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Cuando la revista Wired tiró el dinero al subestimar el potencial de Bitcoin

Wired

Lucía El Asri

El pasado 7 de febrero la mayor plataforma de intercambio de la moneda virtual Bitcoin, MtGox, suspendía sus transacciones habituales sin avisar a su clientes, dando lugar a la peor crisis de esta moneda hasta el momento. MtGox, después de declararse en bancarrota en Japón – alegando la pérdida de 500 millones de dólares -, pidió protección provisoria en Estados Unidos. Se acogía así al capítulo 15 establecido por el código de este país para las empresas extranjeras, a la espera de saber si Japón acudirá a su rescate.

Según la operadora – que seguía cotizando con normalidad en China, Europa y Estados Unidos -, dicha pérdida habría afectado al total de sus existencias (unos 750.000 bitcoines pertenecientes tanto a la propia empresa - unos 100.000 -, como a sus 127.000 clientes). Podría haberse debido a un robo cibernético que fue facilitado por un fallo en el sistema. De momento, el gobierno japonés no puede determinar con seguridad si se trata de un robo o si es que la empresa estaba en bancarrota y no podía hacer frente a su actividad. Desde que MtGox anunciara la paralización de su actividad, su web oficial permanece en blanco.

Mientras tanto, otro mercado de intercambio de bitcoines, Flexcoin, también ha cerrado tras otro supuesto ataque en el que habrían sido robadas centenares de monedas y anunciar que la empresa estaba camino de la quiebra. En su página web, decía: “El 02 de marzo de 2014 Flexcoin fue atacado y despojado de todas las monedas que poseía en 'hot wallet'. El atacante huyó con 896 BTC. Como Flexcoin no tiene recursos, bienes ni otra vía para reintegrar lo perdido, cerramos nuestras puertas de manera inmediata. Flexcoin intentará trabajar con la policía para rastrear la fuente del hackeo”.

Bitcoin antes del cierre de Mt.Gox

Lógicamente, la moneda virtual valía muy poco cuando fue creada en 2009, pero llegó a cotizar a más de mil dólares a finales de 2013. Si en 2011 un bitcóin valía alrededor de 9 dólares; a principios de 2013 su precio había aumentado a unos 20. En marzo de ese mismo año, el valor del BTC llegó a los 40 dólares, un mes después se había duplicado, y ya en abril la unidad de esta criptomoneda se cambiaba por cerca de 235 dólares.

El valor de esta criptodivisa ha sufrido muchas fluctuaciones desde su nacimiento, pero la tendencia general ha sido al alza. Tal vez sea porque su creciente popular ha atraído más demanda, y esa demanda ha contribuido a elevar el precio de forma consecuente.

Algunos de los primeros propietarios compraron bitcoines por un precio irrisorio (si no las minaron ellos mismos). Muchos olvidaron incluso que las habían adquirido, dada su aparente insignificancia inicial. Sin embargo, pasados un par de años, el dinero que habían invertido se había multiplicado hasta límites insospechados. Así, por ejemplo, quien había comprado un puñado de bitcoines por 19 euros, dos años después tenía cerca de 650.000.

Wired menospreció Bitcoin

Algo así pudo ocurrir con la prestigiosa revista Wired. En mayo de 2013, la publicación recibió un ejemplar de ‘BFL Jalapeno’, un 'hardware' que se emplea para minar criptomonedas. Como ya sabréis, la forma más artesanal de conseguir bitcoines es la minería, que consiste en ceder capacidad de procesamiento a la comunidad (dejando que la tarjeta gráfica de tu ordenador o aparatos como el BFL Jalapeno resuelvan complejas operaciones matemáticas), a cambio de optar al siguiente bitcóin que se 'emita'. ¿Y para qué se emplea esa potencia de computación? Entre otras cosas, para que exista un mecanismo de control de las actividades de los miembros de este sistema descentralizado (en ausencia de un supervisor central).

El caso es que la revista Wired transmitió en vivo cómo una pequeña caja negra participaba del proceso de creación de bitcoines. En aquel momento, el algoritmo que sustenta la red hacía que cada diez minutos alguien, de forma aleatoria, se hiciera con 25 nuevas monedas. Actualmente, el número de bitcoines generados es mucho menor, y por eso se necesitan cada vez más ordenadores - y más potentes - para participar en el proceso de minería. Esto es así porque hay un límite de producción de bitcoines. Algún día dejarán de 'emitirse' y a medida que se acerca la fecha es más difícil conseguir nuevas monedas.

Wired la denominó “la máquina de hacer dinero”. Pero se hizo una pregunta supuestamente relacionada con la ética: ¿qué podemos hacer con ese dinero? En un primer momento bromearon gastarlo en su robot de cerveza, después se plantearon destinarlo a una obra de caridad y enviar el dinero a la Iniciativa Nacional de Matemáticas y Ciencias, pero finalmente Wired consideró que sería poco ético sacar partido de la minería gracias un producto que habían obtenido de forma gratuita y que, además, era una unidad de prueba enviada por sus desarrolladores.

Una decisión poco ética

Además, después de probar el BFL Jalapeno, la conclusión a la que llegó la revista fue que, en realidad, la moneda electrónica no era más que una “abstracción”. Entonces, ¿qué decidieron? Supuestamente destruir la clave privada de su cuenta de Bitcoin, lo que dejaba bajo llave -para toda la eternidad y en una caja fuerte digital- el beneficio de sus criptomonedas, que en aquel momento no era demasiado elevado.

Ante este gesto, las reacciones no se hicieron esperar. Nick Bright decía: “¿Acabo de leer un artículo que habla sobre quemar el dinero? Estoy confuso. ¿Puede alguien explicarme por favor, por el amor de Dios, por qué el autor de este artículo está tirando el dinero?”. Tearrje opinaba: “No puedo creer que no hayan dado los beneficios a la caridad si realmente estaban preocupados por la ética”. Leandro Oliva, en Twitter, añadía: “Wired demuestra cómo funciona la explotación minera de Bitcoin, pero la ética, aparentemente, no cubre la caridad”. Bitcoin Jobe decía: “Si no se preocupan por la alimentación de los hambrientos, donen sus bitcoines a alguien como yo y daremos caridad”.

¿Pero qué hubiera pasado si Wired no se hubiera deshecho - siempre supuestamente - de su clave privada? Pues que el valor de los bitcoines en manos de la revista se hubiera multiplicado de forma notable. Bueno, hay que decir “supuestamente” porque nadie sabe si la empresa se deshizo realmente de la contraseña o si la guardó a hurtadillas alguno de sus empleados. De ser así, habría por ahí un individuo con una cartera virtual repleta que se empeña en guardar silencio.

Además, según Wired, tal vez sería posible recuperar la rompiendo el cifrado SHA-256 que la protege. No sería una tarea fácil, puesto que, en principio, se trata de un algoritmo muy seguro.

Y ahora, ¿qué?

Lo que ocurrirá a partir de ahora con Bitcoin es difícil de predecir. De momento, la actividad sigue su curso. Países como España o Irlanda acaban de estrenar sus primeros cajeros automáticos de la criptomoneda en Barcelona y Dublín. Sin embargo, la cotización de la criptomoneda ha caído bruscamente (ronda los 600 dólares) al verse afectada la confianza de los usuarios por el cierre de Mt.Gox.

Los expertos consideran que el cierre de dos mercados de intercambio no pone en jaque a la divisa, pero sí a las plataformas que operan con ella, puesto que no todas tienen suficientes medidas de seguridad contra los 'hackers' y deberán trabajar en esa línea de cara al futuro.

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