Son las doce de la noche del sábado y estás mirando tu Twitter o tu Facebook. De pronto, en el flujo habitual de rabia-mierda, ironía y tedio frustrado se cuela un fragmento de la realidad. Es en Burgos, el barrio de Gamonal se ha levantado.
Las imágenes de las barricadas, los grupos de gente, la sensación de frío y piña humana, de brazos agarrados y vapor en la garganta, te atraviesan. La realidad está ahí, palpitando. La descripción de los hechos es superficial en buena parte de los medios. Los “vándalos”, los “violentos”, han hecho de las suyas. Pero algo no casa bien en el relato o en tu cabeza. O algo ha cambiado ya para siempre y no terminas de creer.
¿Qué pasa en Gamonal? ¿Qué demonios es Gamonal? Y buscas a los propios vecinos y vecinas de allá que hablan en primera persona, sin táctica periodística. Tardas tan poco en encontrar la información que te das cuenta de que, si no se está contando de otra forma, es porque alguien no quiere contarlo. Encuentras incluso imágenes de asambleas de vecinos y vecinas que tienen más de un año. Un año. Todo levantamiento tiene una historia detrás, invisible, infrapolítica, intermitente. Si no somos capaces de rastrearlas, ¿cómo vamos a entender lo que pasa?
No hay barricada que sea real que no tenga detrás una pasión, una memoria y una comunidad. Las barricadas del barrio de Gamonal tienen un objetivo. Ese objetivo no es llamar tu atención, no es salir en los medios, no es desvelar una verdad escondida. Existen para evitar que pase un camión. Tapan la calle para evitar una obra. Están parando un desahucio.
Un desahucio que no es a una casa, sino a una vida común de un territorio. ¿Cómo nos van a parecer mal esas barricadas? ¿Cómo vamos a dejar de empatizar con esas barricadas? ¿Cuántas podríamos haber puesto en las bocas de la M-30 o en el aeropuerto de Castellón? ¿Y en la Costa del Sol? ¿Cuántas nos faltaron por poner? ¿Cuántas tendremos que poner?
Y entonces, Gamonal ya no es sólo el espacio de una resistencia, es también el proceso social de un territorio, que se compone con nuevas imágenes que explican la complejidad. Imágenes de personas comunes enfrentadas a una autoridad no democrática, mafiosa, irresponsable. Y, de pronto, esas gentes son tú, y proyectas en ellas tus anhelos.
Como Arya Stark en Canción de hielo y fuego recitando su nana cada noche antes de dormirse: “–Ser Gregor. Dunsen, Polliver, Chiswyck, Raff el Dulce. Cosquillas y el Perro. Ser Amory, Ser Ilyn, Ser Meryn, el rey Joffrey, la reina Cersei”–, nos imaginamos un canto infantil en Burgos que convoque a la justicia.
Es mucha responsabilidad sólo para esas personas de un barrio de Burgos. Es mucha responsabilidad para colocarle a los trabajadores y trabajadoras de Canal 9, a la 'marea blanca', a la PAH, a quienes rodean el congreso o a quienes toman viviendas y corralas. Pero, cada vez que eso pasa, proyectamos en esas gentes nuestra ilusión. Queremos estar allí con ellas, las defendemos desde nuestras atalayas virtuales o las acompañamos si podemos y les decimos que son nosotros y nos convertimos en ellas. Y luego confiamos en que esas historias inconexas que se sienten la misma cosa se miren, se encuentren, se tejan... Hace dos años a eso lo llamamos 15M.
Buenas noches, Gamonal. Y muchas gracias por actualizar el derecho a la ciudad como un derecho democrático.
Cantemos la nana de Arya Stark: “Parking de Gamonal, Alcalde de Burgos, Gobierno Rajoy, Oposición cobarde, Dictadura financiera”.
MÁS INFORMACIÓN SOBRE GAMONAL
Sobre Gentrificación, procesos urbanos y derecho a la ciudad, vía Observatorio Metropolitano.
¿Qué está pasando en Burgos? Artículo de Ignacio Escolar.
Sombras de la ciudad. Uno de los blogs que están dando información precisa y desde el terreno.