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La feria vuelve a Madrid: abre el salón de hostelería en Ifema entre la euforia, la prudencia y los vítores a Ayuso

El salón de hostelería en Ifema.

Víctor Honorato

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Más de un año después y ajena a las reservas de otras ciudades europeas por la llegada de una posible nueva oleada de coronavirus, Madrid acoge entre este lunes y el miércoles en el recinto de Ifema el primer congreso sectorial desde la suspensión de actividades a causa del Covid. Se trata de la quinta edición de la feria de la innovación del sector de la hostelería, llamada por el acrónimo en inglés HIP ('Hospitality Innovation Planet'), que durará hasta el miércoles. La mañana de estreno fue escenario de comunión entre expositores, organizadores y representantes políticos, que quedó patente en los elogios a la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz-Ayuso, rodeada por un enjambre de simpatizantes a su llegada para la inauguración. “Sois el gran agente contagiador de la felicidad de Madrid”, definió la vicealcaldesa capitalina, Begoña Villacís, también presente, a la hostelería local.

La feria trae este año a 300 empresas y más de 400 expertos que desfilarán por uno de los pabellones de Ifema. El año pasado, cuando ya llegaban noticias alarmantes sobre el avance de la enfermedad en Italia, se habilitaron tres. Esta precaución se ha traducido en la ausencia de los puestos de algunas grandes firmas, como Coca-Cola. “No lo hemos montado [el ‘stand’] por la incertidumbre que había”, explicó Daniel Pujolà, de la competencia, Pepsico, quien celebró el espíritu de remontada de los asistentes. “Por lo menos hay ánimo”, señaló, y aseguró que la feria era necesaria porque “el teletrabajo está muy bien, pero es mejor verse”.

El encuentro se está celebrando con medidas de seguridad extra para prevenir contagios. Controles de aforo, pasillos de entrada y salida diferenciados y marcas de distancia en las colas de acceso, además de termómetros manuales a la entrada y dispensadores de hidrogel por decenas para tranquilidad del personal, que durante la mañana parecía eufórico, por momentos. “Tenemos la ilusión de intentar volver, el sector ha estado a cero desde el Mobile [World Congress, la feria tecnológica de Barcelona]”, apuntó Javier Toronell, consejero delegado de Servis, empresa encargada del montaje de la feria. 

El pasillo central lo ocupaban los principales patrocinadores, como Pascual, Gallina Blanca, Campofrío o Estrella Damm, mientras en los laterales abundaban las caravanas de comida, como la de Pescanova, con chefs contratados para la ocasión. “Hay muchísima menos gente de la que suele venir. El sector está muy tocado”, explicó, más sobriamente, Teresa Díaz, responsable de comunicación de la empresa pesquera. “Parece que al haber menos gente está todo más controlado”, entendía otra Teresa, dueña de un restaurante italiano en Zaragoza, que seguía la demostración del uso de una cocina de última generación por parte de dos chefs. El potente sistema de ventilación del recinto, que según sus gestores renueva todo el aire tres veces cada hora, no evitó que el olor a carne cocinada reuniese a múltiples interesados en este punto.

La llegada de la comitiva de Ayuso y Villacís redujo algo los espacios en el pasillo central, mientras las azafatas sugerían a los visitantes que se repartiesen por los corredores exteriores para hacer menos bulto. Tras un paseo por algunos puestos, comenzó el acto de inauguración en uno de los ocho auditorios, con la proyección de un vídeo de homenaje y reivindicación del sector, al son de una de las canciones de Coldplay de las de encender el mechero en los estadios. “No todas las decisiones políticas han sido iguales; presidenta, usted nos representa”, alabó al término del corte Manuel Bueno, director de HIP. “Usted también, vicealcaldesa”, tranquilizó. Villacís sacó pecho y presumió del incremento de terrazas en los bares madrileños. “Había 4.000 y nos estamos acercando a las 7.000”, se jactó. Durante el confinamiento, recordó, “echábamos de menos nuestros benditos bares y restaurantes. Que nos cocinasen, que nos atendiesen. Porque en Madrid es donde mejor se atiende”.

Díaz-Ayuso lamentó, a su vez, la “tragedia nacional” del cierre de establecimientos hosteleros. Afirmó, sin entrar en pormenores, que la hostelería “no entiende de clases sociales” e insistió en que no había encontrado ni un informe sanitario que diga que es “la culpable” de que aumentasen los contagios, por lo que mantuvo los locales abiertos en contra de lo decidido por la mayoría de gobernantes de otras autonomías, más precavidos. La sintonía total entre patronal hostelería y gobierno regional la rubricó Ayuso con la frase con la que cerró su intervención: “Ha sido un honor poner mi carrera política en vuestras manos”.

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