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La “privatización encubierta” de un campo de fútbol enfrenta a vecinos y clubes con el Ayuntamiento de Madrid

Protesta de los clubes Santiago Apóstol y Racing Villaverde frente a la sede de la Junta Municipal del distrito de Villaverde, el pasado jueves.

Guillermo Hormigo

Madrid —

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David Díez de la Cruz fue uno de los fundadores de la escuela de fútbol del Racing Villaverde en 2011. Con ella daba un paso más en su trayectoria deportiva, pero también social, este modesto club del barrio de Butarque, en Madrid, que cuenta ya con medio siglo de historia. El objetivo era promocionar el fútbol, pero también una alternativa de vida, entre los más jóvenes. Díez de la Cruz, con una amplia carrera como futbolista y entrenador, se convirtió así en un impulsor del fútbol base y el fútbol femenino en el distrito. Después de su temprana muerte en 2020, con solo 35 años, el campo de Los Rosales en el que desarrolló sus última etapa de actividad deportiva fue rebautizado con su nombre.

Cuatro años después, el club al que dedicó sus últimos años se enfrenta a la amenaza de expulsión de ese mismo campo. El Racing Villaverde Club de Fútbol comparte el recinto con el Club Deportivo Santiago Apóstol, un equipo fundado en 2011 que al igual que el Racing se asienta en este terreno de juego desde 2013 gracias a un acuerdo de cesión. Por aquel entonces la superficie era de tierra, pero la presión de ambos clubes y el impulso de su actividad deportiva acabó provocando que el Ayuntamiento de Madrid lo renovara con césped artificial en 2017. Ahora el propio Gobierno de José Luis Martínez-Almeida ha lanzado un concurso público que, según ambas entidades deportivas, les hace “imposible” poder continuar con su trabajo en el barrio.

El concejal presidente del distrito de Villaverde, Orlando Chacón, prepara la cesión de estas instalaciones en una convocatoria pública que se ha encontrado con la oposición de los equipos, las familias, las asociaciones vecinales y el tejido del pequeño comercio del barrio. “Nos dieron la concesión cuando todo esto no era de nadie, cuando no lo quería nadie”, rememora en conversación con Somos Madrid la secretaria del Racing Villaverde, Lorena Machín. “Ahora, en cambio, nos ponen todas las trabas del mundo”.

Las quejas de Racing y Santiago Apóstol frente al pliego se centran en dos puntos. Por un lado, uno de los aspectos que favorece la obtención del contrato es la posibilidad de ceder el campo al propio Ayuntamiento durante un determinado número de horas. Estos dos equipos cuentan con decenas de categorías, por lo que no disponen de huecos libres en los que permitir la explotación del David Díez de la Cruz al consistorio. “Hay entrenamientos desde las 16.00 hasta las 22.30, justo lo que demuestra la implicación que tenemos con todo el barrio y con el fútbol”, apunta Lorena.

El segundo punto es la asunción de la totalidad de los costes de mantenimiento por parte de la entidad que gane el concurso. “Puedo entender que paguemos gastos como el agua o incluso la luz, pero no que el Ayuntamiento no vaya a ocuparse del mantenimiento del propio campo”, expone Lorena. Denuncia además que han solicitado a la Junta Municipal del Distrito de Villaverde que al menos especifique con cifras concretas esta inversión, sin que hayan recibido todavía ninguna respuesta.

Vecinos y clubes denuncian en este sentido “un agravio” con respecto a concursos similares. Francisco Folgueiras, director deportivo del Santiago Apóstol desde hace tres años y entrenador en el club desde hace ocho, indica que “de todas las escuelas deportivas que hay en Madrid solo una en Aluche se ocupa de abonar todos los gastos”.

Así lo explica también en declaraciones a este periódico Antonio Abueitah, de la Asociación Vecinal Independiente de Butarque: “El campo más cercano a este es el de la Asociación Deportiva Cultural San Fermín, en Usera. En aquel pliego daban un peso mayor al vínculo con el distrito y el ganador del concurso no debía afrontar los gastos de suministro. Casualmente el presidente del San Fermín es Andrés Navarro, diputado del Partido Popular en la Asamblea de Madrid”.

