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Pepu Hernández, el primer oro en un Mundial de Baloncesto para romper el tablero político en Madrid

El exseleccionador, Pepu Hernández, en una imagen de archivo.

Marcos Pinheiro

“¡Ba-lon-ces-to!”. José Vicente Hernández Fernández (Madrid, 1958), más conocido como 'Pepu' Hernández, marcó cada sílaba ante las 100.000 personas que se concentraban en la Plaza de Castilla de Madrid para celebrar que España había ganado el Mundial de 2006. Suyo era el mérito de haber conducido a la mejor generación de jugadores de la historia a colgarse el oro de esa competición por primera y, hasta ahora, única vez.

Hernández, que tiene un pabellón con su nombre en San Blas, se enfrenta ahora a otra tarea titánica. Tendrá que superar las primarias del PSOE -la parte sencilla- para ser el candidato del partido al Ayuntamiento de Madrid. El panorama que le espera después es poco alentador. Las encuestas sitúan a los socialistas con su peor resultado en la capital, por detrás de Vox, e incapaces siquiera de aportar los concejales necesarios para que Manuela Carmena repita como alcaldesa.

Ante esa perspectiva, la dirección del PSOE se ha decantado por un rostro conocido antes que por un candidato del partido para tratar de romper el tablero político, nada favorable ahora para el partido. 'Pepu' Hernández se coló en millones de hogares desde los banquillos del Mundial de Japón de 2006 que dio comienzo a la mejor etapa del baloncesto español.

Antes, Hernández había labrado su carrera en los banquillos del Club Baloncesto Estudiantes después de ser alumno del Ramiro de Maeztu, el colegio que acoge su cantera. Primero en las categorías inferiores y desde 1994 a 2005 como primer entrenador del equipo colegial. Bajo su mando el equipo vivió una de sus mejores épocas hasta llegar a disputar la liga ABC al Barcelona en la temporada 2003-2004. Estudiantes barrió en los partidos en casa, pero sucumbió fuera por pocos puntos y acabó perdiendo el título.

Hernández abandonó Estudiantes -que se derrumbó con su salida y la de algunos de los mejores jugadores- y pasó a convertirse en seleccionador nacional de cara al Mundial que se disputaba en Japón. Se puso al frente de los conocidos como “juniors de oro”, un grupo de jugadores que había destacado en categorías inferiores de la selección, donde además habían forjado una fuerte amistad.

En ese equipo estaban nombres míticos del baloncesto español como Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, Raül López o Jorge Garbajosa. España se plantó en una semifinal agónica frente a Argentina, que competía también con su mejor generación de jugadores, y que la selección ganó conteniendo la respiración con el triple en el último segundo de los argentinos. Dio en el aro y España pasó a una final contra Grecia que afrontó con el miedo de tener al mejor jugador, Gasol, en el banquillo por lesión. La noche antes de la final falleció el padre de Hernández, pero él mantuvo la noticia en secreto. El equipo barrió a Grecia por 70 a 47. El seleccionador apenas lo celebró sobre el parqué.

Durante la celebración, Hernández reivindicó el papel de un deporte que hasta entonces había estado siempre a la sombra del fútbol: “Os voy a decir una palabra y escuchadla bien, porque va a ser una palabra muy importante: ¡ba-lon-ces-to!.”

Lo que vino después fue una década de éxitos deportivos que Hernández no vivió. Unos meses antes de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 anunció que se iría cuando terminasen. No le dio tiempo. A principios de junio la federación lo destituyó, según él, sin “sin motivos ni razones”. De fondo había un profundo enfrentamiento con el presidente de la Federación, José Luis Sáez. La selección que él había moldeado se hizo con la plata en una final histórica contra Estados Unidos.

Después de aquello no logró reengancharse a los banquillos. Entrenó tan solo un año al Joventut para volver a Estudiantes en la temporada 2011-2012. Su regreso fue un fracaso. No acabó la temporada y el equipo acabó en puestos de descenso, aunque mantuvo la categoría por cuestiones administrativas.

Hernández se retiró del baloncesto y ha pasado estos últimos años dando conferencias sobre liderazgo, aunque en una ocasión confesó que su vocación frustrada era la de profesor. En una entrevista en 2011 dejó ver su perfil político. Se posicionó en contra de los recortes sociales, criticó el bipartidismo -“No me gustan las mayorías absolutas de nadie”- y alabó el movimiento del 15M.

“Siempre me han interesado las campañas aunque un poco más al inicio que al final”, dijo también en aquella entrevista. Ahora tendrá que enfrentarse a una siempre que supere las primarias, a las que ya se ha postulado el histórico dirigente de Izquierda Socialista Manuel de la Rocha. Por eso es aún precandidato, como señala el perfil de Twitter que acaba de crearse.

Si supera esa primera fase ya conoce a sus rivales. José Luis Almeida por el PP, Begoña Villacís por Ciudadanos (a falta de unas primarias, en su caso sin rivales) y Manuela Carmena por Ahora Madrid. Con la actual alcaldesa tratará de competir aunque consciente de que la única posibilidad para que la izquierda retenga la capital pasa por un pacto entre ambos partidos, como el que han mantenido durante los últimos cuatro años.

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