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Euskadi vota en las generales al margen de la irrupción de la extrema derecha

Caricatura de Aitor Esteban en un mitin del PNV

Iker Rioja Andueza

Exactamente 1.790.968 vascos están convocados a las urnas este domingo 28 de abril en unas elecciones a Cortes Generales que se antojan decisivas para España y en la que Euskadi parece al margen de la irrupción de la extrema derecha. En puridad, un número muy importante de ellos -especialmente en Álava, un 14%, donde se han batido todos los récords de España- ya han ejercido su derecho por correo miles de personas. Sus votos se sumarán en la misma noche electoral y el escrutinio se redondeará con los 73.986 sufragios potenciales desde el extranjero. La participación final y la opción del 40% de indecisos cuando arrancó la campaña condicionará el resultado.

Euskadi reparte 18 escaños al Congreso (cuatro alaveses, seis guipuzcoanos y ocho vizcaínos) y elige 12 senadores (cuatro por circunscripción, que se suman a los tres designados por el Parlamento Vasco cada ciclo autonómico y no ahora). Según todas las encuestas, el PNV parte en estos comicios como claro favorito en votos y en escaños. Se da por seguro que tendrá seis representantes al arañar un tercero por Bizkaia en detrimento de la coalición Elkarrekin Podemos (Podemos-IU-Equo), ganadora en 2016 y que parece ahora dar cauce a un ascenso de los socialistas arrastrados por el tirón de Pedro Sánchez. Este periódico publicará una estimación electoral este domingo a las 20.00 horas, coincidiendo con el cierre de los colegios.

“Creo que hemos demostrado que sabemos hacer cosas, en estos últimos años clarísimamente. La fórmula es no prometer cosas que no puedes, ser fiel a lo que has prometido, trabajar sin descanso y tener un discurso coherente”, explicó en la campaña a este periódico el candidato del PNV, Aitor Esteban, preguntado por la fórmula del éxito del PNV en un contexto de inestabilidad y cambios en España y tras una legislatura en la que los nacionalistas vascos han sido decisivos en las Cortes Generales.

Iglesias, Eibar y la II República

Elkarrekin Podemos, por su parte, ya partía con la pérdida de buena parte del caudal de 2016 amortizado. De hecho, encara con optimismo las elecciones tras una campaña en la que han detectado indicios de remontada. Repiten en la coalición morada, roja y verde que el acto electoral más importante de todos los programados fue el mitin de Pablo Iglesias y Alberto Garzón en Eibar, que aglutinó a 1.600 personas el 14 de abril coincidiendo con el aniversario de la II República. Iglesias ha sido el único gran líder en repetir visita de campaña a Euskadi. La batalla, más que en los mítines, está ahora en los medios de comunicación y también en las redes sociales.

Tras varios años de depresión electoral, el efecto tractor de Sánchez y la apelación al voto útil parecen dar esperanzas al PSE-EE. Se da por hecha una victoria en Álava con la ministra y portavoz del Gobierno Isabel Celaá como cabeza de cartel. En Gipuzkoa, aspiran a no quedar lejos del PNV o, incluso, a dar una sorpresa de última hora. Bizkaia, en cambio, parece un feudo inexpugnable para los 'jeltzales', pero los socialistas sumarían un segundo escaño también. En la sala de máquinas del PSE-EE confían en asegurar un buen caudal de papeletas en sus caladeros tradicionales y consolidar así una base con la mira puesta ya en las inminentes elecciones municipales, cita en la que hace cuatro años el color rojo del mapa electoral se difuminó en buena medida con dolorosas pérdidas como Barakaldo.

La batalla más encarnizada se ha producido en Álava en estas dos semanas. Allí ha emergido como protagonista la figura del exalcalde de Vitoria y 'número tres' de Pablo Casado, Javier Maroto, quien se presenta por vez primera como candidato 'número uno' en unas generales y en un contexto de fragmentación en la derecha con la presencia de Ciudadanos y de Vox. Ambas formaciones no tienen opciones reales de lograr escaño en una provincia pequeña con cinco partidos de mayor tamaño, pero el PP teme que por pequeño que sea su porcentaje vaya en detrimento de las opciones de Maroto, que parte en las encuestas como cuarta fuerza con cuatro escaños en juego.

