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Aguado ensaya el papel de árbitro y vuelve a perder frente a Ayuso

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Fátima Caballero / Carmen Moraga

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Ignacio Aguado intentó otra vez este viernes –sin éxito– evitar el choque de trenes entre la Comunidad de Madrid y el Gobierno. “Teníamos una alternativa que hemos intentado mantener hasta el último momento, no ha sido posible, es una pena”, decía el vicepresidente madrileño visiblemente afectado cuando el estado de alarma ya era un hecho. El teórico número dos de la Comunidad de Madrid había tratado durante toda la mañana de convencer a Isabel Díaz Ayuso de que la mejor opción pasaba por rehacer la orden que había tumbado el Tribunal Superior de Justicia de Madrid para que el cierre perimetral de la capital y otros nueve municipios pudiera restaurarse. Era una de las las opciones que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, había puesto encima de la mesa para no decretar el estado de alarma en las vísperas de un puente y con los contagios en Madrid todavía disparados, pese a que se han registrado avances en algunas zonas.

El objetivo del dirigente de Ciudadanos era precisamente evitar el estado de alarma. La reunión en la que el vicepresidente regional defendió esa postura duró más de tres horas, pero la dirigente del PP volvía a imponerse: no salió de su enroque. Todos los intentos de Aguado fueron en vano. Una vez más. Ayuso apostó de nuevo al enfrentamiento total con el Ejecutivo central. Y su vicepresidente, que había intentado ejercer el papel de árbitro entre ambas administraciones, volvía a quedar fuera de juego.

Nunca se llevaron demasiado bien, pero el nuevo choque evidencia que el Gobierno de PP y Ciudadanos en la Comunidad de Madrid atraviesa el peor momento en su año de mandato. No hay acuerdo sobre cómo debe ser la gestión de esta segunda ola que ha situado de nuevo a la región a la cabeza de contagios en España y en Europa. Los socios de coalición discrepan ya en un asunto en el que estaban de acuerdo. La batalla es pública. Y mientras Isabel Díaz Ayuso –y el PP de Pablo Casado– apuestan por la confrontación total con el Gobierno central, para Ciudadanos el diálogo y la unidad es el camino que “salva vidas”.

Aguado ha vuelto a perder y los últimos acontecimientos retratan a un vicepresidente que no tiene información sobre decisiones trascendentes que toma su Gobierno, fundamentalmente la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, y su omnipresente director de comunicación, Miguel Ángel Rodríguez. El pasado jueves el número dos del Gobierno se encontró con el recurso de la Comunidad que pedía medidas cautelares en contra de la orden aprobada por mayoría en el Consejo Interterritorial cuando estaba en directo en una televisión. El entorno del vicepresidente confirmaba que en el PP nadie llamó a Ciudadanos para preguntar su opinión. Fueron hechos consumados de los que Aguado se enteraba porque su entrevistador le ponía al día. Aguado dejó entonces clara su oposición a llevar el asunto a los tribunales.

El vicepresidente también trató de desmentir este miércoles el principal argumento de Ayuso y sus consejeros para pedir la vuelta al sistema de fases: que los datos epidemiológicos en la región han mejorado: “No podemos trasladar a la opinión pública que las cosas van bien porque no es cierto”. “La incidencia acumulada es altísima y vienen aún semanas y meses muy difíciles”, decía Aguado en su posición de portavoz del Gobierno en contra de lo que afirmaba el otro flanco del Gobierno.

La sensación tanto dentro del bipartito como fuera, es que da igual lo que haga Aguado, su papel es irrelevante. “Ayuso siempre gana”, dice un diputado de Ciudadanos a elDiario.es. Desde la oposición el sentir es parecido. PSOE y Más Madrid no han dejado de apelar cada día al líder regional de Ciudadanos para que apoye una moción de censura que le podría incluso convertir en presidente de la Comunidad de Madrid. En Ciudadanos rechazan por completo ese escenario. No habrá moción de censura.

“Hay que elegir entre ser virus o vacuna”, decía el vicepresidente hace cuatro semanas a los seis millones de madrileños que esperaban impacientes saber las medidas restrictivas que su Gobierno iba a implantar para frenar la expansión de la pandemia tras tres días de improvisaciones, desmentidos y división interna. Entre ser virus o ser vacuna, según las ácidas palabras de un diputado de Más Madrid, Aguado ha decido ser placebo. Su papel en la crisis como vicepresidente de un Gobierno autonómico que maneja un presupuesto anual de 20.000 millones de euros y el mayor PIB del país, se ha limitado al de árbitro que intenta capear el enfrentamiento entre el Ejecutivo de Pedro Sánchez y el suyo propio que gobierna en coalición con el PP. De momento, sin éxito.

