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La crisis económica de las mujeres gallegas por el coronavirus: más empleo destruido, más afectadas por ERTE y más cuidados no remunerados

Imagen de archivo de dos mujeres con carritos de bebé

Beatriz Muñoz

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El año de la pandemia ha impactado de lleno en la situación sociolaboral de las mujeres gallegas. Doce meses después de que se confirmasen los primeros casos de coronavirus y el país quedase casi paralizado, las consecuencias económicas son una mayor destrucción de empleo femenino, más mujeres que hombres afectadas por expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) en sectores con un futuro incierto y la vuelta de muchas de ellas al hogar y a cuidados no remunerados.

En 2020 se destruyeron 15.100 empleos en Galicia. El 62,2% los ocupaban mujeres. Ellas eran el 57% de las personas desempleadas que había en el mes de febrero en la comunidad, según los datos del paro registrado. Están más presentes en actividades del sector servicios, como la hostelería o el comercio, que se han enfrentado a cierres y restricciones en este último año. Por este motivo representan un porcentaje mayor entre los trabajadores afectados por expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). Son también el 57%. Lo que de inicio parece un dato positivo, puesto que estos mecanismos evitaron que se disparase el paro, se convierte en otro motivo para la preocupación: la crisis se prolonga y los sindicatos dan por hecho que muchos de estos ERTE se terminarán convirtiendo en despidos.

Un ejemplo es el de Lucía Resúa, cocinera hasta enero en un restaurante compostelano que ha acabado tirando la toalla y cerrando. Tras 35 años de actividad y pese a que ha mantenido un servicio de comidas para llevar estos meses, la Bodeguilla de San Roque ha bajado la persiana. Tras el ERTE inicial, Resúa se encuentra ahora sin trabajo en un sector que acaba de reabrir en Galicia tras un mes clausurado. “¿Buscas un trabajo para que igual estés una semana y luego haya que volver a cerrar? Es todo una incertidumbre...y el papeleo, los ERTE, el paro, que si cobras o no...Muchas veces compensaría seguir en el paro sabiendo que vas a cobrar”, resume. Está por ver, dice, cuántos de los locales de hostelería que han ido aguantado de verdad logran superar esta crisis.

La Confederación Intersindical Galega (CIG) señala en su informe anual sobre la situación sociolaboral femenina en Galicia que los ERTE consiguieron amortiguar el impacto en el empleo, pero solo a corto plazo. “Los datos más básicos que facilita la EPA de 2020 ya ofrecen un adelanto de que va a ser la mujer la gran perjudicada de esta penúltima crisis”, indica el documento, que se refiere a que las cifras de población ocupada cayeron más entre ellas. El sindicato apunta que las mujeres tienen más contratos temporales que los hombres y las empresas optaron por los despidos antes que por los expedientes de regulación en este tipo de vínculos laborales.

“Todas las desigualdades que existían la pandemia lo que hizo fue agravarlas, empezando por el paro y sin contar con los ERTE y si tendrán fecha de caducidad”, resume Mamen Sabio, la secretaria de Muller e Igualdade de CC.OO. en Galicia. Agrega que la temporalidad se ha incrementado, que el trabajo femenino está “muy precarizado” y que persiste la brecha salarial. Marga Corral, de la CIG, la cifra en el 20,5%. La diferencia se acorta respecto a años anteriores, pero la sindicalista lo atribuye a que han empeorado las condiciones de los hombres. Los datos recopilados por el sindicato muestran que el salario medio anual de las mujeres fue de 17.511 euros en Galiciaen 2020, es decir, 4.527 euros menos que el promedio masculino. “De mantenerse esta progresión, las mujeres necesitaríamos 300 años para equipararnos a los hombres”, destaca.

La crisis económica que sigue a la sanitaria ha expulsado a más de 10.000 mujeres directamente fuera del mercado de trabajo y las ha devuelto a tareas de cuidados no remuneradas. El número de las que se dedican a labores de la casa creció un 5,7% en 2020 en Galicia. La balanza confirma que el peso no ha dejado de estar en el lado femenino: hay 10.000 mujeres más dedicadas al hogar pero el número de hombres creció en menos de 4.000. Ellas son casi 180.000 y ellos, 32.000.

Los datos demuestran, a juicio de Marga Corral, que la gestión de la pandemia y las políticas previas que “dejaron de fortalecer” el sistema público de cuidados devolvieron “de forma brutal” a las mujeres al hogar. Destaca que las primeras medidas tomadas en marzo de 2020 con el aumento de casos de coronavirus en España y en Galicia fueron cerrar los colegios y los centros de día. Y fueron las mujeres las que hicieron el esfuerzo de conciliación de forma mayoritaria, agrega. “Demuestra lo pobre que era el mensaje de corresponsabilidad de los hombres en los últimos años. No hubo una incorporación masculina en tiempos de pandemia”.

Coincide el secretario general de UGT en Galicia, José Antonio Gómez: “Se demostró que las mujeres fueron las que pagaron más las consecuencias, en términos de actividad y de que tuvieron que seguir ejerciendo el rol de cuidados. Si analizamos los datos, vemos que las mujeres fueron las que pidieron más excedencias, permisos no retribuidos...Los desequilibrios y las desigualdades de género aumentaron con la pandemia”.

Las movilizaciones feministas convocadas en Galicia para este 8 de marzo han elegido un año más un lema que pone el foco en tareas tradicionalmente de mujeres: “Sin cuidados no hay vida”. Los sindicatos inciden también en que a los cuidados no se les da el valor social y económico que tienen. Gómez pide “dignificarlos” y acabar con unas condiciones laborales “bastante pésimas”. Sabio critica que, pese al carácter esencial de los trabajos feminizados, el mercado laboral les devuelve “bofetadas” y retribuciones en el entorno del salario mínimo. Corral cree que los datos “son suficientes para que haya un cambio de sistema”. Históricamente, dice, estas tareas fueron “las más lumpen, por así decirlo”, pero ve necesario que, en adelante, “las vidas estén en el centro de las políticas públicas”.

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