Querido Óscar. Soy una mujer humilde, de clase trabajadora y sin muchos estudios… Una de esas personas que pocas veces se siente representada por los políticos y a las que Podemos les abrió una esperanza. Seguía a Pablo Iglesias en televisión y voté a Podemos en las europeas de 2014. Aquella noche calurosa de mayo apenas dormí de la alegría.
Cuando en febrero de 2015 te presentaste a la Secretaría General de Podemos, tengo que confesar que no te conocía. Tampoco mis vecinos y la gente con la que trabajo. Sin embargo, confié en ti porque Pablo Iglesias avalaba tu candidatura, como avaló también que fueras nuestro candidato a las elecciones autonómicas de 2015. Hice campaña por ti, pegué carteles, fui a todos los mítines que pude y, sobre todo, di la cara por Óscar Urralburu en la tienda de la esquina, en el parque y en el bar de debajo de mi casa.
Puede que no fueras murciano ni vinieras de una trayectoria política desde abajo, como concejal en un pueblo o vocal de una junta, pero eras la cara del equipo de Iglesias aquí y yo quería que un equipo así cambiara la Región de Murcia. En las elecciones autonómicas tuvimos 6 diputados remando todos juntos. ¡El miedo estaba cambiaba por fin de bando! ¡Menuda entrada en las instituciones!
Poco más de un año después, en diciembre de 2016, leí en la prensa que apoyabas las tesis de Íñigo Errejón. Me llegó aquel manifiesto que firmabas con gente que ya no está en Podemos como Sergio Pascual o Tania Sánchez. Aunque compartía muchas cosas de las que decíais en el manifiesto “Recuperar la ilusión”, tengo que decirte que no me gustó que sacarais aquel Pablo Iglesias de cartón-piedra apoyando vuestra candidatura. Cuando uno va a un congreso se presenta con sus propuestas y su portavoz. Lo demás me parece confundir al personal. Por eso voté por Pablo Iglesias en Vistalegre II. Aunque no lo tuve claro hasta el final, me pareció más sincero. Si algo valoro en un político es el ir de frente.
Acabado el Congreso me dije, “por fin, ahora toca ponerse a trabajar”. En Podemos decide la gente y la gente había tomado un rumbo claro. Tocaba remar otra vez juntos. Con Pablo Iglesias en el Congreso. Con Errejón en Madrid, a pesar de aquel lío con Carolina Bescansa. Contigo aquí en Murcia. Nada más lejos de la realidad. Cada vez que entraba en las redes sociales me encontraba con una nueva polémica.
No eran los medios de la derecha ni las cloacas. Eran los propios cargos de tu dirección los que criticaban cualquier declaración de Pablo Iglesias, al que acabábamos de reelegir como Secretario General. Los que le daban más bombo a las críticas contra Podemos que al trabajo de nuestra gente. Los que insinuaban incluso que el sistema de votaciones en Podemos estaba manipulado. Podemos en la Región de Murcia se había convertido en una especie de partido dentro de mi partido.
Pero lo peor estaba por llegar. Cuando Errejón anunció que se iba a Más Madrid y se descubrió que había estado montando su propia organización a espaldas de Podemos, tú te fuiste a Toledo para pedir responsabilidad a todas las partes por igual. Cuando Podemos más te necesitaba, elegiste la equidistancia entre los que se iban para montarse su propio chiringuito y los que se quedaban sacando agua del barco. Cuando Pablo Iglesias necesitaba más tu apoyo, con dos niños prematuros recién nacidos y con todos los medios en contra, tú le diste la espalda. A la persona que apostó por ti desde el inicio, a la que te dio a conocer en Murcia, a la que te puso al frente de Podemos en la Región y te encargó que cuidaras esta organización.
No contento con eso, y en otro intento de marcar distancias con Iglesias, decidiste ignorar la voluntad del 90% de nuestros inscritos y presentarte fuera del marco de Unidas Podemos a las últimas elecciones autonómicas. Como si fuera tan fácil hacer campaña en los 45 municipios de una Región tan rural como la nuestra, en la que apenas habéis puesto un pie. En lugar de unir fuerzas, tanto tú como los portavoces de IU distéis un espectáculo en prensa, que a mucha gente solo le traía a la cabeza las luchas intestinas de siempre entre la vieja izquierda.
Querido Óscar Urralburu, a estas alturas ya te podrás imaginar lo mucho que me has decepcionado. Nunca entenderé la estrategia del que, para poder crecer, quiere hacerse grande a costa del que tiene por encima. ¿No te diste cuenta de que esa estrategia de distanciarte de Pablo Iglesias a cada paso, aunque te la aplaudan ciertos medios, solo es tirarte piedras contra tu propio tejado?
A pesar de todo te he votado. Con pinzas en la nariz, pero te he votado. Porque Podemos es más grande que cualquier persona. Porque la llama del cambio no se ha apagado. No es el momento de dimitir ni de pedir dimisiones. Como votante de Podemos solo espero que se hagan todos los análisis y se saquen conclusiones. Hace poco más de un mes Pablo Iglesias tuvo en la Región casi 80 mil votos en las elecciones generales. Tú apenas has tenido 36 mil. Si necesitas una explicación de los más de 40.000 votos que has perdido, aquí tienes la voz de una votante indignada, que casi acaba en la abstención. Espero que alguien tome nota.
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