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A la espera de fuertes olas y marea alta para intentar desencallar el buque embarrancado en la costa de A Coruña

Vista del Blue Star, encallado en Ares

Miguel Pardo

Al menos veinte días. Es el tiempo que, como mínimo, estará encallado el barco quimiquero Blue Star en la costa de Ares (A Coruña). Eso, si el plan para intentar remolcarlo funciona la primera después de que los trabajos para retirar las 125 toneladas de gasóleo, fuel y aceites que contenía en su interior hayan finalizado la pasada semana.

La empresa SMIT Salvage, contratada por la empresa armadora del buque, ha trazado un plan para intentar el remolque del Blue Star esta semana, entre los días 11 y 16 de diciembre. Está previsto que en ese intervalo llegue “el momento en el que se dé una combinación idónea de marea alta y empeoramiento del mar”, tal y como ha explicado la Delegación del Gobierno central en Galicia. Esa jornada sería el día 14, aunque finalmente el primer intento será este mismo lunes. El éxito, paradójicamente, para la retirada del barco encallado en las rocas “dependerá de que haya mal tiempo” y de que grandes olas y un elevado nivel del mar ayuden en la operación, detalla el director general de la Marina Mercante, Benito Núñez.

Será en ese momento de mar bravo y grandes olas cuando se intente el remolque de un quimiquero que embarrancó en la costa en las últimas horas del pasado 22 de noviembre tras un problema que dejó al buque a merced del mar en medio de un fuerte temporal. Vacío de carga –iba a cargar al puerto de A Coruña–, el Blue Star partió hacia el muelle coruñés cuando el fuerte viento y las grandes olas lo arrastraron hacia la costa.

El periplo hasta encallar y un rescate complejo

El barco estaba fondeado desde el jueves 21 en la ría de Ares, abrigado ante el temporal. Poco antes de las diez de la noche del viernes, día 22, decidió salir de la ría hacia A Coruña. Entonces, desde la torre de Control Marítimo coruñesa lo instarona colocarse a una distancia prudente para poder ser remolcado en una maniobra normal en la zona y en esas condiciones.

Pero apenas unos minutos después, el buque perdía velocidad tras un incendio a bordo, se queda sin máquina y se acerca peligrosamente a las piedras. Apagado el fuego, pero a la deriva, el remolcador María Pita decide salir desde A Coruña y llega poco antes de las 12 de la noche a una zona a la que se incorporan después una embarcación Salvamar y el helicóptero Helimer. Con el quimiquero encallado, y desde primeras horas de la mañana, vecinos de la zona comenzaron a acercase al entorno de As Mirandas. El fantasma del Prestige regresaba a la memoria colectiva pocos días después del 17º aniversario del siniestro.

Las dificultades para remolcar el Blue Star fueron evidentes desde un principio. Remolcadores con más potencia, como el Don Inda o el Ibaizabal, no pudieron tampoco retirar el buque tras romperse varios cabos en varios intentos. Finalmente, el armador contrató a la empresa SMIT, que tuvo que presentar un plan de reflote ante Capitanía Marítima. El Gobierno central, ante el riesgo de vertido, advirtió de que el plan debería priorizar el vaciado del fuel y del gasóleo, una operación que debía hacerse antes de intentar el remolque.

Así se hizo. Durante días, muchos de ellos con un mal tiempo que dificultó las operaciones, se llevaron a cabo trabajos para el vaciado de los líquidos contaminantes. Fue necesario construir pistas para el acercamiento de los camiones cisternas a los acantilados, asentar el terreno y montar una tirolina para trasladar las mangueras y otras herramientas al buque. Finalmente, el pasado lunes, finalizaba el trasvase de las más de 120 toneladas de gasóleo, fuel y aceites.

Aire a presión para intentar salir de las rocas

Ahora se llevará a cabo el intento de reflote del barco, una operación compleja mediante la inyección de aire “a presión en los tanques de lastre” para conseguir que el barco gane flotabilidad, momento en el que, si hay olas altas, dos remolcadores, que suman 350 toneladas de tiro, tirarán del buque. En la zona permanecerán el Don Inda y el Helimer de Salvamento Marítimo para labores de traslado de personal “si hiciera falta” y se llevará a cabo un “seguimiento diario y control de las operaciones para comprobar que el plan de reflote se va cumpliendo”.

Para evitar problemas, SMIT comprobará antes los daños y sellará las zonas necesarias, además de soldar en popa los refuerzos para que la toma de los remolques sea segura. El director general de la Marina Mercante advierte de que en esta próxima semana “se esperará el momento adecuado” para realizar la actuación ya que “la operación llevará unas horas”. “Si el armador presentó este plan es porque confía en su éxito”, dijo, tras señalar que el diseño ha corrido íntegramente a cargo de SMIT pero que es revisado por la autoridad marítima española.

Respuestas pendientes

Por su parte, el delegado del Gobierno en Galicia, Javier Losada, destaca que la retirada del fuel y el gasóleo se ha realizado “con éxito” y que la actuación se completó en una semana “desde el inicio esta primera fase”. Tan sólo hubo un pequeño susto con un pequeño vertido de tres metros cuadrados.

Quedan ahora, como casi siempre, los análisis que vendrán tras la retirada del buque y el fin de cualquier riesgo. Las cuestiones sobre cómo un buque fondeado entre dos grandes puertos exteriores, el de A Coruña y el de Ferrol, acaba encallado y con problemas a pocos kilómetros de cada uno de ellos. O si es recomendable que acabe siendo una empresa holandesa la que acabe por ocuparse de un problema que es cotidioano en la costa atlántica gallega, especialmente en el norte. O también si una zona que actúa como fondeadero no debería tener remolcadores con mayor potencia de tiro dispuestos a actuar desde un primero momento.

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