Fútbol que hace barrio

Antonio es padre de un chico que se apuntó al equipo con 3 años y ahora sigue en él con 17. Su hija también juega en el Racing. Incide en lo que ha supuesto para Butarque, una zona desarrollada urbanísticamente en las últimas décadas sin que las estructuras dotacionales hayan crecido a la par, la implantación de ambos clubes: “Han crecido jugando en tierra, en condiciones muy por debajo del resto de Madrid, con un único campo y sin intención por parte del Ayuntamiento de hacer otro. En la adversidad, sin colegios o con colegios en obras y con la obligación de marcharse del barrio para cualquier cosa. Tratados como ciudadanos de segunda en su barrio y con el riego del fracaso escolar o las bandas, la identidad les ha venido gracias al equipo de fútbol. Es más que la actividad deportiva deportiva, es una función social y de ocio”.

“El Ayuntamiento no está teniendo en cuenta esta labor del Racing y el Santiago Apóstol. Nos dicen que usan el campo por la cara y criminalizan a los clubes. No consideran el arraigo ni lo que implica ser de Villaverde, mientras abren la puerta a la entrada de cualquier club de Madrid, incluidos algunos que son auténticos negocios. Por el contrario aquí todo el mundo es voluntario y se asume los costes de personas vulnerables. Disfrutamos de las cuotas más baratas de todo Madrid”, expone. Lorena concreta que los chicos y chicas pagan de media 350 euros de cuota anual, “una de las más bajas de toda la ciudad”.

Nos dicen que los equipos usan el campo por la cara y criminalizan a los clubes. No consideran el arraigo ni lo que implica ser de Villaverde, mientras abren la puerta a la entrada de cualquier club de Madrid, incluidos algunos que son auténticos negocios

El hijo de Lorena juega en el Racing desde los 4 años y, ahora que tiene 15, entrena además a la categoría benjamín. Francisco Folgueiras también es padre de un chico que integra uno de los equipos del Santiago Apóstol. Teme que su día a día se vea afectado por el concurso convocado por el Ayuntamiento. “Para nosotros lo más importante es que los chavales no estén en la calle”, dice.

El Ayuntamiento se ampara en “la igualdad de oportunidades”

Desde el consistorio defienden en declaraciones a este diario las condiciones del pliego: “Lo que la Junta Municipal de Villaverde persigue es velar por la igualdad de oportunidades de los clubes del distrito, que abonan las tasas municipales por el uso de las instalaciones deportivas, mientras que los clubes Racing Villaverde y Santiago Apóstol usan estas instalaciones de forma gratuita y sin contraprestación por los gastos de suministros y mantenimiento”. Estas fuentes municipales, que remiten a unas declaraciones del pasado viernes de la vicealcaldesa Inmaculada Sanz en términos similares, mantienen que “el Ayuntamiento ha invertido más de 700.000 euros en la adecuación de la infraestructura y la instalación del césped artificial del campo de fútbol”.

“Las bases dan preferencia a clubes que sean del distrito, con antigüedad en él y que desarrollen su actividad en Villaverde, de manera que, en igualdad de calidad del proyecto deportivo, estas entidades tendrán 16 puntos más”, recuerdan desde el Ejecutivo municipal, una cantidad que para los equipos implicados es “claramente insuficiente”. El Gobierno de Cibeles apostilla que “no se trata de una privatización, ya que solo pueden concurrir entidades sin ánimo de lucro que en sus estatutos incluyan promoción de actividades deportivas”.

Antonio matiza que cualquier club entra dentro de esa descripción, “incluidos esos de primer nivel que funcionan como auténticas empresas”. “La licitación es una trampa, vale con que uno de sus fines sea el deportivo, aunque sea una entidad sin ánimo de lucro es una privatización encubierta. Pones en manos privadas un campo público”, concluye.

Ni los clubes ni los residentes que les apoyan están dispuestos a bajar los brazos. Han iniciado una campaña de recogida de firmas que ha sido apoyada por más de 3.500 personas. Este jueves se concentraron frente al pleno de la Junta Municipal de Villaverde, en el que además miembros de las entidades deportivas implicadas detallaron sus reivindicaciones en un turno de palabra. Defienden un campo “que siga siendo del barrio”, que “no se vende”. Saben que es complicado, pero están dispuestos a seguir con su batalla partido a partido.

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