“Es el mejor papel que puedo jugar en ese momento. No soy médico, los médicos tienen el conocimiento sanitario; no soy científico, son los científicos los que saben cómo derrotar al virus. Lo que soy es vicepresidente, representante de todos los madrileños y creo que en momentos como el actual, lo que nos está pidiendo la ciudadanía es que nos entendamos, que dejemos de buscar culpables y que nos pongamos a solucionar problemas y es en eso en lo que estoy”, proclamaba desde la Puerta del Sol hace dos semanas.

Desde Moncloa reconocen que cuando todo estalló tras la reunión entre Sánchez y Ayuso, vieron en Aguado a la persona con la que reconducir la situación. El vicepresidente, reconocen fuentes de Ciudadanos y de Sanidad, era partidario de seguir las medidas que recomendaba el Gobierno para la contención del virus, y de hecho hasta la fecha no ha criticado ninguna de las restricciones que salieron adelante en el Consejo Interterritorial.

Aguado sigue defendiendo, a pesar de haber sido desmentido, que hubo acuerdo con el Ministerio de Sanidad en la reunión del Grupo Covid-19 de la que forma parte y que se configuró el día que la presidenta Isabel Díaz Ayuso y el presidente del Gobierno Pedro Sánchez se reunieron para sellar una paz que duró escasas horas o a lo sumo unos días.

Preocupación en la dirección nacional

En la dirección nacional de Ciudadanos ven con preocupación los constantes conflictos que vive en Madrid la coalición con el PP, y especialmente los fuertes choques y encontronazos entre Aguado y Ayuso. La percepción que hay entre los de Casado es que el líder de Ciudadanos está “traicionando” a la presidenta regional, haciendo “oposición” dentro del propio Gobierno, lo que ha provocado quejas y críticas de los populares contra sus propios socios. Mientras, Arrimadas y los dirigentes de su ‘núcleo duro’, el Comité Permanente del partido –del que no forma parte Aguado–, se esfuerzan en minimizar públicamente estas tensiones.

La presidenta de Ciudadanos sigue mostrando su apoyo al vicepresidente de la Comunidad de Madrid y líder regional, que acaba de revalidar su cargo como coordinador en Madrid con su equipo más cercano. No obstante, no puede ocultar que las cosas allí no van bien. Este mismo viernes, en un desayuno informativo, Arrimadas admitió “diferencias de criterios” en la coalición pero resaltó que dentro del propio PP también hay posturas distintas y “nadie está diciendo que se tiene que romper el partido por pensar diferente”. Dicho esto, lanzó también un aviso a su compañero de filas, que parece más empeñado en alimentar el fuego que en apagarlo: “Queremos que se acabe este espectáculo que están viviendo los ciudadanos madrileños”. “Proponemos que se rehaga” la gestión de esta situación en Madrid y que “evitemos más bochorno”, añadió, mostrándose a favor de que se pueda “restringir la movilidad, pero sin necesidad de llegar a aplicarse el estado de alarma”, como había planteado y acabó aprobando el Gobierno. 

Pese a esta situación de tensión con el PP, Arrimadas ha dejado muy claro que no está por la labor de que su partido apoye una moción de censura contra Ayuso impulsada por los socialistas, Más Madrid y Unidas Podemos, por la que se decanta un sector de su propia formación. Su teoría es que si no ven oportuno apoyar la moción de Vox contra Sánchez con esta “delicada situación que atraviesa España”, tampoco sería “coherente” respaldar una en Madrid, encima contra su propio Gobierno.

“Los pactos siguen adelanten. Mi relación con Casado es excelente”, sentenció en el mismo desayuno informativo. La dirigente de Ciudadanos explicó que el resto de los acuerdos de Gobierno con el PP –en Andalucía, Murcia y Castilla y León- “están funcionando muy bien”, lo que demuestra que Ciudadanos “es un partido de gobierno, que está preparado para gobernar”. “Si rompiéramos en Madrid, habría un efecto dominó”, temen dentro de Ciudadanos en donde por primera vez han logrado tocar poder, aunque siempre en puestos secundarios dentro de las coaliciones.

Por su parte, Casado tampoco quiere que el desgaste que sufre la mandataria madrileña afecte a su plan del nuevo curso para consolidarse como “alternativa” de gobierno de Sánchez y remarca la “capacidad de gestión” de la derecha frente a la izquierda.

Descartada la moción de censura por su jefa de filas, ni siquiera para utilizarla como amenaza, Ciudadanos sigue a merced de lo que decida Ayuso en la Puerta del Sol. Y lo que más que puede es trasladar su descontento con algunas de las decisiones de la presidenta. Hace una semana dimitió Alberto Reyero, quien había sido el consejero de Servicios Sociales, y que estaba gravemente enfrentado al titular de Sanidad Enrique Ruiz Escudero. El partido lo vendió como una decisión personal y no parece que otros consejeros de Ciudadanos y mucho menos Aguado vayan a seguir ese camino. Así las cosas el vicepresidente se limita a ejercer de voz crítica y al mismo tiempo apoyo fundamental de Ayuso. Aunque esta ya va dando señales de que prefiere como socio a Vox.

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