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Los vértigos de Ivars

Renuncia de Emilio Ivars

Manuel Segura Verdú

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El escritor y pensador Max Aub, que militó en el PSOE y vivió tres décadas exiliado en México tras la Guerra Civil, se cuestionaba qué era eso de traicionar: “Ser fiel a sí mismo, ¿es traicionar? Ser infiel a una causa en la cual ya no se cree, ¿es traicionar? No: el quid está en el provecho. Una misma cosa hecha con fines crematísticos, en vista de cualquier beneficio personal o para salvar el alma, es traición o lealtad”.

Alguien me dijo una vez que llegar a la política era relativamente sencillo, que lo complicado y difícil era irse de ella. En Murcia, el diputado socialista Emilio Ivars Ferrer ha anunciado estos días atrás que abandona la vida pública con una elegancia supina: deja el acta de diputado y vuelve a su trabajo anterior como docente. Aseguraba en un vídeo que no tiene espacio en la política actual por lo que, desde primeros de septiembre, retornará al colegio público Luis Costa de la capital como profesor. Seguro que podía haber agotado la legislatura hasta 2023 sin complicarse la vida demasiado, percibiendo honorarios y dietas, y aquí paz y después, gloria, pero ha optado por dejarlo. 

Secretario segundo de la Mesa de la Asamblea Regional en la actualidad, Ivars alega que ha perdido la ilusión por la política, que vive resignado a lo que hay y que todo se resiente en un tiempo en el que prima “la confrontación frente al acuerdo, ganando la imposición y el interés individual frente al colectivo”. El otro día, en una entrevista radiofónica, contó como anécdota que al comenzar la actual legislatura no tuvo empacho ni complejo para acercarse al diputado de Vox, Francisco Carrera, al que por cierto no conocía, y pactar el reparto de los despachos en la cámara legislativa. Y que, para colmo, alcanzaron un acuerdo.

Procedente del anterior equipo dirigente del PSRM-PSOE que lideraba Rafael González Tovar, Ivars fue un superviviente en esta nueva etapa -quizá un verso suelto-, en la que ha ido perdiendo fuelle, y por tanto confianza, hasta el punto de ser descabalgado del cargo de coordinador del grupo parlamentario. En un partido no sobrado de materia gris, el suyo es un camino que discurre por la misma senda que la emprendida, entre otros, por dos significadas mujeres de generaciones distintas: Rosa Peñalver, sin duda, la mejor presidenta en la historia del parlamento regional -el primero configurado sin mayorías- y la exdiputada María González Veracruz, ahora recuperada para un cargo en un organismo dependiente del Ministerio de Ciencia, en Madrid. Apartadas de las últimas listas autonómicas, el candidato socialista Diego Conesa llegó a decir en la campaña electoral de 2019 que, si llegaba a gobernar, ambas podrían ser consejeras en su ejecutivo. Un tal John F. Kennedy también dijo aquello de que un hombre inteligente, lo es porque tiende a rodearse de gente, incluso, más inteligente que él para llegar a triunfar, aunque esta máxima, por estos lares, no suela aplicarse de forma habitual en todos y cada uno de los partidos.

Tras sus primeras victorias electorales en esta comunidad autónoma, luego de casi un cuarto de siglo -se dice pronto- de sucesivas derrotas frente al Partido Popular, el actual aparato del PSOE regional, privado del gobierno por la aritmética de la tripleta PP-Cs-Vox, parece no poder recuperarse de ello. Queda claro que Emilio Ivars no abandonará su militancia socialista y que seguirá como secretario general de la agrupación Murcia-Este, por lo que, como en la película del agente 007, ‘Nunca digas nunca jamás’, no cierra la puerta a un posible retorno a la primera línea de fuego. El secretario general del PSRM le agradecía, mediante un lacónico y escueto comunicado, el “buen trabajo realizado durante estos años y su entrega”. En política, como dijo Adenauer, lo importante no es tanto tener razón, sino que se la den a uno; aunque esta se componga de verdades que haya que decir y otras que haya que callar. A Ivars le diagnosticaron los médicos un “vértigo de características periféricas”, cuando tuvo un contratiempo de salud el pasado martes mientras trabajaba en la Asamblea, vahído del que ya se ha recuperado. Todo un ejercicio de diagnosis certera y clarividente del momento por el que atraviesa su propio partido.

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