El sentido adiós de Chamberí para Servi, el conservero de Fernández de los Ríos
Varios ramos de flores y mensajes de cariño adornan desde hace un par de semanas el escaparate de la tienda de ultramarinos situada en el número 53 de la calle Fernández de los Ríos, casi en su cruce con Blasco de Garay. Llegaron para recordar a Servi, el tendero de este comercio, que falleció hace unos días, dejando un hondo hueco en el barrio y en sus clientes.
“¡Nunca olvidaremos su sonrisa!”, “se te echará muchísimo de menos” son algunas de las palabras dedicadas en su memoria. Al principio en el exterior del local y ahora en el interior del escaparate, entre los carteles flúor con los precios, característicos del local.
Los homenajes escritos para Servi también han llegado a la redacción de Somos Chamberí. Bajo estas líneas publicamos el de Ricardo Corripio, a modo de obituario vecinal:
El día 27 de Enero se apago una luz de Chamberí. En la calle Fernández de los Ríos 53 y se cerró una historia de tres generaciones
Hace 100 años eran varias tiendas de ultramarinos típicas de la época. Conocidas como las tiendas de Sancha. Se despachaba persona a persona y se pagaba a fiar, cobrando los días 15, tal y como ahora hacemos con las tarjetas de crédito, pero a base de papel y lápiz. Las cantidades eran pequeñas y al peso, 100 gramos fideos, 100 gramos de azúcar…, lo que se necesitaba y se podía.
En los 60 llego la segunda generación. El negocio empezaba a cambiar. No era necesario ser atendido en el mostrador, las cantidades eran mayores y muchos productos estaban empaquetados. Uno de los primeros autoservicios: Charcutería, congelados, alimentación, droguería,…. En lugar de “Glovo” en la tienda estaba el “Chico” un joven aprendiz que hacia los repartos a domicilio, se tomaba nota al teléfono y se servía a domicilio.
La tercera generación llego en los 80, la tienda de Servi, una nueva remodelación que poco a poco se fue especializando en conservas de alta calidad y variedad. Servi, era un joven amable y divertido con ganas de charlar, con una sonrisa y dispuesto a ayudar a sus vecinos.
Disfrutaba tanto de su trabajo y sus amigos, que durante de más de 10 años se le olvido hasta de jubilarse.
A finales de Enero se cerró para siempre, su sonrisa se vació y nos dejo a todos desolados. Muchos han dejado flores y notas en su cierre de hierro gris, muestra de amor y recuerdo. Poco a poco, las flores van llenando el escaparate, desplazando las latas y los carteles.
Servi, donde quieras que estés, nunca dejes de sonreír ni de hablar y habar, como hacías en tu tienda.
Siempre te recordaremos,
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