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“Todo el aparato corrupto del narcoestado que gobierna México está hecho para que haya un fraude electoral”

Jesusa Rodríguez en San Miguel de Allende, Guanajuato, México.

Ruth Toledano

Si la palabra México encarnó, fue en el cuerpo de Jesusa Rodríguez, en cuya piel se siguen las huellas de los pueblos originarios. Lleva sombrero y viste prendas indígenas como un acto de reivindicación y resistencia. Ahuyenta la lluvia como los tiemperos: soplando las nubes con humo de cigarros Alitas. Adora las piedras y le gusta moverlas.

Maneja con tal familiaridad los saberes ancestrales que pareciera que solo juega con un colorido hilo milenario, pero la fuerza de su expresión ejerce una fascinación transportadora. Ya sea hablando de Giordano Bruno o de Sor Juana Inés, Jesusa Rodríguez es una chamana de palabras. Con ese poder, ha sido capaz de resucitar a Ignacio Ramírez, el universal Nigromante, en su ciudad natal, San Miguel de Allende, Guanajuato.

Esta venerada dramaturga mexicana, que es también una valiente y reconocida activista social, se convertirá en senadora si el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que impulsa la candidatura a la presidencia federal de México de Andrés Manuel López Obrador, gana las históricas elecciones del día 1 de julio. Ella se pregunta si podrá hacer sus intervenciones disfrazada de Darwin. Quien la conoce sabe que si hay alguien en el mundo capaz de hacer algo así es Jesusa Rodríguez.

¿Por qué una mujer libérrima acepta la posibilidad de ser un cargo electo?

Aunque era lo último que imaginaba en mi vida, sentí que tenía la obligación de hacerlo. Conocí a Andrés Manuel López Obrador porque Elena Poniatowska me pidió que ayudara. Y le dije, “Andrés, yo he dedicado los últimos cuarenta años de mi vida a acumular desprestigio. Si quieres te ayudo, pero toma en cuenta ese detalle”. Como senadora me veo igual. Quizás lo que más me gusta de mi trabajo sea la parte del bufón, la crítica de la sátira contra el poder, sin restricciones, sin censura. Ese será mi papel en el Senado, incluso si tengo que criticar a Andrés Manuel.

¿Cómo has acumulado ese desprestigio?

Con mucho esfuerzo. Básicamente, en lucha contra la iglesia católica. De frente, directa, algo que en México poca gente se atreve a hacer. La religión es sagrada: la gente te dice, cómo vas a hablar de mi religión, me estás faltando al respeto. Pasa igual que con el veganismo: lo que te dicen es respeta mis ganas de torturar.

Lo primero que hice fue poner en escena en México El concilio de amor, una obra de Oskar Panizza prohibida en todo el mundo durante más de cien años. No lo hice para provocar, incluso seguí las reglas que él mismo plantea de ponerla en un teatro pequeño para un público ilustrado. Pero recibí amenazas de muerte, estuve en riesgo muy severo frente a los pro vida. Entonces me di cuenta de que si yo abría la boca habría reacciones de los violentos. Y es lo que siempre he hecho.

Me gusta usar la herramienta al máximo para lo que considero justo y tengo en mis valores éticos: el feminismo, el animalismo, la infamia que la iglesia católica ha cometido en este país desde la conquista hasta el día de hoy o la corrupción del gobierno, que es el tema del cabaret político. Acumular desprestigio es lo mejor que te puede pasar porque entonces puedes decir lo que sea. Los políticos me desprecian profundamente y eso me ayuda mucho para poder hablar y decir lo que quiera, para ser como el príncipe idiota de Dostoievski.

¿Cuál crees que será el resultado de las próximas elecciones en México?

Este país es tan insensato que a menos de una semana no podemos saberlo. Nadie sabe lo que va a pasar en México dentro de seis días. Parece un chiste. Hablo con Elenita [Elena Poniatowska] y me dice “Andrés va a ganar”. Yo digo que puede ganar, pero me pregunto si lo van a dejar. Tengo mis dudas. Los intereses corruptos, infames, que están instalados desde hace ochenta años en este país tienen todo el aparato del fraude en sus manos. ¿Por qué lo van a permitir, por qué van a soltar? ¿Cuándo ha caído un régimen sin armas, sin violencia? Veo un panorama muy difícil.

