El Gobierno vasco prepara una norma para regular la instalación de parques fotovoltaicos flotantes en Euskadi
El viceconsejero de Medio Ambiente, Josu Bilbao, del equipo del consejero Mikel Jauregi, ha firmado hace unos días una resolución para someter a consulta una propuesta para regular la instalación de plantas fotovoltaicas flotantes en láminas de agua. En Euskadi, que lleva años sumida en un debate sobre el alcance del despliegue de las energías renovables, hasta el momento solamente se conoce un proyecto de estas características. Son unas placas solares que se instalaron en 2023 en la balsa del parque tecnológico de Miñano, a las afueras de Vitoria.
El Gobierno vasco explica que el Estado promulgó en julio de 2024 un decreto para regular este tipo de parques flotantes en las cuencas hidrográficas cuya gestión corresponde al Gobierno central. El Ejecutivo interpreta que ahora se hace “recomendable” elaborar una normativa autonómica tanto para posibles permisos en las cuencas internas de la comunidad autónoma como para la “clarificación” de la normativa básica en otros puntos.
En Euskadi, esas “cuencas internas” son básicamente zonas del interior de Bizkaia y Gipuzkoa. El resto de la vertiente cantábrica que pueda afectar a masas de agua de varias comunidades la gestiona el Estado, así como la mayoría del territorio alavés a través de la Confederación Hidrográfica del Ebro. De hecho, esta propuesta no afectaría a los mayores embalses de la comunidad autónoma, los del sistema del Zadorra en el entorno de Vitoria.
La resolución remarca que Euskadi tiene una ley aprobada recientemente, en 2024, que marca unos objetivos de peso de las renovables en el 'mix' energético -un 32% en 2030, muy lejos de los parámetros actuales- y añade que “fomentar” cualquier tipo de iniciativa es importante para “contribuir” a esas metas. “Las plantas fotovoltaicas flotantes en dominio público hidráulico abren nuevas oportunidades de generación eléctrica de origen renovable”, defiende el Gobierno vasco, que incluso apunta a que “pueden ralentizar el crecimiento de fitoplancton en masas de agua eutrofizadas”.
Se argumenta que “el desarrollo de estas instalaciones es reciente” y que por motivos de “cautela” es “preciso incorporar una serie de condiciones”. Se trata de “programas de seguimiento” para “asegurar la ausencia de impactos que pueden generar estas instalaciones sobre el medio acuático”, alega el viceconsejero de Medio Ambiente. Hay que “estudiar” posibles “medidas adicionales”, incide.
Ahora mismo hay una “ausencia” de regulación autonómica. Y, según el Gobierno, este tipo de proyectos pueden servir como “medida de fomento de energías renovables dentro del proceso de transición energética”. Pero todo ha de hacerse “de una forma compatible con los objetivos medioambientales de las masas de agua”.
Fue en febrero de este año cuando se hizo la presentación oficial del proyecto iniciado en 2023 en Miñano y que es el primero de estas características en Euskadi. Según los datos que se facilitaron, 196 paneles “bifaciales” de 106 kwp de potencia proporcionan el 30% del consumo del edificio central administrativo del parque tecnológico de Álava. Es el equivalente “al consumo eléctrico de 35 hogares” y operan “incluso en condiciones climáticas muy adversas”. El proyecto lo lidera una 'startup' llamada EMICA Solar, de Bizkaia.
Su director, Jon Ander Agirrebengoa, dijo en la presentación que la producción con placas flotantes podría proporcionar en España 20 GW. Un estudio teniendo en cuenta las balsas de riego de la Llanada Alavesa apunta a 40 MW en esa zona. “En España, excluidos los embalses, existen en torno a 60.000 balsas de agua susceptibles de acoger instalaciones fotovoltaicas”, agregó la empresa..
Según EMICA, en Euskadi “hasta la fecha no se ha llevado a cabo ningún estudio de prospectiva exhaustivo, pero existen balsas de riego e industriales, antiguos pozos mineros y varios embalses susceptibles de acoger instalaciones fotovoltaicas flotantes”. “La energía fotovoltaica flotante está indicada para aguas calmadas (dársenas, lagos y lagunas), o bien almacenamientos artificiales (balsas, grandes estanques depósitos para riego o abastecimiento, pantanos). Sus principales ventajas respecto a un parque fotovoltaico convencional en tierra son que, por un lado, no invade suelo aprovechable para usos agrícolas, y por otro presenta un mejor rendimiento y aprovechamiento energético de los paneles, por el enfriamiento que produce el agua y la reducción del polvo en suspensión”, explican.
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