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Solo el Gobierno central cuestionó la polémica designación de Nogeras como directora de Donostia 2016

Itziar Nogeras, directora hasta su dimisión el pasado mes de abril.

Aitor Guenaga

Bilbao —

Los cambios en la dirección de San Sebastián Capital Cultural europea 2016 -tanto a nivel general, como en su direccion artística- han sido una constante en los últimos años. Pero uno de los nombramientos que más polémica generó fue el de Itziar Nogeras como directora general en sustitución de la dimisionaria Eva Salaberria, designación que obligó al alcalde donostiarra y presidente del Patronato de San Sebastián 2016 a admitir que había ofrecido el puesto a Nogeras incluso antes de que se oficializara la dimisión de su predecesora en el cargo, Eva Salaberria. Algo que Juan Karlos Izagirre solo asumió una semana después de su designación, cuando el Patronato ya había dado luz verde al nombramiento con la única abstención del representante del Gobierno central y el apoyo del resto de instituciones.

Las actas de las reuniones del Patronato de la Fundación Donostia 2016, el órgano donde están representados todas las instituciones -Gobiernos central y vasco, Diputación de Gipuzkoa, Ayuntamiento de San Sebastián y los miembros del equipo directivo de la Oficina Donostia Capital Europea de la Cultura 2016- revelan cómo se vivió internamente el polémico nombramiento de Nogeras.

El mismo día que se celebró la reunión del Patronato en el que se facultaba a su presidente y alcalde de San Sebastián, Juan Karlos Izagirre, a “determinar la forma en que deben llevarse a cabo los procedimientos” para “proveer la plaza de director general”, el 20 de junio de 2013, la que a la postre se convertiría en directora general envió un correo electrónico a sus compañeros de trabajo en la Fundación Elhuyar a las 9.34 de la mañana en la que ya anunciaba que le habían propuesto ser la próxima directora general del proyecto Donostia 2016. La comunicación interna de Nogeras a sus compañeros se realizó antes incluso de que Salaberria anunciara en esa reunión del Patronato su dimisión por “motivos personales”.

Tras la publicación, varias semanas después, del correo electrónico por el ABC, los miembros del Patronato fueron convocados de urgencia por su presidente, el alcalde donostiarra Juan Karlos Izagirre, con un único punto en el orden del día: “Dar cuenta del procedimiento para proveer la plaza de director general”. La sospecha de que el puesto había sido amañado, pese a que oficialmente había en marcha un proceso de selección dirigido por la consultora del grupo Mondragón LKS, espoleó tanto a la consejera de Cultura, Cristina Uriarte, como al representante del Ministerio de Cultura en el Patronato, el subdelegado del Gobierno en Gipuzkoa, José Luis Herrador, a exigir la convocatoria urgente de la reunión. Ambos querían “disipar todas las dudas que se pudieran haber generado y adoptar las decisiones que, en su caso, fueran oportunas, siempre en la búsqueda de la transparencia y el respeto a la legalidad”, en palabras de la consejera Uriarte. El representante del Gobierno central calificó de “grave” el contenido de las informaciones sobre este escándalo y consideró que era “imprescindible realizar las aclaraciones necesarias”.

Según consta en el acta de la reunión -a la que ha tenido acceso el diarionorte.es- Martín Garitano no acudió al encuentro y Juan Karlos Izagirre se incorporó tras las explicaciones ofrecidas por la representante de la diputación guipuzcoana en nombre del diputado general, Ikerne Badiola, y la representante del propio consistorio, Nere Txapartegi, así como por los dos técnicos psicólogos de la consultora LKS. La representante del Ayuntamiento señaló que se estaba “actuando correctamente, siendo la transparencia una apuesta general en el marco de la Fundación”.

“Teledirigido”, no; “normal”, tampoco

Tras un cruce de preguntas y el repaso a los requisitos requeridos en el perfil de director general, en esa reunión se decide por unanimidad que se continúe con el proceso de selección. Y para trasladar una “imagen de mayor transparencia y objetividad, se opta por que la última entrevista sea realizada, exclusivamente, por la empresa consultora, que elaborará el documento final en el que se contemplará los resultados definitivos de los candidatos”. Y con ese documento final, se fija que la designación definitiva la realice el Patronato el 23 de julio de 2013.

En esa reunión, la única voz discordante, según las actas, fue la del representante de la Administración central. El subdelegado del Gobierno, José Luis Herrador, preguntó a los técnicos de la consultora LKS sin no era “un handicap el que la candidata seleccionada no domine el inglés”, a lo que los técnicos respondieron que era “un punto débil en un aspecto que no fue definido en el perfil como requisito”. En ese momento de la reunión intervino el alcalde donostiarra y presidente del Patronato, Juan Karlos Izagirre, para argumentar que “el dominio del inglés no fue establecido como requisito, posiblemente, porque, siendo el modelo organizativo que estaba establecido anteriormente, lo que se prima en este puesto son las habilidades en el ámbito de la gestión, siendo más importante este dominio lingüístico en el puesto de director cultural”. En cualquier caso, los representantes de la consultora que acudieron a la reunión subrayaron que Nogeras, según los resultados de las distintas fases del proceso de selección, “se deduce que la persona candidata con una mayor puntuación” era Nogeras.

Pese a toda la polémica en relación a Nogeras -posteriormente, en noviembre de ese mismo año, llegaría también al Parlamento vasco- y las sospechas de que el nombramiento estaba “teledirigido”, solo el representante de la Administración central se abtuvo en la votación de designación. Ya con luz y taquígrafos, en la comparecencia parlamentaria, el gerente de la consultora, Javier Guerra, negó que el proceso de selección estuviera “teledirigido”, aunque tuvo que admitir ante las preguntas de UPyD en la Cámara que no era “normal” que Nogeras fuera propuesta antes de que se iniciara el “acelerado” proceso de selección, como él mismo lo definió. En esa misma sesión, la consejera Cristina Uriarte, de hecho, avaló la transparencia del proceso y negó que se diera una “contradicción” en la postura de su departamento, pues dijo que cuando se desveló la existencia del correo electrónico exigió aclaraciones, pero luego se constató que no se habían producido irregularidades.

Nogeras no duró mucho en el puesto. Ocho meses después de su designación, en abril de este año, presentó su dimisión por diferencias con la dirección cultural del proyecto, por la falta de confianza en el equipo y por la “utilización de Donostia 2016 como elemento de la batalla política entre los partidos” y como “arma arrojadiza” que divide a la ciudadanía.

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