad de la inclusión de la MGF dentro de la problemática de cuidados de la salud de las niñas inmigrantes que viajaban a sus países de origen. Además, en 2011, en el hospital de Basurto se detectaron algunos casos, algo que dejó al descubierto el total desconocimiento sobre el tema a nivel sanitario.

Emakunde también enfrenta esta forma de violencia de género. En su último informe sobre la situación de la MGF en Euskadi, en la que también participó la Fundación Wassu, insiste en la necesidad de una prevención en un territorio con cada vez más inmigración, siempre desde el trabajo de la enseñanza.

La ablación está contemplada en España por la Ley Orgánica 3/2005, de 8 de julio, de modificación de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial, para perseguir extraterritorialmente la práctica de la mutilación genital femenina: “El hecho de que sean una práctica tradicional en algunos países de los que son originarios los inmigrantes en los países de la Unión Europea no puede considerarse una justificación para no prevenir, perseguir y castigar semejante vulneración de los derechos humanos”.

Aun así, la fundación que dirige la profesora Kaplan no impone el cambio y va más allá: “Transferimos conocimientos, empoderando y creando oportunidades para que las personas puedan tomar decisiones informadas”. Su primera ponencia en Euskadi fue en 2012, cuando bajo el nombre 'Mutilaciones genitales femeninas: avances interdisciplinares', participó en las jornadas 'Las mil caras de la violencia contra las mujeres' de la mano de la Asamblea de Mujeres de Araba en Vitoria-Gasteiz.

Wassu-UAB también trabaja en Gambia, donde la asociación toma el nombre Wassu Gambia Kafo. El trabajo de campo y de sensibilización que allí realizan desde 2012, cuenta ya con un cambio radical en el país: donde hace catorce años no se podía ni sensibilizar sobre el tema, hace solo dos se aprobó la primera ley que pena la MGF.

Desde entonces ha mantenido el contacto con la comunidad autónoma y ha gestionado los trabajos realizados desde su fundación mediante los convenios de colaboración firmados con las diputaciones. El objetivo: mejorar las condiciones de vida de mujeres y niñas, así como la salud materno-infantil, reconociendo su derecho a la integridad y libertad personal, en condición de igualdad social. La forma: que sea la información la que promueva el abandono de esta práctica, interiorizada e invisibilizada, de violencia extrema contra las mujeres.

Navarra

En Navarra, se han cumplido más de diez años del proyecto de prevención de mutilación genital femenina de Médicos del Mundo Navarra. Se ha trabajado con más de 6.000 personas de la comunidad africana en la Comunidad foral, de las cuáles el 83 % son mujeres y el 17 % hombres.

También, en este periodo, se logró la aprobación en 2013, por parte del Gobierno de Navarra, del protocolo de Prevención y Actuación ante la MGF, que describe todos los niveles de actuación de las administraciones, las entidades y las profesionales que intervienen en la prevención y la actuación ante la MGF.

Asimismo, han participado en el citado proyecto, desde su inicio hasta el momento actual, un total de 50 personas voluntarias y 10 mediadoras y mediadores. Entre las iniciativas desarrolladas por el trabajo del voluntariado, se produjo el documental 'Sinin mira'.

En lo que respecta a los talleres destinados a mujeres, se han realizado 221 en los que han participado 4.856 personas y se han abordado temáticas como la salud sexual y reproductiva, la prevención de enfermedades de transmisión sexual o los riegos y consecuencias de mutilación genital femenina.

Además, se han impulsado 38 talleres en los que han participado 988 hombres, 826 en Pamplona y su comarca, 123 en Tudela y 39 en Cintruénigo.

Igualmente Médicos del Mundo Navarra ha impartido formación relacionada con la MGF a un total de 917 profesionale;, 557 del ámbito sanitario, 174 del ámbito social y 186 del educativo.

Las mediadoras, procedentes de países africanos en los que se practica la MGF, son clave en la intervención de Médicos del Mundo, porque consiguen un acceso muy directo a las familias en riesgo. En la actualidad, Farmata Watt y Fátima Djarra son quienes ejecutan el citado proyecto en Navarra, si bien hay un equipo de mediadoras y mediadores que acompañan este trabajo.

En el último año se han realizado cerca de 150 intervenciones de mediación intercultural dentro de los servicios sanitarios especializados, como obstetricia y ginecología en el conjunto del Estado.

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