¿Cómo podrían esos poderes fácticos impedir el gobierno de López Obrador?

Le pueden impedir que llegue porque la maquinaria del fraude está andando. Hay cientos de miles de familias dedicadas a hacer el fraude, que ganan dinero de hacer el fraude, que viven de eso. Todo el aparato corrupto del narcoestado que gobierna México está hecho para que haya un fraude. Ellos lo dijeron hace muchos años: “Con armas arrebatamos el poder y con armas lo soltaremos”.

Y si lo dejan llegar, lo primero que harán será sacarle el tapete [intentar tumbarlo]. Por lo que no solo viene una tarea de reconstrucción titánica de lo que han hecho en esos ochenta años de infamia, sino que hay que dar resultados muy rápidos. Si de verdad no pueden hacer el fraude por un voto masivo, la gente lo va a exigir. Andrés Manuel y quienes vamos a trabajar con él tenemos un compromiso gigantesco de dar resultados inmediatos para no desilusionar después de ochenta años de desilusión. En México los gobernantes nacieron para prometer y no cumplir, y la gente está harta.

Siempre has hecho trabajo político de manera voluntaria. Por ejemplo, ayudaste a crear en la Ciudad de México el primer centro de acogida de trabajadoras sexuales que llegan a la vejez.

Se llama Casa Xochiquetzal, que era la energía protectora azteca de las alegradoras. En el México antiguo las trabajadoras sexuales tenían un lugar y un respeto. Lo que yo me encontré en La Merced fue el desprecio total por unas mujeres que desde los siete años han sido explotadas por un patriarcado infame, por los hombres que buscan. El ejercicio de la prostitución es de ellos, no de ellas. Los que prostituyen son ellos, lo dijo Sor Juana Inés hace mucho: “Hombres necios que acusáis / a la mujer sin razón, / sin ver que sois la ocasión / de lo mismo que culpáis”. Sor Juana lo dice todo. Bueno, yo digo que con decir “hombres necios” era suficiente. Me desesperé mucho con la realidad que encontré y con Andrés Manuel López Obrador logramos una casa para ellas que existe desde hace catorce años y que tiene una cosa maravillosa: ellas mueren con dignidad, acompañadas, y ya no son violadas a los ochenta años (porque las violan a esa edad). Hasta tienen taller de cabaret.

Precisamente fuiste con tu pareja, la compositora y cantante argentina Liliana Felipe, una de las patronas del mítico cabaret El Hábito en Ciudad de México.patronascabaret El Hábito

Para Liliana y para mí fue nuestra labor de amor, nuestra obra. Teníamos que hacer algo juntas, vivir de algo, e inventamos ese espacio que nos ayudó a hacer y decir lo que queríamos. Es bonito haber creado un espacio para varias generaciones. Ahí empezaron a cantar gentes que ahora son muy famosas, como Julieta Venegas y Lila Downs, o Chavela Vargas en su etapa de renacimiento. Pero más que nada fue una construcción amorosa.

El machismo y el feminicidio son terribles lacras de México. ¿Son imprescindibles las políticas feministas?

México es un país profundamente espiritual, un país de símbolos, y tengo una amiga arqueóloga y astrónoma que tiene una correlación calendárica propia que me fascina. Ella considera que la estela maya de Tortuguero -de la que tanto se habló el 29 de diciembre de 2012 para anunciar el fin del mundo- corresponde al 3 de mayo de 2013, cuando en cierta posición de las constelaciones, que solo ocurre cada 26.000 años, Venus renació por el Occidente. Ese es el fenómeno que los mayas estaban remarcando: el Occidente es el lugar de las mujeres y cuando Venus renace en 2013 el universo se tiñe de lo femenino. Lo estamos viendo ahora en todo el mundo: esto ya cambió, el patriarcado va desapareciendo, las mujeres comienzan a denunciar, a apoderarse del mundo. Es irreversible.

Lo que siento también es que se ganan oportunidades para las mujeres, pero las más pobres siguen igual. El feminismo solo ayuda a las mujeres de clase media para arriba, pero no a las mujeres pobres.

¿Qué ayudará a las mujeres pobres?

Esencialmente, la educación, abrir escuelas. Tuve la experiencia de los talleres de Empoderamiento para Mujeres Indígenas, las más pobres del país, y lo que vi fue increíble: el 95% habían sido violadas, pero no era la violación lo que más les dolía sino no haber podido ir a la escuela, era de lo que se quejaban. La violación es un dolor irreversible pero la falta de educación es una condena para ellas y para sus hijos.

