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Una Gran Vía más luminosa

Iluminación de la Gran Vía madrileña, con el nuevo y el antiguo modelo de farola | SOMOS CHUECA

Somos Chueca

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Las obras de la nueva Gran Vía avanzan a buen ritmo. Tras terminar la instalación de las nuevas aceras, en las que ya hemos podido ver las primeras terrazas y asientos de piedra, ahora le toca el turno a las farolas y primeras señales verticales para alertar a peatones y conductores de algunas de las normas que deberán cumplir a partir de ahora.

Tal y como adelantaba el proyecto presentado por la propia alcaldesa de la ciudad, Manuela Carmena, la nueva Gran Vía renuncia a los modelos de faroles tipo “Villa” como los instalados en las once calles remodeladas de Chueca y los reemplaza por un tipo de alumbrado más contemporáneo y acorde a las líneas rectas y limpias del resto de mobiliario que se instalará en esa emblemática calle.

En total está previsto colocar 124 columnas luminosas, cada una de ellas con dos luminarias tipo LED de luz blanca, una enfocada a la zona peatonal y otra a la calzada por la que transitan los vehículos, tal y como se aprecia en la imagen inferior:

El nuevo tipo de farolas elegido no solo es sostenible y energéticamente eficiente, sino que aporta mayor luminosidad a la Gran Vía que las actuales. El uso de tecnología LED y la ubicación de cada luminaria a mayor altura que en el modelo anterior permite ampliar el campo a iluminar.

Además, la elección de luz blanca en vez de naranja hacen de la Gran Vía parezca un espacio más luminoso y acogedor que antes de las obras, aunque también se intuye que aumentará la contaminación lumínica.

En las últimas semanas también hemos sido testigos de la instalación de los primeros bolardos en pasos peatonales como el de Gran Vía, 8, frente a la tienda de la exclusiva de firma Loewe.

Estos elementos cumplen la doble misión, por una parte protegen a los peatones del tráfico y, por otra, al negocio de futuros alunizajes en el escaparate, uno de los métodos favoritos de los amigos de lo ajeno para hacerse con un cuantioso botín.

Y es que, aunque por seguridad se descartó la implantación del diseño de plataforma única para la Gran Vía, sí que se han reducido al mínimo las alturas de los bordillos, especialmente en los pasos de cebra y las intersecciones. Con estos bolardos altos se impide que los vehículos aprovechen la ausencia de bordillo para subirse a la acera.

¿Y las papeleras y los bancos, para cuándo?

Si bien la llegada a la Gran Vía de las nuevas farolas es algo que celebrar, los viandantes aún echan de menos dos elementos de mobiliario urbano de gran utilidad: las papeleras y los nuevos bancos de madera que se estrenan en el catálogo de bancos de la ciudad y que se instalarán por primera vez en la Gran Vía.

Una ausencia de papeleras que los peatones suplen utilizando los alcorques aún sin árboles como espacio para depositar colillas y papeles o esperando a cruzarse en su camino con algún cubo de basura donde poder depositar los desperdicios, cuando no arrojan la basura directamente sobre la acera.

En cuanto a los prometidos lugares para el descanso peatonal, hasta el momento solo hemos podido reposar en asientos de piedra, similares a los instalados en las once calles reformadas de Chueca, pero de mayores dimensiones debido a la mayor amplitud de las nuevas aceras. La otra alternativa para una parada en el camino son las terrazas de los negocios de hostelería, que no han cerrado por obras.

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