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¿Te suena el chamacoco? Es una de las lenguas moribundas que sobreviven gracias a la tecnología

Australia, América Central y América del Norte son la cuna de las lenguas en peligro de extinción

Lucía El Asri

Muchos habitantes del norte de África aún conservan su lengua, aquella que pasó de padres a hijos y que, sin embargo, hoy se ve desintegrada en diversas variantes – rifeño, tachlhit y tamazight. Por eso el tamazigh es hoy una lengua débil, fruto de la convivencia con el árabe y de su predominio. Pero ellos, los imazighan, son gente que respeta su cultura y mantiene la esperanza de que su lengua perviva en el tiempo, aunque sus nietos tengan dificultades para entenderla.

Utilizan Facebook para aprender y enseñar palabras que es posible que nunca antes hayan escuchado. Ahora, incluso, han conseguido que Microsoft integre el alfabeto en su sistema. Ellos lo tienen claro: “Nzemmar a nejj tutlayt nnegh teddar” (“Lograremos mantener viva nuestra lengua”).

No tienen suerte. Forman parte de las 2741 lenguas en peligro de extinción - registradas por la UNESCO - que existen hoy en día en el mundo. Aunque Australia, América Latina y América del Norte son los lugares donde más lenguas corren peligro de ser olvidadas en pocos años. Los esfuerzos para que eso no suceda son destacables especialmente en el caso de las lenguas americanas. Sus hablantes no han dudado en hacer uso de las tecnologías para que sus nietos y bisnietos tengan la oportunidad de revivir las palabras que mejor definen sus orígenes.

Diccionarios digitales para la conservación

Anna Luisa forma parte del instituto Living Tongues, que trabaja desde distintos puntos – aunque con sede en Nueva York - para capacitar a aquellos hablantes jóvenes que quieren rescatar y promover el idioma de sus ancestros. Habitualmente son personas bilingües que hablan la lengua en peligro y la predominante de su país de nacimiento, y aprenden a utilizar el 'software' necesario para analizar, grabar y aprender vocabulario nuevo.

Lo más importante de su proyecto, y del de los lingüistas Gregory Anderson y David Harrison, es que en él se implica de forma directa a los propios hablantes que, al final, son los que dirigen los proyectos. “Ellos saben qué necesitan sus lenguas para ser rescatadas”.

Por eso consideran oportuno que algunos de esos jóvenes se reúnan y construyan herramientas. Concretamente los “diccionarios hablados” se han convertido en una tendencia. Hace un año Living Tongues consiguió reunir en Chile a doce hablantes de diferentes países que fabricaron sus propios diccionarios bajo un proyecto bautizado como Voces duraderas. Aquí un ejemplo del diccionario que crearon para la lengua nahuat pipil:

También hay comunidades con escaso o nulo acceso a herramientas digitales y tecnológicas, como es el caso del pueblo de la India que habla el matukar panau, que raramente podrá beneficiarse del diccionario que Living Tongues está fabricando sobre su lengua y que muy posiblemente quedará relegado a curiosos e investigadores.

Pero más allá de los diccionarios, la acción el instituto facilita en ocasiones la tecnología necesaria para “producir cultura”. Andrés Osuna, uno de los 500 últimos hablantes de chamacoco en Paraguay, lo sabe bien: ahora tiene un ordenador portátil – el único de la zona – con el que dar voz a su comunidad. Con él y con una cámara de fotos ha conseguido publicar ya dos libros, uno sobre plantas medicinales de su región y otro sobre mitos y leyendas de su pueblo. “Gracias a esto consigue el rescate lingüístico, cultural y territorial de su comunidad”, explica a HojaDeRouter.com Anna Luisa.

