Range Rover: el rey del lujo se reafirma en el trono
En su quinta generación y con más de 50 años, el Range Rover eleva el tono en su habitual supremacía entre los SUV de lujo. Una selecta porción del mercado en el que el matiz es tan importante como la puesta en escena. No hay lugar a la duda, el nuevo Range Rover se mantiene fiel a sus raíces a la vez que abraza la modernidad con un diseño exterior e interior caracterizado por la armonía de proporciones, superficies y líneas. Preparado para cualquier situación, combina la comodidad y el aplomo con unas prestaciones que ofrecen una experiencia única y un viaje de primera clase a un pasaje de cuatro, cinco o, por primera vez, siete ocupantes con total comodidad.
Con este marco como definición general, merece la pena bajar al detalle de la cantidad de novedades que concentra el nuevo modelo, construido sobre una inédita plataforma de aluminio un 50% más rígida. Aunque advertimos ya que en lo que dura este artículo, apenas va a dar para nombrarlas: la versión extendida daría, sin exagerar, para un pequeño libro. Y es que lo que sucede a la vista de las fotos, es que este último Range Rover, lleva la filosofía del diseño modernista y los niveles de calidad a otro nivel, combinando una comodidad y aplomo con presencia y sofisticación.
Desde el frontal a la innovadora interpretación de su característico perfil se mantiene una sensación de continuidad que queda subrayada por una línea del techo baja, superficies limpias, la armonía de proporciones, su expresión, la repetición de los adornos en las puertas delanteras o la cintura relativamente baja combinada con pilares y techo contrastados en negro. Sin olvidar su capó con apariencia de concha, una de las características más icónicas de la forma del Range Rover desde 1970.
Pero que los árboles no oculten el bosque: las ópticas traseras LED camufladas tienen un rendimiento superior, el hombro que recorre el habitáculo es más pronunciado y, por encima de todo, los pasos de rueda enmascaran unas increíbles llantas de 23 pulgadas (incorporadas por primera vez en un Range Rover). Donde el cambio es evidente y será sencillo distinguirlo, es en la zaga. A las ópticas verticales colocadas en los extremos, se añade ahora un adorno perimetral que las conecta como si se tratara de un único elemento acabado en negro brillante, donde están integrados los intermitentes. Y gustará más o menos, pero la verdad es que cierra una carrocería que va de más a menos ancha (2,05 metros entre retrovisores). Sin dejar de mencionar el práctico portón trasero dividido en dos piezas y con función de palco.
Modernidad por fuera y por dentro
Si por fuera resulta llamativo, los pocos que puedan permitirse habitarlo, tienen reservado una experiencia nunca vista. Su interior alberga tecnologías intuitivas y vanguardistas diseñadas para adaptarse con armonía a las superficies y a los materiales. Los tiradores de las puertas emergen de la carrocería y son la forma de activar la apertura asistida de la puerta. El cierre desde dentro está igualmente motorizado y cuando el habitáculo queda sellado, evoca un auténtico santuario de paz.
En la atmósfera se ofrecen nuevos niveles de bienestar en el sector de los SUV de lujo. Con filtrado de partículas PM 2,5 —que ayuda a reducir considerablemente los olores desagradables y los virus— solo el aroma de los tejidos Kvadrat o Ultrafabrics y la madera auténtica, toman protagonismo. En la consola central, se abandona el diseño de dos pantallas separadas para sustituirla por una central de 13,1 que parece flotar sobre el mueble. Es la de mayor tamaño incorporada en un Range Rover hasta la fecha.
La instrumentación se presenta a su vez sobre otra pantalla TFT completamente personalizable, detrás de un volante de nuevo diseño con dos radios y mayor sensación de ligereza. Completamente nuevo es el acceso háptico a los mandos de la climatización, cambio y control de los sistemas de suspensión y ayuda a la conducción, que devuelven una confirmación física cuando se interviene sobre ellos, aunque parezca que no haya una tecla como tal. Pantallas táctiles se montan también en opción para los pasajeros de la segunda fila, y en el caso de la configuración de cuatro butacas, una central adicional permite tomar el control total de algunas prestaciones orientadas al confort,como los reposapiernas extensibles y calefactados, o la apertura de una pequeña nevera en cuyas dimensiones lógicamente cabe una botella de espumoso y dos copas.
La ensoñación de lo que se ve y se toca, va más allá con lo que se oye, o mejor dicho, con lo que se deja de oír. En primicia absoluta, el sistema de cancelación activa del ruido de la carretera de tercera generación controla las vibraciones de las llantas, el ruido de los neumáticos y los sonidos del motor que se perciben en el habitáculo y genera una señal de cancelación que se emite por los 35 altavoces del sistema. En cada reposacabezas, una pareja de altavoces más pequeños, crean “zonas de tranquilidad individual”. Y el conjunto se comporta como unos auriculares de diadema de gama alta.
Pero ojo, porque al confort con matiz de ciencia ficción, también contribuye la más tradicional suspensión neumática. El Range Rover y su nivel de sofisticación van pareja al tiempo dedicado en su desarrollo. Vinculada a los datos de navegación eHorizon, el Dynamic Response Pro es capaz de anticipar los movimientos de la carrocería en relación con el trazado, conteniendo el máximo los movimientos de una carrocería que mide casi 1,90 metros de alto y mide más de cinco metros en la configuración “corta”, a la vez que permite a los ocupantes disfrutar de largos viajes con total armonía.