La vida pasada del Mercado de Fuencarral a través de la publicidad
Ayer desayunábamos con la noticia de que el Mercado de Fuencarral ha sido vendido, y que a mediados de 2015 el edificio quedará vacío de comerciantes y a disposición de una gran marca aún por decidir.
Su vida actual comenzó en 1998, tras la rehabilitación y remodelación del edificio a la forma de los mercadillos londinenes, que llevaron a cabo Horacio Domínguez y el diseñador Nacho James. El inmueble venía de un largo periodo de abandono, pero antes hubo en él otras etapas comerciales propias de otras épocas.
El número 45 de la calle Fuencarral, aún antes de estar ocupado por el actual edificio, fue siempre un espacio singular de actividad comercial. Encontramos en prensa numerosos comerciales, anuncios por palabras y rastros de ello.
Al menos desde la primera década del siglo XX, y hasta los años treinta, hemos encontrado numerosa publicidad en prensa de un peculiar establecimiento que ocupaba el lugar del actual edificio del Mercado de Fuencarral: Al Todo de Ocasión.
En el local se podía comprar y vender de todo para la casa. Como muestra, algunas cosas que hemos encontrado en diferentes anuncios: alhajas, máquinas de escribir, gramófonos, pianolas, mesas de billar (también bolas y tacos), abanicos antiguos, bicicletas, escopetas… Debía ser un tipo de tienda popular en la zona, porque en alguna publicidad advertían “conviene fijarse bien en el título de la casa antes de entrar en la tienda, para no confundirla con otras similares”.
Allí continuó habiendo diferentes oficinas y locales comerciales hasta que, durante los años sesenta y setenta, estuvieron en el lugar las dependencias de Cupón Hogar Moderno, empresa que editaba unos cupones coleccionables que se podían conseguir en las tiendas de ultramarinos. Una vez terminados los álbumes –alguno aún se puede comprar en el mercado de coleccionista- se podían cambiar por una serie de regalos, canjeables en el 45 de la calle Fuencarral. La periodista Grace Morales lo recordaba así en El butano popular:
“En los setenta, en las tiendas de barrio te daban cupones con cada compra. Los había de varias clases, de Spar, Vegé, y unos que llevaban estampados una casa roja con las letras ”Hogar Moderno“, empresa de descuentos que ofrecía material de restos de serie o donaciones, algo que suena a chanchullo muy español y muy coyuntural. Los había de una y de cinco pesetas. Los pegábamos en unas cartillas el colmo de lo kitsch, porque en la portada sonreía una modelo vestida con una blusa psicodélica sosteniendo una casa de cartón hecha con cupones, y que fue foto de los créditos del Nº 2 de Mondo Brutto, por razones obvias. Cuando teníamos una cantidad respetable de cartillas, que yo creía un fortunón, mi madre y yo acudíamos a la propia casa del Sr. Hogar Moderno, y allí mirábamos las maravillas que nos íbamos a poder llevar gratis, impresas en un catálogo a la entrada. Había muebles de formica, baterías de cocina, roboces… Pero nunca salíamos con algo más que una fiambrera o, en un clásico del eterno retorno, el inevitable juego de tazas.
La Casa del Hogar Moderno quedaba en el 45 de Fuencarral. Era una mezcla de economato y grandes almacenes, con fachada de cristal y decoración de los sesenta. Sí, fue allí donde tras quedar abandonado muchos años el inmueble, montaron el famous Mercado de tiendas modernas, DJs y tendencias.“
La de Fuencarral siempre fue una calle tremendamente comercial, con gran auge de los almacenes desde los años veinte, como los Eleuterio (Fuencarral 14) o los Almacenes San Mateo (los del célebre lema Si no lo veo no lo creo…Almacenes San Mateo, en la esquina con la calle que les daba nombre). Incluso antes, su mismo nacimiento se debe a la actividad comercial surgida a orillas de una de las vías de acceso a la ciudad.
Parece que ahora le llega la fecha de caducidad a un establecimiento cuyo nombre hace poco lucía como vanguardia de las últimas modas. Algún día su recuerdo se podrá rastrear también en su colorida publicidad.
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