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La jueza archiva las denuncias de abusos sexuales contra el exdirector de un colegio al considerar que llegaron tarde

Instalaciones del colegio Labor en Vigo

Gonzalo Cortizo / Raúl Novoa

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Las denuncias de abuso sexual presentadas por un grupo de siete mujeres de Vigo contra quien fuera el director de su colegio han sido rechazadas por la juez que lleva el caso, al entender que las víctimas han tardado demasiado en alzar la voz. La decisión se produce pocos meses después de la entrada en vigor de una reforma penal, la llamada 'Ley Rhodes', que amplía hasta los 35 años de edad el momento en el que el reloj de caducidad penal empieza a correr para las víctimas de abusos sexuales que se decidan a presentar una denuncia sobre hechos sucedidos cuando eran menores de edad. La jueza entiende que los hechos prescribieron estando en vigor la ley anterior y que la nueva norma no puede reabrir casos ya prescritos, aunque nunca hayan sido denunciados.

La reforma legal fue aprobada en junio de este año para solucionar los límites que impedían a muchas víctimas de abuso sexual alcanzar a tiempo un equilibrio y aceptación del daño recibido que les permitiera iniciar un proceso legal. Anteriormente, los plazos de prescripción empezaban a contar con la mayoría de edad del denunciante. Ahora ese límite se fija en los 35 años de edad. Sin embargo, la jueza que ha archivado el caso considera en su auto que la reforma legal ha llegado demasiado tarde para estas siete mujeres.

La magistrada argumenta que los presuntos delitos denunciados por las exalumnas del Colegio Labor de Vigo ya habían prescrito cuando la nueva legislación salió del Congreso de los Diputados y llegó al Boletín Oficial del Estado. En el mismo sentido, aclara que no se puede reactivar una presunta responsabilidad criminal cuando esta ya se considera extinguida.

En el ordenamiento penal español, los delitos prescriben en diferentes momentos según su gravedad y las penas de cárcel que acarreen las posibles condenas. En el caso de los delitos sexuales, los plazos de prescripción van desde los cinco hasta los 15 años. Esos plazos comienzan a correr cuando la víctima cumple 35 años o 18, según la legislación que afecte a cada caso.

El delito de abuso sexual está regulado por los artículos 181 y 182 del Código Penal y la pena prevista más leve es de entre uno y tres años de prisión y prescribe a los cinco años. Antes de la nueva ley, los abusos sexuales (tocamientos o masturbación) a menores de edad prescribían entre 5 y 10 años a partir de la mayoría de edad de la víctima y dependiendo fecha de los hechos. Las agresiones sexuales (penetración o felación) a menores prescribían entre los 10 y 15 años, también a partir de que la víctima superase la mayoría de edad. Lo que hizo la nueva norma es estirar el plazo a los 35 años de la víctima para calcular la prescripción, pero según se extrae de la decisión judicial, esta no puede aplicarse si ese tiempo que calculaba la ley anterior ya ha transcurrido. Por ejemplo, en caso de que una víctima hubiera sido abusada en 2014 (con 16 años de edad) y se decidiese a denunciar en 2021, no llegaría a tiempo para acogerse a la nueva legislación.

El archivo ordenado por la titular del juzgado número siete de Vigo libra, por el momento, al acusado, Sergio Saborido Comesaña, de cualquier responsabilidad sobre las víctimas que decidieron denunciarle este verano, primero en redes sociales y después ante el juzgado.

¿“Vigués distinguido” o pedófilo?

Las denuncias empezaron a cobrar forma con la concesión del premio “Vigués Distinguido” al Colegio Labor, que Saborido recibió en 2019 de manos del alcalde vigués, Abel Caballero, por sus años al frente del colegio privado Labor de Vigo. Aquel reconocimiento removió el dolor de las siete mujeres que, tras conocer los cambios legales en las prescripciones de este tipo de delitos, decidieron presentar dar el primer paso contando su historia a finales de agosto y, después, presentándose en un juzgado.

“En vez de ser premiado como vigués distinguido, debería serlo como pedófilo”. aseguró Lauren Watson en su cuenta personal de Instagram en agosto. Siete excompañeras de estudios siguieron sus pasos.

Las prácticas que esta mujer le imputa a quien fue director de su colegio se resumen en el siguiente relato: “Siempre me decía que yo era especial y fue poco a poco: me tocaba el pelo, las piernas, me decía que era muy bonita, que me sentase en su regazo…”. “Un día, dando clases de matemáticas me llevó a su casa y me dejaba ver ‘Los Serrano’, que en mi casa estaba prohibido. Me dijo que iba a dibujar mientras estaba tumbada. Al ver los dibujos, yo salía en ellos desnuda. Le dije que estaba nerviosa y que quería salir de allí. Él decía que estuviese tranquila”. Tras insistir en querer escapar, “me dejó ir, me acompañó por unos pasadizos y cogió mi cuerpo, lo apretó contra la pared, me agarró y me empezó a besar en la boca”. Ese fue mi primer beso, con ese señor de 85 años“.

Tras el escándalo generado por las revelaciones de Lauren y el resto de sus compañeras, el centro escolar emitió un comunicado anunciando una investigación, cuyos resultados, si es que los hay, se desconocen. Ahora, la denuncia formal presentada ante los tribunales por el grupo de siete mujeres ha acabado en un cajón con el argumento de que las presuntas víctimas de Sergio Saborido deberían haber actuado antes. Las siete presuntas víctimas de este docente jubilado se están planteando presentar recurso contra la decisión judicial.

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