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El motor franco-alemán ya no funciona en la Eurocámara: París pierde influencia por el dominio de la extrema derecha

La ultraderechista francesa Marine Le Pen y el ministro italiano del Interior, Matteo Salvini.

Javier Biosca Azcoiti

Marine Le Pen ganó las elecciones europeas de 2014 en Francia. En estos cinco años de legislatura su grupo europeo de extrema derecha, Europa de las Naciones y Libertades (ENF, por sus siglas en inglés), solo ha conseguido aprobar una de todas las propuestas presentadas ante los 751 diputados. Además, ninguno de sus miembros tiene cargo alguno en el Parlamento ni en sus comités. En consecuencia, la influencia en este organismo del segundo país con más eurodiputados del bloque (74) –solo por detrás de Alemania (96)– se ha desplomado.

“El resto del Parlamento ha impuesto un cordón sanitario a los miembros del ENF. De hecho tampoco han conseguido ninguna posición importante en la Eurocámara. Más bien no han conseguido ninguna posición en absoluto. Esto, además de que solo se haya aprobado una de sus enmiendas, da una indicación del nivel de aislamiento del grupo”, señala Davide Ferrari, director de investigación del think tank VoteWatch Europe, el cual realiza un seguimiento y registro de todas las votaciones en la Eurocámara.

Las encuestas vuelven a dar la victoria a la formación de Marine Le Pen con un empate técnico con el partido de Emmanuel Macron. “Sus propuestas se rechazan siempre. Si hay grupos nacionales que tienen una gran delegación en este grupo significa que la delegación nacional en su conjunto va a ser menos efectiva”, añade.

VoteWatch Europe ha elaborado un informe sobre la influencia de los diferentes eurodiputados en base a un algoritmo que se centra en tres asuntos principales: la actividad de cada representante en la redacción de informes y leyes, puestos de liderazgo en los órganos del Parlamento y la fortaleza de su red política. El estudio permite analizar la influencia de los eurodiputados por país y por partido, así como la “influencia media por diputado”.

Mientras la delegación francesa tiene menos influencia por eurodiputado que la media europea por el auge de la extrema derecha, los representantes alemanes están entre los más influyentes. “Los alemanes han logrado ejercer mucha más influencia en el Parlamento Europeo que países con un tamaño similar, como Francia y Reino Unido, por ejemplo”, señala el informe. “Su alto nivel de influencia se debe a sus posiciones de liderazgo en los órganos de la Cámara, aunque la influencia ejercida a través de la creación de legislación está en la media europea”, añade. Alemania tiene 22 de sus 96 diputados entre los 100 más influyentes, lo que supone un 23%. Francia, por su parte, tiene 11 de los 74 (15%).

Aun así, es probable que la delegación alemana pierda influencia en la próxima legislatura por la entrada en la Eurocámara de la formación ultraderechista Alternativa por Alemania, que entró en el Parlamento nacional en 2017 como tercera fuerza más votada. Las encuestas de este año sitúan a la formación en cuarta posición con 11 escaños.

Reino Unido vive una situación similar a la de Francia, pero aún más agudizada. La influencia de su delegación está muy por debajo de la media y tan solo tiene tres eurodiputados entre los 100 más influyentes a pesar de tener la tercera delegación más grande de la Unión con 73 escaños. Su escasa influencia responde principalmente a dos razones: la victoria del euroescéptico y ultranacionalista UKIP en 2014, liderado por Nigel Farage, y porque el Partido Conservador no está incluido en el Partido Popular Europeo, sino en el grupo de Conservadores y Reformistas Europeos, con menos poder. Las encuestas para estas elecciones dan como ganadora a la nueva fuerza de Farage, el Brexit Party.

Grecia es el país con menos influencia media por eurodiputado. “El problema de Grecia es que dos de sus grandes partidos, aunque no los más grandes, el Partido Comunista y Amanecer Dorado no están afiliados a ningún grupo político, lo que significa que básicamente no tienen ningún cargo. Ni siquiera tienen grupos políticos, por lo que no pueden ser ni coordinadores de su grupo político”, indica Ferrari. “Además, el principal partido de Grecia, pertenece a GUE/NGL, que no es de los más influyentes”.

La división de la ultraderecha

Otros partidos de ultraderecha o ultranacionalistas sí que han conseguido más influencia que sus colegas franceses o británicos ya que se han asociado a los Conservadores y Reformistas Europeos, que no han sido sometidos al cordón sanitario. Es el caso del gobernante Partido Ley y Justicia de Polonia, el Partido Popular Danés, Demócratas de Suecia y Verdaderos Finlandeses.

Matteo Salvini, líder de la Liga y ministro del Interior italiano, ha anunciado su intención de crear un grupo que aúne a todas las formaciones de extrema derecha en el continente. Aunque lo tiene difícil por las diferencias entre los partidos ultraderechistas de los diferentes países, la formación de Salvini probablemente agrupe, entre otros, al partido de Marine Le Pen, a Alternativa por Alemania y al Partido Popular de Dinamarca. Aunque es probable que la formación resultante obtenga un importante número de escaños seguirán estando aislados por el resto de la Eurocámara, compuesta por 751 miembros.

“Es muy probable que el nuevo grupo de Salvini siga estando aislado. La otra opción discutida, que la Liga se acercase al ECR, daría más influencia al partido, pero este no parece ser el caso”, señala Ferrari. “Por tanto, a pesar de que este grupo será más grande, es poco probable que juegue un papel importante a parte de las votaciones, claro. Cuando haya votaciones igualadas, pueden ser decisivos”, añade.

Por tanto, la influencia de la extrema derecha en el próximo Parlamento Europeo no dependerá tanto de los escaños que obtenga, sino más bien de la familia política que escojan.

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