Cómo visitar sin entrada el altar de muertos de la Casa de México en Madrid: fechas y horarios de los pases gratuitos
El número 20 de la calle de Alberto Aguilera, en el distrito madrileño de Chamberí, esconde uno de los rincones más solicitados de la capital cada otoño. Las colas y los curiosos llenan desde principios de octubre las inmediaciones de la Casa de México, esperando para ver su impresionante altar de muertos.
Esta estampa se repite desde hace ocho años, cuando la fundación instaló por primera vez un gran esqueleto en sus escaleras centrales. Desde entonces, cada año consiguen sorprender y renovarse con nuevas ideas de decoración que traspasan el interior del edificio y se cuelan hasta en su fachada.
Durante los primeros años, la esperada cita tenía lugar a mediados de octubre, aunque desde hace varias ediciones sorprende adelantando su llegada al inicio del mes. Las entradas suelen agotarse y la fundación recibe a miles de personas que van hasta allí únicamente para ver el altar. Este 2025, la instalación se inaugurará el sábado 4 de octubre y podrá visitarse hasta el próximo 9 de noviembre.
El diseño del altar de este año y la intervención del resto de los espacios está inspirado en el cabaret mexicano bajo el título de El recuerdo. Este género escénico tiene sus raíces en las primeras décadas del siglo XX, influenciado por el cabaret europeo, especialmente el francés y el alemán. Llegó a México como una forma de entretenimiento nocturno en cafés y salones, pero pronto adquirió un carácter propio que protagonizará la composición.
En el altar, cada elemento evoca la presencia de las almas que no se han ido del todo. Sus risas aún flotan en el aire, sus pasos aún marcan el ritmo entre bastidores y su recuerdo brilla como el último foco sobre el escenario. No solo honra a quienes ya partieron, sino que también recuerda que la vida, como el mejor de los cabarets, debe vivirse cantando, bailando y amando hasta el final.
La casa estará intervenida desde la fachada hasta la segunda planta, pasando por las escaleras y los pasillos, con una pieza central que se compone de tres obras principales de arte popular: catrinas vedetes, un tzompantli de calaveras y esferas de vidrio soplado. Estas tres obras representan los tres elementos más importantes que cualquier altar de muertos debe tener.
Las catrinas son a tamaño real y han sido elaboradas con una técnica artesanal que combina papel, engrudo y pintura para dar vida a figuras llenas de color e imaginación. También habrá un tzompantli de acrílico, que en náhuatl significa hilera de cráneos y se construía por los mexicas para rendir culto a Huitzilopochtli, dios de sol y de la guerra. Si hay algo que no puede faltar son las flores. Representan el elemento de la tierra. Las más usadas son las flores de cempasúchil que con su olor ayudan a las almas a encontrar el camino hacia el altar. En este caso, serán el elemento más destacado en la fachada.
La pieza central del altar es un dibujo creado por el maestro Javier Martínez Pedro, cuyo diseño está inspirado en el camino que se inicia con la muerte y nos trae de regreso a la vida simbolizado en la ofrenda. La dualidad es un concepto presente a lo largo de todo el recorrido, la vida y la muerta, el día y la noche, la luna y el sol, el cielo y el inframundo, que se reflejan en los diferentes espacios escenográficos.
En cuanto a los colores, hay una gran variedad. Azules, rojos, fucsias y morados predominan en la vestimenta de las catrinas, que además se encuentran totalmente ataviadas de joyas, lentejuelas, plumas, tacones, grandes gorros y otros abalorios típicos de la vestimenta cabaretera.
Las vedetes se encuentran a lo largo de todas las escaleras centrales del edificio colocadas en distintas posturas: sentadas, con las piernas cruzadas, de pie o apoyadas en la barandilla. Entre los personajes representados se encuentran seis mujeres, predominantes en este género escénico, y un hombre, que viste un traje negro con sombrero de copa, contrastando su sobriedad con el colorido del resto de elementos.
Al fondo, un cartel de neón en el que pone “Cabaret. El recuerdo”, ilumina la composición. Mientras que en la parte delantera del altar, la protagonista es una lámpara de esqueletos rojos, blancos y negros que cuelgan como las lágrimas de cristal lo hace en las lámparas de araña. Su luz refleja en las cortinas de lentejuelas que cubren la entrada al edificio, creando un efecto que transporta al ambiente de los cabarés del siglo pasado.
Estos elementos hacen del diseño de este año algo único y diferente a los de ediciones anteriores. En 2024, la Casa de México optó por una intervención basada en el recorrido del mundo de los muertos al mundo de los vivos y viceversa. La pieza central del altar fue un diseño de 30 metros cuadrados de Maru Calva inspirado en los dibujos del maestro artesano Javier Martínez Pedro que sugiere el camino que se inicia con la muerte y trae a los difuntos de regreso a la vida simbolizado en la ofrenda.
El diseño y coordinación del altar de este año ha corrido a cargo del arquitecto y diseñador Guillermo González, reconocido por su capacidad de transformar espacios en escenarios memorables llenos de magia, elegancia y originalidad. Ha expuesto en diversas ocasiones en la Galería Oscar Román, donde destacan: Primera Profecía (2012–2013), Naturaleza en Extinción II (2014) y La Lotería II (2017), todas ellas muestras colectivas que reunieron a importantes artistas mexicanos contemporáneos. En el proceso de creación le han acompañado los artistas Andrés Medina, Luis Humberto Muñoz y Arlette Salas.
El altar de muertos se puede visitar de forma gratuita a partir de este sábado. Como en ediciones anteriores, la fundación espera recibir cerca de cien mil visitantes en el periodo de seis semanas e invita al público a visitarlo y disfrutar del programa de actividades que han ideado para la ocasión con visitas guiadas, talleres y un ciclo de cine. Puedes consultarlo en detalle pinchando en este enlace.
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