Fue un proyecto que hice con Liliana [Felipe] y el programa de salud. Había ganado Fox (el PAN, la derecha máxima) y yo no quería hacer nada, estaba totalmente deprimida porque los pobres votaran por los ricos. Sabíamos que Fox era el gerente de la Coca-Cola y que lo habían impuesto para que la Coca-Cola se hiciera con el 40% del agua de este país, como tiene ahora. Era una tragedia, lo fue toda la presidencia de Fox. Nunca había trabajado con ningún gobierno porque creo que todos son corruptos, pero nos animamos porque ese programa de salud llega a 11 millones de pobres. Nos pidieron que sensibilizáramos al personal sanitario a través del teatro para llevar condones a hogares donde viven en la miseria y la enfermedad, y ni siquiera hablan castellano. ¿Cómo apareces con un condón y les dices que se lo pongan, si no lo usan los propios médicos?

Me di cuenta de que no conocía mi país hasta que no vi y oí a las mujeres más pobres de entre las pobres, que son las que lo sostienen. Me di cuenta de que mi feminismo era elitista. Tuve una larga conversación con Paul Preciado en el Hemispheric Institute de Nueva York: yo decía que el feminismo sigue vigente porque en México se asesina a una mujer cada tres horas y él decía que el feminismo está trascendido porque la discusión contrasexual va mucho más lejos. Creo que tiene razón, que el feminismo como idea de liberación está superado, pero en estos países aún lo necesitamos.

Como pareja lésbica, Liliana Felipe y tú habéis sido iconos en México de la lucha LGTBI.

No hemos participado muy directamente de la militancia lésbica, que considero incluso restrictiva porque nunca me interesó si éramos lesbianas o qué, me atrae mucho más esa idea actual de la contrasexualidad, de borrar los límites. Pero sé que es una militancia necesaria porque hay muchos muertos, se sigue matando a la gente por homofobia, así que hemos respondido siempre a las llamadas que nos han hecho. Y por eso nos casamos y nos descasamos y todo lo que haya que hacer para ayudar a que los jóvenes sufran menos. Pero, una vez más, donde hay que llegar es a los pobres, y ahí no se ha llegado.

Eres vegana por tu defensa de todos los animales.

Soy vegana por respeto a los semejantes y a los diferentes. Y así como tiene que llegar a las más pobres, si el feminismo no es transversal al animalismo, no es feminismo. Ha llegado el momento de que las feministas entiendan que tienen que dejar de comer carne, para empezar. Ya van cuarenta años de los 70 para acá, ya es hora de que el feminismo baje hasta las mujeres más necesitadas y se dirija directamente a todos los animales. Si no, ¿para qué?

¿Qué crees que podrá hacer por los otros animales el gobierno de López Obrador?

Todo lo que no se ha hecho por ellos. Un buen gobierno necesariamente tiene que incluir el respeto a los animales no humanos porque, si no, no se puede llamar buen gobierno.

¿Habrá algún paso hacia la abolición de la tauromaquia?

Estoy segura que en muy poco tiempo lograremos la abolición de la tauromaquia en todo el país. El cambio que viene es el renacimiento del México profundo, acostumbrado desde la antigüedad a respetar toda forma de vida en el planeta. Nuestra cultura resurge para recuperar su grandeza.

Tu gran fascinación es la cultura antigua mexicana. ¿Crees que es posible recuperarla?

La cultura antigua de México es lo único que me emociona, me dedico a estudiarla. Sé que es irrecuperable, que no podemos suponer que la podamos revivir, pero me hace feliz sentir que somos las mismas personas, que nuestros genes están relacionados con aquellos pueblos asombrosos que hicieron lo que hicieron: la cultura más sensacional de la historia de la humanidad. Y en un México como el que estamos viviendo, de tantísima degradación, impunidad y violencia, me da tranquilidad, por ejemplo, escuchar al gran poeta Rubén Bonifaz Nuño, nuestro Homero ciego, que estudió la gran cultura antigua de México y escribió: “México es indestructible porque los cimientos espirituales fueron labrados en piedra por nuestros abuelos”. Me da fuerza para seguir adelante.

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