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Arganzuela cambia otro nombre mal puesto en su callejero

Vista de la plaza Rutilio Gaci (antes Rutilio Gacís)

Diego Casado

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Madrid alberga tantas calles que las erratas en su callejero son raras pero constantes. La mayoría se dan por buenas y pasan a formar parte del imaginario colectivo, pero otras se rectifican. Fue lo que sucedió el pasado 25 de noviembre, cuando el Ayuntamiento decidió poner oficialmente fin a una errata histórica en una de las plazas de su callejero. La que hasta ahora se había llamado Rutilio Gacis (o Gacís, como mucha gente la conoce) desde que apareció en los mapas municipales, en el año 1953.

Esta plaza situada junto a la iglesia de la Beata María Ana de Jesús, muy cerca del Matadero, es un espacio de encuentro natural del barrio y que en otro tiempo funcionaba como la plaza de un pueblo, con pilón en el centro incluido, y que hoy cuenta con mucha actividad en cualquier momento del día y un bar en una de sus esquinas que parece sacado del centro de Malasaña. El lugar fue dedicado a recordar a un escultor italiano del siglo XVII, que dejó en la ciudad importantes trabajos. El problema es que su apellido siempre fue Gaci, y no Gacis.

Se desconoce si el error de nomenclatura partió de la errata de algún funcionario, de un mandatario o tal vez de algún historiador poco riguroso. Pero la denominación incorrecta de la plaza se ha mantenido durante nada menos que 68 años en la capital. Y, aunque en los planos digitales el Ayuntamiento de Madrid ya lo ha cambiado, la errata todavía pervive en las placas de la plaza, que no han sido cambiadas.

Rutilio Gaci (Castiglione, Italia, 1570 - Madrid, 1634) llegó a la capital a los 18 años como secretario de Pietro de Medici, miembro de la ilustre familia florentina que además era hijo de una española. Desde entonces estuvo vinculado a diversos puestos diplomáticos -llegó a ser nombrado gentilhombre de Felipe IV-, actividad que compatibilizada con trabajos de escultura, pintura (especialista en retratos en cera de colores) y fabricación de medallas.

Su obra más destacada la desarrolló junto al arquitecto real Juan Goméz de Mora, con quien diseñó algunas fuentes públicas con las que se remodeló entonces el aspecto de Madrid. Se colocaron en la plaza de la Puerta Cerrada, la de la Villa, la Puerta del Sol y en la plaza de las Descalzas. Todas están hoy desaparecidas, aunque los escritos y grabados hablan de un estilo ornamental de influencia italiana, con esculturas de mármol blanco de temas mitológicos.

La historia de la mal llamada plaza de Rutilio Gacis también tuvo un interesante pasado reciente. El espacio fue protagonista de un proceso participativo dentro del programa Imagina Madrid, gracias al que se desarrollaron actividades comunitarias con el objetivo de superar algunos conflictos de convivencia que albergaba. En el inicio de la legislatura de Almeida, el lugar fue reformado después de varios años de denuncia vecinales y también de la insistencia de Ciudadanos, partido responsable también del cambio de nombre.

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