Skoda pone el acento Scout en el siempre práctico Spaceback
El diseño es un factor determinante a la hora de comprar un coche nuevo. Solo así se explica el fenómeno SUV. Bajo esta moda -turismos con características, más visuales que técnicas, de todoterreno-, las marcas ofrecen modelos y versiones de linaje campero en sus respetivas gamas. Así lo corrobora Skoda con su Spaceback Scout, una declinación con elementos estéticos off road del compacto de la casa checa.
A diferencia de otros Scout (denominación comercial que usa Skoda para sus variantes camperas), el Spaceback es un nivel de acabado más que una variante específica. No hay cambios en la suspensión ni es posible su asociación a un sistema de tracción 4x4. Ni siquiera la inclusión de un control de tracción evolucionado que evite el deslizamiento de las ruedas delanteras (en este caso, las únicas motrices). Nada, Skoda ha afinado el tiro: este turismo con piel de SUV saldrá poco fuera de asfalto, y cuando lo haga circulará por pistas en buen estado.
Compacto de 4,30 metros de longitud y con carrocería de cinco puertas (más un señor maletero de 415 litros de capacidad), el Skoda Spaceback Scout recibe una capa de maquillaje notable para ganar en atractivo. Ahora, la sencillez estética del modelo de serie evoluciona gracias a unas protecciones plásticas en todo el perímetro, un paragolpes delantero y un difusor trasero decorativos en símil de aluminio, un pequeño spoiler trasero sobre la luneta, espejos decorados en color plateado y unas llantas de 17 pulgadas denominadas Camelot.
Robustez es la palabra que surge de este look Scout que incluye alguna sorpresa más. También diferenciación. Por ejemplo, en un interior que ofrece de serie el volante forrado en piel y con mandos multifunción, así como una tapicería específica. Y tratándose de un acabado alto de la gama Spaceback, el equipamiento es bastante extenso: Full Link, pantalla de 6,5 pulgadas, Bluetooth, lector USB y de tarjetas SD, control de velocidad, elevalunas eléctricos, climatizador, asistente de arranque en cuestas, faros LED diurnos, faros de xenón, techo panorámico…
Por supuesto tampoco faltan las soluciones prácticas Simply Clever de Skoda, como por ejemplo, un rascador de hielo en la tapa del depósito de combustible, un lugar específico para guardar el chaleco de emergencia bajo el asiento del conductor, un tirador de goma en el portón del maletero, un portatickets en el parabrisas o una toma de corriente de 12 voltios. Todos ellos pequeños detalles que te hacen más fácil el día a día.
Esta filosofía de practicidad queda muy bien reflejada en el habitáculo del Spaceback Scout. El acceso es cómodo; la zona acristalada generosa beneficiando la visibilidad en todas las direcciones; la organización de la consola muy lógica encontrando los mandos con facilidad; y hay disponibles grandes huecos, bolsas y cajoneras para dejar objetos de todos los tamaños -incluido un espacio entre los dos asientos delanteros para dejar una botella de 1,5 litros-.
Como aliado mecánico, el motor de tres cilindros turbodiésel de 1.4 litros y 90 CV de potencia. Acoplado a la tracción delantera mediante el cambio automático de doble embrague y siete velocidades (DSG), es un binomio poco refinado y corto de par (230 Nm entre 1.750 y 2.500 rpm) en determinadas circunstancias. El DSG funciona razonablemente bien y rápido -aunque patina en exceso en marchas cortas y marcha atrás- y, como siempre, la mecánica TDI garantiza la mejor economía de consumo: en una conducción real y a un ritmo alegre por tramos urbanos y de carretera marcó 4,8 litros a los 100 kilómetros.
Como buen compacto generalista, el equilibrio entre confort y agilidad está garantizando, aunque la balanza se incline más hacia lo primero que hacia lo segundo. Es un coche cómodo de suspensiones, con una dirección demasiado desmultiplicada que copia poco lo que ocurre bajos los neumáticos, y aunque su chasis es bueno queda por debajo de las referencias del segmento (Seat León, Renault Mégane, Opel Astra o Ford Focus) en cuanto a calidad de rodadura.
Dicho todo esto, el Skoda Spaceback es una excelente opción de compra por su relación equipamiento/calidad/precio (disponible desde 14.000 euros), por su versatilidad típicamente familiar y, en el caso del Pack Scout (1.000 euros de sobreprecio respecto al acabado Ambition del que deriva), por su diseño más picante gracias a elementos estéticos de orientación off road que configuran un coche a la moda SUV pero sin perder su esencia: la utilidad al servicio del conductor.