El B-Side Festival cierra su decimosexta edición con 3.000 espectadores, en un año marcado por los protocolos COVID y la reducción de aforos
La decimosexta edición del B-Side Festival de Molina de Segura (Murcia) concluyó ayer domingo 5 de septiembre tras la fantástica respuesta del público molinense que ha agotado prácticamente todos los aforos, llegando a sumar 3.000 espectadores en los 6 escenarios programados, que contaban con más de un 80% de actividades gratuitas, a las que se podía acceder previa reserva de invitaciones.
En un año en el que el evento ha tenido que reestructurarse para adaptar su habitual formato al cumplimiento de los protocolos sanitarios para la contención del covid-19, se ha logrado llegar al fin de esta edición sin incidencias reseñables, gracias al comportamiento ejemplar del público.
El Festival arrancó el miércoles 1 de septiembre estrenando en su programación un nuevo formato llamado Secret Shows, conciertos íntimos a los que el público asistió sin conocer hasta el último momento quién era el artista del que iban a disfrutar. Carmen Boza, Kuve y Arco fueron los artistas invitados para estos conciertos desarrollados durante los tres primeros días del festival, en localizaciones acogedoras y con encanto como el área recreativa de la Rambla de las Canteras, el Parque de la Compañía y la sala multiusos del Teatro Villa de Molina.
El jueves 2 de septiembre se estrenó el escenario principal en el Auditorio Municipal de Molina de Segura con la actuación de Carlos Vudú y el Clan Jukebox que introdujo a los madrileños Sidecars, uno de los platos fuertes de esta edición, que nos regalaron una noche inolvidable con su descarga de sonidos rockeros.
El viernes 3 de septiembre se retomó la jornada en el Auditorio con la emotiva actuación de Muerdo, que fue profeta en su tierra con sus ritmos latinos y su grito de socorro para el Mar Menor. Le siguió la brillante actuación de Depedro, uno de los momentos más esperados del festival. Jairo Zabala y su banda no dejaron indiferente a nadie y trajeron a Molina sus temas cargados de luz y de fusión latina.
El sábado 4 de septiembre les llegó el turno a los más pequeños, que llenaron la Plaza de Europa para disfrutar de Los Lagartos en Familia en el Baby B-Side, al mismo tiempo que se inauguraba el escenario B-Side Tapas en la Plaza de España. Los primeros en pisarlo fueron los cartageneros Wave que llegaron con su flow para compartir con los asistentes el mejor de las ratos. Para terminar la mañana, les sucedieron Las Wonder con su rock alternativo de última generación, cargado de mensajes sociales.
Por la tarde, los chicos de K!ngdom derrocharon su energía en el B-Side Tapas con su pop electrónico que hizo bailar a todo el público desde sus sillas. Calentaron los motores para la llegada de Don Fluor que demostró que también hay espacio para los DJs en tiempos de pandemia.
Empezaba entonces la última jornada en el Auditorio, donde el público acogió con calidez a la catalana Suu que trajo a Molina su sonido íntimo y tropical, llenando el anfiteatro con su ukelele. A las 22:30 pisó el escenario Natalia Lacunza con su banda. No defraudaron a un público repleto de fans que las esperaba con gran entusiasmo y que no dejó de corear ninguna de sus canciones. Su concierto contó además con la colaboración del cantante de Trashi, una de las bandas revelación del pop español.
Finalmente, el domingo 5 de septiembre, clausuraron el B-Side Tapas los chicos de Ruto Neón que vinieron a presentar sus nuevas canciones y abrir el apetito para la llegada de La La Love You, la divertida banda de indie pop encargada de poner el broche de oro a una edición inolvidable de B-Side Festival.
En un año en el que todos los festivales del país han visto sus aforos reducidos y han tenido que adaptarse a las medidas sanitarias con el objetivo de minimizar al máximo los riesgos de contagio, el B-Side Festival se ha convertido en otro ejemplo de que la cultura es segura, posible y necesaria en tiempos de pandemia. Hasta el 2022.
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