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Científicos e investigadores: publicar o morir

Diferentes publicaciones científicas.

Eduardo Azumendi

“En la comunidad científica estamos todos obsesionados con publicar artículos”. Juan Miguel Campanario, profesor de la Universidad de Alcalá asegura que para un investigador publicar lo es prácticamente todo. “Si no publicas no tienes currículum y no consigues proyectos; sin proyectos no puedes investigar. Se convierte en un círculo. En cuanto pasas tres o cuatro años sin publicar nada, te quedas fuera. ¡Publica o muere!”. Campanario ha impartido el taller Cómo se escribe y se publica un artículo de investigación dentro de los cursos de verano de la Universidad del País Vasco.

En el Siglo XVII, los científicos no querían publicar los resultados de sus investigaciones, aunque también daban una gran importancia a proteger su prioridad, es decir, que nadie les robara intelectualmente sus ideas. Para ello, ocultaban sus datos. Sin embargo, en la actualidad “la mejor forma de proteger nuestros resultados es la publicación”, apunta Campanario. Así, aparecieron las primeras revistar científicas. Desde entonces, la publicación es un elemento clave para el desarrollo de la ciencia y de las carreras de los científicos. “Para nosotros es fundamental que el resto de la comunidad científica reconozca nuestro trabajo”.

Campanario ha insistido en la importancia de publicar para un investigador. Aun así, “hay que publicar en revistas del área temática de ciencias. Pero esto es más difícil para los que trabajan en ciencias sociales, porque hay muy pocas revistas que entran en esta categoría. Es un trabajo muy exigente, siempre estás conectado. Es un trabajo que te tiene que gustar”.

Los profesores de universidad pueden pedir cada seis años que se evalúe su actividad investigadora a la Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora (CNEAI). Esta entidad a la hora de evaluar tiene en cuenta los artículos publicados por ese autor en las revistas JCR (Journal Citation Reports), una base datos editada por una empresa privada en la que se recogen las mejores revistas del mundo en todas las áreas. “Por eso, no hay que tener prisa por publicar cualquier cosa en cualquier revista que nadie lee, un error que mucha gente comete. Es mejor esperar para publicar en una revista prestigiosa. Si no, se convierte en una ocasión perdida”. Del mismo modo, ha aconsejado no publicar en revistas open access, a no ser que estén en el JCR. “Son un negocio creciente de dudosa calidad”.

Pagar por publicar

Pagar por publicarAl enviar el proyecto a una revista, “los trabajos científicos se deberían evaluar únicamente en función de sus meritos, y no por las características personales del autor”. Sin embargo, existe la sospecha de que no todos los autores son tratados por igual. “Algunos tienen un mayor reconocimiento”. Para demostrar si estas sospechas eran reales, dos investigadores cambiaron los nombres del autor y de la universidad a 12 artículos que volvieron a enviar a las revistas que los habían publicado. De estos, ocho artículos fueron rechazados por no cumplir con lo que la revista exigía.

El proceso que se desarrolla desde que el investigador envía el artículo a la revista hasta que se publica es complejo. El autor envía su artículo al editor de la revista, que suele ser un científico muy prestigioso en su área al que la asociación o editorial confía el cargo. “El editor mira el artículo por encima, y decide si le interesa o no. Es decir, puede rechazar el artículo sin siquiera haberlo leído entero”. Si el editor está interesado, solicita la opinión al comité editorial de la revista o los revisores externos, normalmente, otros investigadores del mismo área sobre la que versa el artículo. “Pero el autor no sabe quién está revisando su artículo, para evitar presiones”. Los revisores realizan un informe con su opinión y los cambios que se deberían realizar. Finalmente, es el editor quien decide si va a ser publicado.

“Los autores no cobran dinero por la publicación. Incluso pagan para que se publique, hasta 300-400 dólares por página”. Los revisores y el editor tampoco cobran. “Aquí no cobra nadie”. Por lo que todo el dinero que genera la revista va a parar a las editoriales. “Es un gran negocio que mueve miles de millones”.

Se trata de un sector en el que existe una gran competencia para publicar. “Al principio, el investigador tiene todas las de perder, porque compite con gente más cualificada y que cuenta con más recursos”. Por eso, “es un gran logro publicar en una revista JCR”.

A la hora de escribir el artículo, hay que cuidar la estructura y el estilo. “Se supone que la prosa científica es aséptica, fría e impersonal. Pero no lo es tanto, el autor tiene bastante posibilidades de intervenir”. Y después esta elegir un buen título. “Tiene que ser breve, explicativo y atractivo”. Para que sea leído por la persona adecuada, y de esta forma lograr ser citado en otros trabajos, el título debe anunciar sobre lo que trata el artículo.

Los estudios que logran resultados positivos tiene muchas más posibilidades de ser publicadas que las que consiguen resultados negativos. “Este es uno de los problemas más gordos de la publicación científica. Pero afortunadamente, las revistas empiezan a ser conscientes”.

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