Condenado por violación Ben McLemore, el jugador que el Breogán mantuvo en su plantilla tras conocer la acusación
Un jurado del condado de Clackamas (Oregón) condenó este jueves a Ben McLemore, exjugador del Río Breogán de Lugo, por violar a una mujer de 21 años en 2021, cuando militaba en los Portland Trail Blazers de la NBA. La denuncia se conoció en abril del año pasado. En aquel momento, el escolta —que tuvo que acudir a declarar a Oregón y quedó libre bajo fianza— formaba parte del club lucense, que decidió mantenerlo en la plantilla hasta el final de aquella temporada.
McLemore, de 32 años, fue condenado por violación en primer grado, “penetración sexual ilegal” en primer grado y abuso sexual en segundo grado. Recibirá la sentencia el próximo 9 de julio, tal y como informó el condado de Clakamas en un comunicado recogido por EFE.
Elegido en el draft de 2013 en el puesto 7 por los Sacramento Kings, McLemore disputó nueve temporadas en la NBA y pasó por otros equipos como los Memphis Grizzlies, los Houston Rockets, Los Angeles Lakers y los Portland Trail Blazers. Después, probó suerte fuera de Estados Unidos en el baloncesto chino y griego antes de fichar por el Río Breogán en el mercado de invierno, procedente del AEK de Atenas. De Lugo se fue a la liga turca.
No era el primer incidente en el que se veía envuelto desde su llegada a Galicia. En marzo de 2024, un mes antes de que trascendiese la acusación de violación, McLemore fue denunciado por la Policía Local de Lugo por conducir ebrio, negarse a realizar la prueba de alcoholemia y enfrentarse a los agentes.
“Facultado para continuar prestando servicios deportivos”
Los hechos sucedieron en el año 2021, en Portland, cuando McLemore era jugador de los Trail Blazers. En una fiesta en casa de un compañero de plantilla mantuvo relaciones —según él, consentidas— con la mujer que después lo acusó de violación y otros cuatro delitos sexuales.
En abril de 2024, el escolta viajó a su país para declarar ante la justicia y quedó libre después de pagar una fianza de 50.000 dólares y con el compromiso de presentarse de nuevo el 1 de julio. Para entonces, el Breogán había finalizado ya la temporada y conseguido el objetivo de la permanencia en ACB. El concurso de McLemore fue clave: sus números, en los 18 partidos que jugó, fueron de 12,2 puntos, 2,6 rebotes y 1,4 asistencias.
McLemore no fue convocado para el primer partido tras su regreso de Oregón, pero se reincorporó al trabajo apenas unos días después. Antes, había emitido un comunicado defendiendo su inocencia. “Los cargos que me presentaron ante el tribunal parecen alegar que en 2021 yo tuve relaciones sexuales con una mujer que estaba demasiado ebria para dar su consentimiento”.
“No me acusan de usar fuerza física para violar a alguien. Más bien, se me acusa de participar en actividades sexuales con alguien que ahora afirma que no dio su consentimiento. Yo no violé a esta mujer. No soy sexualmente abusivo. Nunca he buscado una relación sexual cuando he entendido que la mujer no estaba interesada en mí”, aseguraba el alero, quien afirmaba su convencimiento de que “la verdad saldrá a la luz”.
El club, por su parte, argumentó que “una vez comprobada la situación actual del jugador”, constató “que la autoridad judicial le faculta la utilización de su pasaporte con libertad para, entre otros aspectos, continuar su prestación de servicios laborales y deportivos en nuestro club, por lo que acatamos y respetamos la decisión judicial”.
En su escrito, el Bregoán añadía que McLemore “mostró su completa disposición para seguir colaborando con la justicia y continuar con su compromiso claro con el Club, el personal y el cuerpo técnico” y reiteraba que la entidad “siempre expresó y reitera el más absoluto rechazo a cualquier tipo de violencia” al tiempo que “manifiesta y solicita el respeto al principio de presunción de inocencia”.
Entre las críticas recibidas por esa decisión, una de las más duras fue la de la peña Embreogados, que la calificó de “esperpento”. En redes sociales anunciaron que, visto que el objetivo era “sobreproteger la imagen del club por encima de todo”, esperarían a conocer la sentencia y, si era favorable a la víctima, no pararían hasta que el consejo de administración y el director general dimitiesen “en bloque”. “Tolerancia cero —acompañado por un corazón violeta— con culpables y cómplices de semejante esperpento”.
En enero, la presidenta del club, Carmen Lence, se refería al caso como “el más difícil de gestionar” de su primer año en el cargo. “Era realmente delicado. No tomamos una decisión a la ligera”, aseguró en una entrevista en La Voz de Galicia. “Tuve conversaciones con las abogadas de McLemore para conocer realmente a lo que nos estábamos enfrentando y la acusación que había. También preguntamos a gente que se había enfrentado antes a situaciones de este tipo, hablamos con la ACB, que se mostró muy proactiva a ayudarnos, y tomamos la decisión en base a muchos criterios”.
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