En un vídeo explicando las peculiaridades del sistema electoral, el PP ha advertido de que fragmentar el voto en el centro-derecha podría dar lugar a que el escaño de Maroto acabe en manos de EH Bildu. La izquierda abertzale, al mismo tiempo, también se ha erigido en estandarte para dejar fuera a Maroto en una suerte de segundo 'round' de la operación liderada por Miren Larrion en 2015 y que consiguió desalojar al dirigente 'popular' de la alcaldía a pesar de que ganó aquellas municipales y mejorando los resultados de 2011. Es un cuerpo a cuerpo en el que ambos se han sentido cómodos.

A vueltas con las ayudas sociales y Maroto

Por aquel entonces estaba muy viva la polémica azuzada por Maroto en torno a las ayudas sociales, el fraude y los magrebíes, una estrategia que le granjeó apoyos al PP pero también detractores. En un contexto electoral distinto -las prestaciones son de competencia autonómica o, como mucho, local- Maroto ha vuelto a colar el debate de las ayudas sociales en la campaña. Ha prometido una “ley nacional” contra “abusos” que no cuantifica, una medida no recogida en el programa de Casado de 500 puntos y cuya habilitación competencial no ha sido explicada. Este periódico ofreció una entrevista al candidato alavés del PP que fue rechazada y esta semana no atendió preguntas de la prensa en un acto en la sede 'popular'. Mientras en los debates televisados Casado utilizaba a EH Bildu como arma arrojadiza contra el PSOE, Maroto protagonizó en Vitoria uno de los momentos más tensos de la campaña al llamar “escoria” al candidato local de la izquierda abertzale, Iñaki Ruiz de Pinedo, de nuevo con las prestaciones sociales como telón de fondo.

Sin embargo, las encuestas no detectan una avance de EH Bildu ni en Álava ni en el conjunto de Euskadi, donde se estanca en sus actuales dos escaños a pesar de las llamadas de Arnaldo Otegi a sumar 200.000 votos y al acuerdo firmado en Ginebra con ERC. Tampoco se aprecia una caída del PP lo suficientemente nítida como para que se produzca el vuelco y Maroto pierda el escaño. De hecho, cobra fuerza como algo más probable la opción de que sea el PSE-EE quien consiga doblar en votos al PP y se lleve dos escaños en detrimento del PP. La clave, según fuentes socialistas, es que Celaá atraiga al 30% de los alaveses. “Están haciendo lo imposible [por salvar Álava]”, indicó la candidata en una entrevista con este medio.

El PP libra también otra batalla en Bizkaia, en este caso con Elkarrekin Podemos, por el último escaño del territorio. Casado apostó por la joven Beatriz Fanjul como 'número uno' y las encuestas no son excesivamente optimistas en torno a la posibilidad de aguantar la plaza. Fanjul, en cambio, lo tiene claro: “Estoy segura de que lo vamos a sacar. Somos la única alternativa al nacionalismo vasco aquí, porque el PSOE es una marioneta del PNV. Hace y dice lo que el PNV con tal de mantenerse en La Moncloa y en sus sillones calientes del Gobierno vasco”. A última hora, en las filas 'populares' surgió el incendio del candidato guipuzcoano, Íñigo Arcauz, que captó militantes para Vox.

 

En realidad, el PP ha tenido el camino libre en Euskadi de Vox y de Ciudadanos, que sólo lograron protagonismo en el primer fin de semana de la campaña, coincidiendo también con la única visita de Casado, una cena en Vitoria. Abascal, natural de Amurrio, hizo en dos días tres actos en su “patria chica”, en los que enumeró su ideario ultra. En el de Bilbao, se produjeron altercados provocados por algunas de las personas presentes en las protestas. Un día después la polémica se instaló en Rentería, en Gipuzkoa, en el único acto de Albert Rivera en suelo vasco y que estuvo marcado por las protestas, caceroladas y lazos amarillos con los que un grupo de personas recibió a la comitiva naranja. La Euskadi política se dividió entre quienes lo consideraron una “provocación” y quienes defendieron la libertad de un partido de hacer libremente campaña en cualquier lugar

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