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Hostales a 300 euros y horas de cola para lograr un 'selfie' con famosos: el precio de ser escenario de cine por una semana

La actriz Penélope Cruz a su llegada a Donostia, donde recibirá el Premio Nacional de Cinematografía.

Maialen Ferreira

17 de septiembre de 2022 21:46 h

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“Alba, esta tarde vienen famosos, ¿hasta qué hora puedes quedarte?”, le pregunta Leire, de 13 años, a su amiga, mientras pasean por el Boulevard donostiarra. A Alba, que lleva la camiseta de la Real Sociedad en honor a la victoria de su equipo contra Omonia en el partido de la Europa League jugado el día anterior, se le abren los ojos de par en par. “Hasta las diez, comemos y vamos”, le responde entusiasmada. Desde primera hora de la mañana de este viernes la capital guipuzcoana se convertía en sí misma en un plató de cine. Cámaras de televisión, fotógrafos y alfombras rojas en los escaparates y hoteles, más allá de la colocada frente al majestuoso Hotel María Cristina, esperaban la llegada de actrices, actores y cineastas al Festival de San Sebastián.

Las primeras colas se han formado en las taquillas del Kursaal, mientras profesionales del sector, periodistas y los primeros aficionados recogían sus acreditaciones. Entre ellos, Thomas, Johanna y Aurel, recién llegados de Francia. “Acabamos de llegar hace una hora y estamos deseando que todo empiece. Seremos parte del Jurado de la Juventud, así que veremos muchas películas”, explica Thomas, el único de los tres que sabe hablar en castellano. Su función como jurado joven, en el que pueden participar jóvenes de entre 18 y 25 años, es elegir la película ganadora del Premio de la Juventud. Optan a este premio las películas de la sección New Directors, así como las primeras y segundas obras que participen en la sección Horizontes Latinos. Esto implica un promedio de tres películas diarias. “Tenemos mucho trabajo por delante, pero nos encanta porque nos gusta mucho el cine”, asegura.

Las vallas metálicas rodean el Hotel María Cristina mientras a cada hora se van sumando las personas apiladas a ellas para ver la llegada de los famosos. Santiago Pérez ha sido uno de los primeros en llegar. Su empresa, en Venezuela, su país natal, le ha trasladado a Donostia este año y, aprovechando que vive en la ciudad, ha planeado un itinerario que durará toda la semana para poder conocer a sus actrices favoritas y acudir a la gala de Clausura, cuyo precio ronda los 70 euros. “Ya me he sacado foto con Penélope Cruz, tengo el autógrafo de Leiva y también el de Paco León”, cuenta a la vez que muestra las dos firmas sobre el cuaderno de Zinemaldia, en el que aparecen todas las películas sus horarios para poder verlas. “Hasta que no vea a Olivia Wilde no me muevo de aquí”, asegura convencido.

En la parte trasera del hotel, una veintena de chicas, en su mayoría adolescentes, rodean una cabina con publicidad de la red social 'TikTok'. Dentro de la cabina se encuentra uno de sus actores favoritos, el ganador al Goya al mejor actor revelación en 2016 y protagonista de series españolas de fama internacional como 'Élite' o 'La Casa de Papel, Miguel Herrán. Herrán presenta junto a Fernando Tejero este viernes la película 'Modelo 77' y aprovecha para realizar entrevistas antes de la presentación, mientras sus fans tratan de seguirle para conseguir la ansiada foto con él. Amalia y Joana, madre e hija, la han conseguido. “La espera no ha sido muy larga, sabíamos que iba a estar por aquí y hemos venido corriendo. Nos hacía mucha ilusión conocerle porque nos gusta desde que lo vimos en 'Élite'”, explica Amalia, quien asegura que “pronto” verá la película que estrena en Zinemaldia, pues no han conseguido entradas para el festival.

