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El Orgullo de Madrid se olvida de la infancia: “Las familias estamos invisibilizadas”

Un niño en el World Pride Madrid de 2017.

Guillermo Hormigo

8 de julio de 2022 23:37 h

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“Evita asistir con niñas/os/es pequeñas/os/es o mascota”. Es uno de los consejos que MADO (Madrid Orgullo) recoge en su apartado de recomendaciones sanitarias y de seguridad para acudir a la manifestación estatal del sábado 9 de julio. “La aglomeración de gente puede asustarlas/os/es”, argumentan.

Dejar a la infancia fuera de una celebración de la igualdad, la visibilidad y la diversidad, equiparación con animales mediante, es una decisión que muchas familias e integrantes del colectivo no comprenden. Es el caso de Pedro Fuentes, secretario de la asociación de familias LGTBIQ+ Galehi. “Puedo entender que sea un problema de seguridad, pero si es así el planteamiento es malo: si los organizadores, en esencia el activismo, no son capaces de crear un espacio seguro donde puedan ir las familias y donde puedan ir los niños algo están haciendo mal”, dice.

Fuentes, padre de un niño de 12 años, se hace una pregunta que invita a replantearse toda esta cuestión: “Si no hay un espacio seguro en España para los menores de familias LGTBIQ+ durante la propia manifestación del Orgullo, ¿cómo lo va a haber en colegios, en parques o en su día a día?”.

Este médico de profesión repara en pequeños detalles que hablan por sí solos acerca de este olvido: “Hemos intentado que desde la Federación Española de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) [una de las principales instituciones responsables del Orgullo] adelanten el puesto de las familias de Galehi en la marcha, porque cuanto más atrás vas más tardas en llegar al final del recorrido. Creemos que lo conveniente sería que los niños acaben pronto, además así les quitas un rato de este sol de julio”. Finalmente no ha sido posible, les han comunicado que “ya estaba todo cerrado”.

Pero el problema va más allá de la manifestación. Fuentes lamenta la ausencia de acciones dirigidas a infancia, preadolescencia y adolescencia en todo el programa del Orgullo en Madrid: “No hay ningún tipo de actividad, ni lúdica ni menos lúdica [es decir, más enfocadas a pedagogía o concienciación]”. En su opinión los hijos de las familias LGTBIQ+ deben considerarse parte del colectivo independientemente de su orientación o identidad de género, por lo que esta falta de visibilidad no tiene sentido. “Es importante que estos niños estén en el espacio público, que puedan disfrutar de él y se sientan seguros”, añade.

El ejemplo de otras ciudades (y de la propia Madrid)

El panorama de la capital es descorazonador si lo comparamos con otras ciudades. En el Orgullo de Barcelona se celebraron, bajo el título Pride Kids, actividades especialmente enfocadas a la infancia y las familias (talleres de pintura, hinchables o cabalgatas) los días 24 y 25 de junio. El 26 del mismo mes, el parque de atracciones del Tibidabo acogió una programación especial y redujo el precio de su entrada.

Es importante que los niños de familias LGTBIQ+ estén en el espacio público, que puedan disfrutar de él y se sientan seguros

Lo mismo ha sucedido en localidades de menor tamaño, como Cádiz. El Orgullo del municipio andaluz comenzó el 25 de junio con actividades dirigidas a menores de entre 5 y 14 años propuestas por Aghois (Asociación LGTBIQ+ gaditana): manualidades, baile, música y cuentacuentos. “Consideramos fundamental dirigirnos a los más pequeños porque son el futuro y deben estar educados en igualdad y tolerancia”, declaró al presentar esta programación el presidente de Aghois, Jaime Zamora.

Si nos quedamos en Madrid, este tipo de actos suelen tener un lugar reservado en la mayoría de fiestas. Y si vamos atrás en el tiempo, vemos que también se ha producido un retroceso a este respecto en el Orgullo. En 2017, dentro del mastodóntico World Pride, la organización sí dispuso espacios y eventos para familias. El World Pride Park, que se instaló en Madrid Río, fue sede de Chueca Kids (iniciativa ahora desaparecida que inició su andadura en 2015). Durante dos días, desde la mañana hasta bien entrada la tarde, se sucedieron talleres o conciertos en un enclave donde se estableció además una zona de juegos. Eso sí, algunas voces criticaron que el vínculo con el contexto del colectivo brilló por su ausencia.

El poder de visibilizar y normalizar

“Creo que mi hijo ha cambiado más mentalidades a lo largo de los 9 años que ha estado en el colegio de lo que pueda cambiar el mejor mitin del mejor activista. Sus compañeros conocen la diversidad y la ven, es un aprendizaje constante que han tenido al compartir cosas con él desde los 3 años. Aunque luego la educación que reciben en casa o a través de las redes sociales sea determinante, eso queda ahí”. Así de contundente se muestra Fuentes para ilustrar la importancia de visibilizar y normalizar distintos modelos de familia, algo a lo que está convencido de que contribuiría un programa dedicado a las edades más tempranas en el marco del Orgullo.

El secretario de Galehi echa en falta, además de espacios para la infancia y los núcleos familiares, más análisis y concienciación sobre este asunto: “No hay una sola charla sobre cómo se vive en nuestros entornos o sobre la necesidad de que los libros de texto reflejen modelos que vayan más allá del padre-madre, porque esto no se ajusta a la diversidad familiar que hay ahora en los colegios [aquí va más allá del colectivo y hace referencia a progenitores divorciados con nuevas parejas o familias monoparentales]”. Opina en definitiva que “las familias están invisibilizadas” dentro de esta celebración.

Propuesta de enmienda para futuras ediciones

El área de familia fue la última en incorporarse a la FELGTB. Desde hace pocos meses, está en manos de la propia Galehi “de modo transitorio”, según Fuentes. Por ello, entona también el mea culpa: “Reconozco que no hemos hecho propuestas a este respecto en el poco tiempo que llevamos implicados, aunque también es cierto que creíamos que se estaba trabajando en ello. Cuando nuestro vicepresidente [Jesús Santos] asumió el área de familias estaba ya todo prácticamente cerrado y no había mucha capacidad de maniobra”.

Es por esto que desde la junta directiva de Galehi tienen claro que, en cuanto acabe este MADO, hay que pensar en el siguiente con la perspectiva infantil y familiar en la cabeza. “Vamos a ir además a exigencias máximas”, puntualiza, ya que “si educas en la diversidad, luego es muy difícil cortar esa cadena. A los niños hay que darles su protagonismo, no quitárselo, porque son quienes van a cambiar la sociedad de mañana”.

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