Bibliotecas virtuales

Las bibliotecas virtuales también son necesarias para hacer que la documentación de otros lenguajes en peligro pueda llegar a nuestras manos. ¿Conocías a los hablantes del ‘Ös'? Aunque viven en la zona de Siberia central su lengua tiene descendencia turca. Livin Tongues te invita a dar un paseo por sus costumbres a través de vídeos, fotos, documentos y audios:

Carlos Enrique Cortez sabe muy bien cómo funcionan estos recursos. Trabaja en elaborar una biblioteca virtual mediante vídeos con la que enseñar su lengua, el nahuat pipil - de la que actualmente quedan 200 hablantes – especialmente entre niños. Hasta hace poco tiempo se pensaba que en El Salvador nadie la hablaba ya, hasta que se descubrió que Cortez y su comunidad – de unas 30 personas – lo hacían.

Su proyecto es similar al de Margaret Noodin, profesora en la Universidad de Michigan que tiene la intención de que, en un futuro, todo el mundo hable Anishinaabemjig, la lengua de una comunidad que se extiende por Quebec, Ontario, Manitoba, Saskatchewan, Alberta, Dakota del Norte, Michigan, Wisconsin y Minnesota. Noodin explica a este medio que, a través del sitio web Ojibwe.net, cualquier persona puede estudiar el idioma, aunque sencillo no parece. ¿Por qué internet? “Porque es la mejor manera de conectar a la comunidad entre sí y crear una sociedad sólida entre hablantes tan dispersos”. Asegura que más de 3.600 personas – de las 10.000 que hablan la lengua – utilizan la herramienta.

Redes sociales

Tanto Facebook como Twitter juegan un papel esencial a la hora de conectar a hablantes y servir de lugar para aprender gramática y vocabulario. Ignacio Tomicha habla la lengua besiro, el chiquitano de Bolivia. Utiliza esas redes, pero también Youtube y Souncloud precisamente para promover que las palabras con las que se comunica puedan pasar de generación en generación.

A través de Facebook, por ejemplo, comparte “la palabra del día”. Hoy toca ‘kutubiux’ (camino), hace unos días fue ‘napauches’ (cerdo, porcino). ¿Quieres escuchar cómo suena? Puedes hacerlo en este audio:

También puedes ver un vídeo hecho por Tomicha donde escucharás esa lengua mientras lees su significado en español, una buena manera de practicar. El joven lo reconoce: el 'software' libre está ayudando a conectar a la juventud chiquitana.

Pero el besiro no es el único beneficiado en Bolivia. Otro proyecto dirigido por un grupo de estudiantes y profesionales bolivianos intenta promover el uso del Aymara – también en riesgo - a través de Facebook, Twitter, un blog y hasta la Wikipedia en esta lengua.

Mayas y quechuas apostando por el sector audiovisual

Los hablantes de lenguas mayas también intentan revivirlas por medios que van más allá de internet. Es por eso que han creado un canal de televisión en Guatemala - ALMG ALMG- por impulso de la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala y debido a las exigencias del pueblo maya de crear una sociedad más influyente y conectada. Retransmite las 24 horas del día por cable y por internet.

Hasta hace un tiempo los mayas no tenían mucho acceso a avances tecnológicos. Ahora sus generaciones más jóvenes sí lo hacen, lo que se convierte en una oportunidad para “fortalecer y utilizar el idioma”, comenta a HojaDeRouter.com José Reginaldo Pérez Vail, director de Planificación Lingüística y Cultural del medio. Y añade que la televisión les ayuda a demostrar que su lengua es tan indispensable como cualquier otra.

No obstante, reconoce que la falta de conocimientos técnicos de quienes la hacían en sus inicios – la propia comunidad lingüística -, hacía que la televisión maya no avanzara como debería, pero el tiempo ha puesto las cosas en su sitio. En la actualidad se están sumando al equipo jóvenes de origen maya que han estudiado comunicación, producción, adición y diseño gráfico. Entre sus programas no podía faltar ‘Kaqtijay Taluqäch’ (“Aprendiendo Kaqchikel”, una de esas lenguas).

¿Son estas comunidades menos avanzadas en el ámbito tecnológico? “No es que sean menos avanzadas en este ámbito”, dice Pérez Vail, sino que “han tenido menos acceso a estas nueva tecnologías”. Pero poco a poco han ido buscando ese acceso y actualmente todos los que forman parte del equipo de su televisión son personas cualificadas para ello.