El ambiente del festival se traslada a toda la ciudad, pero en especial a la Parte Vieja, donde desde primera hora de la tarde fanáticos del cine optan por visitar la ciudad, hacer compras y, sobre todo, disfrutar de la hostelería. Las marquesinas de los autobuses llevan la cara de Javier Bardem y carteles gigantes de 'Bardo', la última película del mexicano Alejandro González Iñárritu. Desde la oficina de Turismo de Donostia ya cuentan con los primeros datos: más de 900 personas al día llegan en busca de información. “Es indiscutible que el Festival de San Sebastián mueve muchísimo turismo. Esta semana, junto con el verano, es muy importante para la ciudad. Llegan muchos turistas nacionales, pero lo cierto es que más internacionales a ver el festival”, explica uno de los trabajadores detrás de un mostrador repleto de productos promocionales del festival.

Los bares cercanos al Kursaal son conscientes de los beneficios que les supone contar con un festival del calibre del que se celebra a lo largo de la próxima semana en Donostia. Juanra, del Café Santana, uno de los primeros bares que se ven al salir de las proyecciones, confiesa que para el bar en el que trabaja, la semana del Zinemaldia junto con la Semana Grande “es la semana más importante del año”. “Estamos viendo que hay gente, igual menos que otros años, porque todavía es el principio, pero ya empiezan a llegar los primeros sobre todo a comer y después de las proyecciones. También llegan muchos a primera hora a desayunar”, explica el camarero.

En el Casco Viejo, sin embargo, el revuelo empieza a partir de medio día, la hora perfecta para empezar con los pintxos. Tania lleva más de nueve años trabajando en el bar Beti Alai y asegura que el festival no supone un aumento significativo en sus clientes. “No lo notamos mucho. No es como en verano, que el Casco se llena de turistas. En septiembre hay, pero no tanto y no creo que sea por el festival”, confiesa mientras sirve a una mesa de dos franceses. La mayoría de los clientes del bar, al menos en ese momento, son en su mayoría extranjeros.

Pese a que la primera edición del festival fuera concebida en 1953 bajo el nombre de Semana Internacional del Cine con el objetivo de impulsar el comercio local, Lourdes Lázaro, representante de Ba Gera, Asociación de Comercio Hostelería y Servicios de Donostia, explica que lo que Tania describe ocurre porque el turista que se acerca a Zinemaldia “tiene poco tiempo y en unas horas determinadas para consumir”. “El festival ayuda a generar un ambiente positivo y bueno que invita a consumir más, pero no hay un retorno tan directo en el pequeño comercio. Hay un efecto llamada, significativo sobre todo para la hostelería, pero tiene que ser a una hora determinada, por la mañana, cuando las películas aún no han empezado o por la noche, cuando las proyecciones acaban y los espectadores salen a tomar algo”, asegura Lázaro, quien detalla que un espectador habitual de Zinemaldia “no compra porque no quiere estar con bolsas en el cine”, pero sí que “ayuda a conocer el producto”. “Ven lo que hay y a qué sitios ir y las compras las realizan en otro momento, cuando les sea más cómodo”, sostiene. Eso sí, la mayoría de los hoteles del centro han sufrido un aumento en sus precios hasta el punto de que, dos noches en un hostal esta semana pueden llegar a rondar los 300 euros, cuando lo normal es que cueste al rededor de 50 euros la noche en el centro de la capital.

La financiación del festival, en torno a los 8 millones de euros al año, se logra a través de patrocinios y subvenciones que, a partes iguales, le otorgan el Ayuntamiento de San Sebastián, la Diputación de Gipuzkoa, el Gobierno vasco y el Ministerio de Cultura. Además, el Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales (ICAA), dependiente de este último, dedica casi la mitad de su presupuesto de apoyo a festivales de cine españoles, 2.200.000 euros, al Festival de San Sebastián. No obstante, las dos ediciones realizadas durante la pandemia, que en 2020 se celebró con público reducido al 40% y en 2021 se amplió hasta el 85% supusieron pérdidas de más de un millón de euros, entre taquilla y patrocinadores. Sin aforo reducido y con las fiestas y galas repletas de gente, Donostia espera retomar lo que por dos años ha quedado parado y vivir la esencia del festival que le convierte, cada año, en una gran alfombra roja.

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