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The Guardian en español

Cientos de presos escapan de cárceles de Brasil tras las restricciones por el coronavirus

Imagen de una cárcel en Brasil

Dom Phillips

Río de Janeiro (Brasil) —

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Cientos de presos se han escapado de cuatro prisiones con régimen abierto en el estado de Sao Paulo, en el sudeste de Brasil, después de que las cárceles cancelaran los permisos por las vacaciones de Pascua y reforzaran las restricciones a los visitantes por el coronavirus.

En las grabaciones de vídeo, difundidas en redes sociales y en medios brasileños, se puede ver a decenas de reclusos huyendo por una calle cercana una cárcel costera, y también pasando por un campo de fútbol situado en una playa.

Los centros penitenciarios en los que ha habido fugas y disturbios en el estado de Sao Paulo son las cárceles de Tremebé y Porto Feliz, además de en un ala de la cárcel de Mirandópolis. También la prisión de Mongaguá, en la costa, donde un vídeo muestra a una multitud de presos huyendo (se dice que escaparon unos 400) mientras un hombre grita: “Vuelvan el lunes, ¿vale?”. Otros vídeos muestran a decenas de presos en una playa. Según el medio digital G1, propiedad de O Globo, 40 reclusos han sido detenidos.

Las vacaciones de Pascua son uno de los cinco permisos que pueden disfrutar los presos en régimen abierto que trabajan durante el día. El departamento penitenciario las suspendió por el coronavirus. Según el comunicado oficial, era necesario suspender este permiso “porque el beneficio incluiría a más de 34.000 convictos del régimen abierto con un alto potencial para traer y contagiar el coronavirus en su regreso a la prisión”.

De acuerdo con el comunicado, en las cárceles con régimen abierto no hay guardias armados, pero equipos antidisturbios de la policía y oficiales de prisiones han recuperado el control de las cuatro cárceles y capturado a 174 presos. La web proderechos humanos humanos Ponte estima que hasta unos 1.500 escaparon.

Según Lincoln Gakiya, fiscal del estado de Sao Paulo y especialista en bandas de narcotraficantes, los presos “estaban descontentos con la decisión de suspender el permiso de Pascua”. “Cuando se lo dijeron a los prisioneros, en algunas unidades se rebelaron”, afirma.

Las revueltas recuerdan a las abarrotadas cárceles de Italia, donde 10 personas han muerto en disturbios originados con las restricciones a visitas de familiares.

Otros especialistas en seguridad dicen que también ha influido el enfado por la forma en qué se está tratando a los líderes de la mayor banda de narcotráfico de Brasil, el Primeiro Comando da Capital (PCC), con sede en Sao Paulo. Según Renato Lima, director del Foro Brasileño de Seguridad Pública, algunos prisioneros están negándose a acudir a las audiencias en lo que se llama una “huelga blanca” como forma de protesta por la forma en que se está tratando a los líderes del PCC. Otros se molestaron por las restricciones a visitantes con síntomas de resfriado o sospechosos de ser portadores de coronavirus.

Lima asegura que en Mongaguá los presos tomaron como rehenes a ocho guardias y habrían “hecho aún más” si el estado no hubiera instalado un sistema central de cierre.

Las revueltas y fugas son comunes en las superpobladas cárceles de Brasil, muchas de ellas controladas por bandas de narcotraficantes como el PCC o sus rivales. En la cárcel de Altamira, en el estado de Amazonas, fueron asesinadas 57 personas el año pasado durante una sola revuelta.

Pero el coronavirus representa una nueva amenaza, dice Lima. En 2017, un tercio de los presos de Brasil (234.000 personas) no tenía centro de salud en sus cárceles y hay casi 9.000 reclusos mayores de 60 años. “Es una bomba de relojería”, zanja.

Traducido por Francisco de Zárate

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