El origen de ‘Kichwa Hatari’ (“Levantar al quechua”) es similar. Una radio del Bronx de Nueva York hecha por hablantes de quechua que nació en 2011 con el objetivo de retransmitir música tradicional y conocimiento de la realidad ecuatoriana y con el intento de “mantener las raíces”, como comenta su equipo a este medio. “Gracias a la tecnología se hizo posible unir a la comunidad quechua neoyorquina, algo que había sido imposible hasta entonces”, explican.

La radio se retransmite online en radioeltambostereo.com, y a través de aplicaciones móviles. Desde junio de este año, sus integrantes se implicaron para organizar a las diferentes comunidades indígenas quechuas de Nueva York con la ayuda de jóvenes activistas. Quieren que el quechua se reconozca como idioma oficial y no como dialecto del español. Además, dicen que la disminución de hablantes de esta lengua es palpable día a día, algo que tiene lugar debido a la discriminación social y cultural a la que se han enfrentado las comunidades indígenas históricamente en Ecuador.

“Esta puede ser una gran oportunidad para que la población de alrededor - casi 8.000 personas que la hablan en Nueva York - salgan de la sombra y reclamen su identidad nativa”. Además, esperan que este sea el comienzo para abrir un verdadero proyecto cultural quechua en la ciudad. “Lo conseguiremos pronto, cuando estemos bien organizados”, comenta el equipo.

Lo cierto es que no son los únicos que tienen este objetivo. Desde Perú el equipo de ‘Hablemos quechua’ ha impulsado un proyecto para enseñar la lengua a través de tuits. Su cuenta oficial de Twitter ya tiene más de 8.000 seguidores.

Crear redes de activismo para salvar lenguas

Salvar lenguas hace necesaria la implicación de hablantes que realmente tienen pasión por su identidad. Pero también necesita el encuentro, la participación y la colaboración de cuanta más gente mejor, con lo que se genera una forma de activismo lingüístico reforzado gracias a encuentros. Algo así es lo que plantea Eduardo Ávila, director de Rising Voices – de Global Voices Online -, que ha organizado un encuentro digital para ayudar a salvar las lenguas mexicanas.

Para Ávila lo más importante de esa implicación es conectar a personas que tienen en común las mismas palabras y expresiones. Son ellas las que crean el contenido necesario para que la generación siguiente no se encuentre vacía de conocimiento.

Además, si esos jóvenes descubren que hay otros en su misma situación sentirán que no están solos. “Hasta el momento no existe una red de proyecto de activistas digitales para esta causa”, así que creen que si los activistas digitales de México se encuentran cara a cara podrán crear una red de apoyo mutuo.

No es ingenuo y admite que el uso de medios digitales para este fin es solo una estrategia para preservar y revitalizar lenguas, pero para ello primero es necesaria toda una labor de documentación e investigación académica.

No obstante, también está seguro de que es importante hacer uso de la tecnología porque “lo grave de las lenguas en peligro va más allá de que las hablen pocas personas”. Lo esencial es transmitir de unos a otros. “Es posible que existan lenguas de solo 1.000 hablantes, casi todos mayores de 50 años, que ya no tienen opción de enseñar a muchos jóvenes. Si eso ocurre la suya se convertirá en una lengua de ancianos y desaparecerá con ellos”, explica a este medio Tajëëw Díaz Robles, miembro de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova.

Las nuevas y jóvenes tecnologías se convierten así en el mejor aliado para hacer que esas lenguas no se vayan con sus últimos hablantes. Margaret Noodin, la impulsora del proyecto de la lengua ‘Anishinaabe’ cree que hay que hacer todo lo posible para evitar esas desapariciones puesto que “una lengua forma parte de la tierra, del agua y de la esencia de cada lugar”.

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Las fotografías utilizada para este artículo son propiedad, por orden de aparición, de Livin Tongues, Wikipedia, Talkingdictionary, Livin TonguesWikipediaTalkingdictionaryLivintongues.org, Umich.edu, la Televisión Maya y UnescoUmich.eduUnesco

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