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Las horas extraordinarias siguen al alza en la Ertzaintza por la falta de plantilla y cuestan más de un millón de euros al mes

Agentes de la Ertzaintza, en el despliegue especial de esta semana en Bilbao por la visita del PSG a San Mamés

Iker Rioja Andueza

Vitoria —

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A la plantilla estructural de la Ertzaintza, los 8.000 efectivos prometidos en 2004, le faltan más de 700 ahora mismo. Y eso multiplica las horas extraordinarias. Algunos datos: en 2020, el coste mensual para gratificar económicamente esos llamamientos era de 0,3 millones y, hasta agosto, la media en 2025 era de más del triple, 1,01 millones. Y subirá cuando se cierre el año, porque en ese momento entró en vigor el nuevo convenio, con mejoras también en las cuantías. 4.971 agentes, el equivalente al 68% de la plantilla, han sido propuestos para ampliar turnos.

Los llamamientos han sido 42.052 entre enero y octubre y las horas extraordinarias 375.849,35. Esto es, cada día se acumulan 1.236 prolongaciones de jornada. Un porcentaje muy alto, más de 300.000 del total, se compensan con pagos, aunque el resto también con descansos. Las cifras salen de un informe entregado al Parlamento Vasco por el consejero de Seguridad, Bingen Zupiria, como respuesta a una solicitud del PP, en concreto de Ainhoa Domaica.

Los más de 8 millones gastados en este concepto hasta agosto superan con claridad los 7,5 gastados hasta diciembre en 2024, así como los 6,6 de todo 2023, los 5,7 de 2022, los 4,7 de 2021 y los 3,6 de 2020. Ese año, hace solamente cinco, las horas extraordinarias totales fueron 179.305,01, 491 por día. 8 millones de euros es el 1% del gasto total previsto para la Ertzaintza en 2026, unos 802 millones.

Los Gobiernos central y vasco acordaron en 2004 una dotación de 8.000 efectivos para la Ertzaintza. Salvo en un momento puntual en 2011 nunca se ha cumplido. De hecho, el consejero Zupiria presentó hace solamente unas semanas un “plan de empleo” para acompasar nuevas promociones, ascensos y jubilaciones de modo que en 2030, en un lustro, se pueda lograr el objetivo. Y prometió que no bastaría con llegar a ello, sino que lo que se persigue es que se mantenga en el tiempo.

Sergio Gómez de Segura, líder del sindicato Erne, el de mayor implantación en la Ertzaintza, insiste en que es un problema “estructural” y que a la Administración le sale “barato” optar por este modelo de refuerzos. Expone que si faltan más de 700 efectivos y el salario medio es de entre 45.000 y 50.000 euros anuales, más cotizaciones a la Seguridad Social, el coste anual en horas extraordinarias comporta un “ahorro” claro y una precarización de la plantilla.

Esta central demanda una “coordinación real” con los cuerpos locales, “sobre todo en las capitales”. Vitoria y Donostia tienen unos 300 uniformados y Bilbao 900 y “es precios evitar que se dupliquen servicios”. Las fuerzas municipales pueden tener interinos, recuerda Erne. Gómez de Segura avisa de que la Ertzaintza ha asumido nuevas funciones recientemente con los mismos efectivos, por ejemplo el control de las zonas portuarias, y lamenta que se haya renunciado desde hace años a hacer servicios como los controles de acceso de algunas instituciones. En la academia y en la base central de la Ertzaintza los hacen agentes privados.

Por su parte, según el análisis que ha realizado el sindicato Esan, el segundo del cuerpo, el problema de las horas extraordinarias es “una realidad contundente”. Son “más de 375.000 horas totales generadas únicamente para tapar déficits estructurales”. “Estos números no describen una organización planificada; describen un sistema sostenido artificialmente por refuerzos permanentes. La Ertzaintza está funcionando gracias al sobreesfuerzo continuado de su personal, no gracias a una estructura adecuada. La Administración está manteniendo un modelo que exprime sin tregua a los ertzainas. Los refuerzos son ya la norma, no la excepción. Y esto tiene consecuencias graves”, sostienen.

Consideran que “miles de agentes están siendo llamados una y otra vez en sus días libres”. “El descanso reglamentario se ha convertido en un lujo”, ironizan. Y avisan de que hay días de asuntos particulares “sistemáticamente denegados”, así como retrasos en otras licencias de antigüedad o incluso en vacaciones. “Es un modelo insostenible, que tarde o temprano provoca bajas, errores operativos y riesgos innecesarios”, alerta Esan.

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