Cuando Weber escandalizó a Feijóo
“Estado es aquella comunidad humana que, dentro de un determinado territorio, reclama (con éxito) para sí el monopolio de la violencia física legítima. El distintivo de nuestro tiempo es que a todas las demás asociaciones e individuos solo se les concede el derecho a la violencia física en la medida en que el Estado lo permite”. Cuando el sociólogo y economista Max Weber pronunció su conferencia La política como vocación, que pasaría a la historia como parte de la obra El político y el científico, faltaban 90 años para que Alberto Núñez Feijóo fuera investido presidente de la Xunta. Casi un siglo después de que Weber definiera el Estado como la “relación de dominación de hombres sobre hombres que se sostiene por medio de la violencia legítima” tal definición, de uso común en el ámbito del derecho y de la ciencia política, dio lugar este martes a un agrio debate en la Cámara gallega.
Tal polémica llegó en el marco de la sesión de control al presidente. En su turno de palabra la viceportavoz de AGE, Yolanda Díaz, introdujo su pregunta sobre “recortes sociales y destrucción de empleo” haciendo mención a que el Estado se “reserva el ejercicio de la violencia”. “Está escrito”, subrayó, cuando comenzó a percibirse en la bancada popular una contrariedad que confirmó el propio Feijóo en su respuesta. “El Diario de Sesiones de hoy recogerá una de sus afirmaciones sobre que el Estado lo que se reserva es el ejercicio de la violencia”, afeó. “Soy el representante ordinario del Estado en Galicia y no puedo aceptar ese tipo de maniqueísmos”, acusó. “Hable menos de violencia, porque hay algunos que la sufren más”.
“Señor presidente, me preocupa en serio”, retomó Díaz entre la hilaridad de algunos miembros de la oposición. “Que un licenciado en Derecho no sepa que el monopolio sobre el ejercicio de la violencia recae en el Estado, según dicen administrativistas tan importantes como Carro Valmayor, me preocupa porque estamos en muy malas manos”, dijo la parlamentaria, para quien es “normal” que “sus diputados y diputadas” secunden la posición del presidente “de manera gregaria en términos políticos”. “Pero lo suyo es preocupante”, afirma.
La controversia aun aumentó más en el turno de cierre del presidente. “Defender el Estado de Derecho no es ejercer ninguna actividad violenta, al contrario, es prevenir la violencia”, señaló, antes de centrarse en censurar lo que, a su juicio, es “violencia” de Alternativa Galega de Esquerda. “Violencia es llamar estercolero a esta Cámara, es llamarle canallas al grupo parlamentario escogido por los gallegos –en referencia a*Xosé Manuel Beiras–”. Violencia, afirma, también es “estar todos los días enfrentando a los gallegos, insultando a un Gobierno democrático, insultando a los gallegos porque votan cada cuatro años libremente”. La de AGE, resume, es “la mayor violencia que hemos tenido en treinta años de democracia”. Mientras, el Ejecutivo autonómico representa “el diálogo y las libertades”.
“Castelao estaría de acuerdo conmigo”
No fue esta la única controversia con raíces históricas de la sesión de control en este pleno extraordinario. Antes de Weber ya había salido a la palestra una figura más habitual en el Pazo do Hórreo, Castelao. En primera instancia fue a través del portavoz del BNG, Francisco Jorquera, quien le recordó al presidente que en los últimos días se “reclamó heredero del testamento político del Sempre en Galiza” y, por lo tanto, lo instó a asumir también las opiniones del intelectual galleguista en ámbitos como los impuestos o la defensa del país en términos nacionales.
“Estoy convencido de que Castelao estaría de acuerdo conmigo”, aseguró Feijóo tras anunciar que “llegarán a Galicia 17 millones de euros” del impuesto estatal sobre depósitos bancarios que el Ejecutivo gallego había rechazado previamente. Según el titular de la Xunta, el Bloque “instrumentaliza a Castelao”. “No sé que es lo que le dice Castelao cuando sabe las cosas que ustedes apoyaban en Madrid” durante los gobiernos de Zapatero, le replicó a Jorquera.