La Asamblea de Vivienda Madrid Centro okupa un edificio en Corredera 33
Tal y como informaban nuestros compañeros de Somos Malasaña, el edificio de la calle Corredera Baja de San Pablo 33 ha sido okupado nuevamente para dar cobijo a víctimas de la crisis de la vivienda. Una tradición la de la “okupación” que parece perpetuarse en la zona centro de manera cíclica en estas fechas. Coincidiendo con la llegada de los Reyes Magos, hace ya cuatro años se desalojaba el primer Patio Maravillas (c/Acuerdo, 8) y hace también cuatro se okupaba la actual sede de la calle del Pez 21.
Mucho ha llovido desde entonces y, como tal, también ha cambiado la filosofía de estos okupas. Mientras antes el objetivo era crear centros sociales, la brutal crisis de vivienda que está golpeando muy duro entre los ciudadanos ha movido a las asambleas de los barrios madrileños agrupados en la Obra Social Madrid y a la recién nacida Asamblea de Vivienda Centro (donde se concentran los grupos de trabajo de vivienda de las asambleas populares del 15M de Lavapiés, Austrias, Letras y Malasaña) a protagonizar una okupación para que gente corriente a la que le han quitado su vivienda tenga un techo en el que vivir.
El lugar elegido por la Asamblea de Vivienda Centro para esta okupación ha sido un edificio en la calle Corredera Baja de San Pablo número 33, en el madrileño barrio de Malasaña, en el que vivirán por el momento 13 personas. En torno a las 18 horas del 5 de enero unas 250 personas se presentaron en la puerta del edificio mientras se desplegaba una primera pancarta con la frase: "La Obra Social Madrid, ¡juntas podemos! Barrios despiertos, stop desahucios".
Acto seguido varios activistas desplegaron otra desde el segundo piso en la que podía leerse "viviendas recuperadas por la Obra Social de los barrios Madrid, defendiendo el derecho a una vivienda digna para todos", mientras en la calle los presentes gritaban “¡sí se puede!” bajo la mirada de cuatro policías municipales y dos nacionales, que en ningún momento han intervenido.
Media hora más tarde cuatro dotaciones de la Unidad de Intervención Policial, ataviadas con cascos, se presentaban en el lugar. Sin embargo, los mediadores de la Asamblea de Vivienda Centro consiguieron llegar a un acuerdo por el cual los agentes se retirarían si la concentración se disolvía. Con tan sólo una decena de personas fuera del edificio, las fuerzas del orden finalmente no intervinieron.
Se trata de un inmueble recuperado dentro de la campaña Obra Social PAHObra Social PAH de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), que ya ha ocupado 15 edificios en toda España para ofrecer cobijo a personas con problemas de emergencia habitacional. Propiedad de CaixaBank, este edificio de cinco pisos lleva vacío desde 2009, salvo el período de noviembre de 2011 a febrero de 2012, tiempo en el cual ya fue okupado, tal y como nos informaron en su momento los compañeros de Somos Malasaña.
Según han explicado miembros de la Asamblea de Vivienda Centro, el objetivo es contactar con DiagonalGest, la gestoría de Caixabank, para negociar “una solución en forma de alquiler social” y que, en caso de que no obtengan una respuesta, permanecerán en el inmueble “hasta que consigan una solución”. Se trata del segundo inmueble intervenido por la campaña Obra Social PAH, tras el retomado el pasado 3 de octubre en Carabanchel por la Obra Social Madrid.
Lucía, portavoz de la Asamblea Vivienda Centro, ha explicado que el grupo de okupas “está compuesto por gente que ha sido desahuciada o que tiene una emergencia habitacional importante y que no tiene, básicamente, un sitio donde vivir”. Según indica, “la única opción para ofrecer una vivienda a estos compañeros y que vivieran dignamente era abrir este edificio y que pudieran vivir aquí”.
La Obra Social Madrid y la Asamblea de Vivienda Madrid Centro han emitido un comunicado en el que apuntan: “No nos queda otro remedio que tomar los derechos básicos que nos han robado a millones de personas en este país para crear una vida digna en una vivienda digna, según debería garantizar la Constitución del 78 todavía en vigor”. Además, han asegurado que buscan “crear una comunidad responsable que mejore la condición del edificio y enriquezca la vida social del barrio” y que permita “recuperar el espíritu comunitario, la solidaridad vecinal, el apoyo mutuo y poder así conocernos y reconocernos en las calles”, afirman.
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