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El múltiple negocio en torno a Internet

La revolución digital ha abierto infinitas posibilidades a nuevos nichos de negocio.

Javier Uriarte

Se llama el internet de las cosas y ya nadie duda que es uno de los grandes nichos de negocio en el futuro y también en el presente. Es la consecuencia de la revolución digital que ha abierto las posibilidades a variados productos y servicios: pulseras con aplicaciones modulares que avisan cuando tus amigos están cerca, pago de una cena sin dinero ni tarjetas sino con unas gafas especiales y asintiendo con la cabeza, una pulsera que mide como pisas o la fuerza utilizada al hacer footing, o un dispositivo que al ponerlo sobre la frente mide las constantes vitales.

Son los nuevos negocios que en Euskadi están creciendo sin cesar. El sector de las llamadas TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación) está formado, según los últimos datos oficiales del Eustat (Instituto Vasco de Estadística), por 2.275 empresas y da trabajo a 21.110 personas, además de contribuir al 2,2% de la economía vasca. La economía TIC en Euskadi supone una cifra de negocios de 3.421 millones de euros, según el Eustat.

“El gran efecto de la revolución digital es acercar la información del uso del producto o servicio al productor. Se genera un acercamiento entre el uso de las cosas y los proveedores de los productos y los servicios”, ha comentado, en una reciente jornada sobre este tema, el gerente del cluster Gaia (que agrupa a las empresas vascas del sector de la TICs) Tomás Iriondo. Hay un ejemplo muy gráfico: la evolución de las básculas de peso, que nacieron para medir pesos de forma analógica y ahora, a través de la introducción de sensores, pueden utilizarse para mejorar la salud humana por los dietistas.

China acelera 

500 millones de usuarios de internet móvil, con un crecimiento de 53 millones de 2012 a 2013. La plataforma de pago china Alipay tiene 300 millones de usuarios en 10 años, mientras que la más popular para los europeos, Paypal se queda en 150 millones, cuando funciona desde bastante antes, desde 1998.

Los nuevos negocios al amparo de internet están mayoritariamente en el sector servicios. De hecho, en Euskadi de las 2.275 empresas del sector de las TICs, un total de 2.202 empresas se encuadran en los servicios, mientras que el sector de la industria agrupa a solo 73 compañías,

Los nuevos dispositivos que afectan directamente a la vida del ciudadano crecen sin cesar. Por ejemplo, pulseras con aplicaciones modulares, que se pueden quitar  y poner, que te avisa cuando tus amigos están cerca y el historial de donde han estado, cámaras en el dedo para que los invidentes puedan leer un libro sin braille, dispositivos en forma de pastilla que controlan nuestra actividad desde la hora de despertarse, la actividad de todo el día de nuestros hijos (al colocarla en sus mochilas) hasta incluso conocer si se han limpiado los dientes.

O los sistemas para el pago sin tarjeta ni dinero en un restaurante. A través de unas gafas especiales que lleva el cliente y mirando a un código qr que trae la camarera en forma de cuenta, un simple asentimiento de la cabeza dos veces seguidas confirma el pago de la cuenta.

En Euskadi hay múltiples experiencias de negocios basados en internet. Alfonso Santos, directivo de la compañía Cisco, dedicada a los sensores que proporcionan datos, ha destacado que el Internet de las cosas es ya “una realidad en la industria, bien para optimizar recursos, integrar clientes finales en nuestros procesos para tener nuevas líneas de negocio y en el ámbito público para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos”.

Ya tenemos tenedores que te dicen las calorías de cada alimento, cosechadoras para la agricultura que meten chips en cada empaquetador y móviles que te indican si eres alérgico a un alimento a través de la electricidad de tu cuerpo. La empresa Symplio tiene, entre sus productos, una bufanda de animación que permite conocer en tiempo real como reacciona la gente en un espectáculo deportivo y así el patrocinador tiene información del retorno de su publicidad. Se mide con precisión la animación. Domolaert, dedicada a la domótica en el hogar, implanta sistemas de alarma en el hogar desde el móvil o comprobar al instante si una persona mayor ha tomado su mediación. Se puede comprobar si nuestros hijos han llegado a comer.

Ilimitadas posibilidades

Pero el negocio en torno a Internet tiene también ilimitadas posibilidades en la industria, por muy tradicional que sea. Osteophoenix, empresa biotecnológica vasca dedicada a la medicina regenerativa e ingeniería de tejidos a medida, se vale de las nuevas tecnologías para mejorar sus resultados clínicos y la calidad de vida de sus pacientes. Utilizan la fabricación avanzada en la creación de implantes y piezas de zonas óseas. Caderas, prótesis de rodilla o implantes craneales que minimizan la cirugía agresiva para el paciente.

Otro ejemplo más: la empresa Ulma Packaging, que desarrollado el envasado con film plástico aplicando técnicas de visión inteligente. Su equipamiento de envasado está dotado de sensores inteligentes, cámaras con procesamiento integrado que identifica el objeto a envasar, lo manipula y sella. Una vez procesada la imagen del producto, la máquina envasa y da el corte. Con esta tecnología Ulma ahorra, en una sola vuelta de las 10 líneas de envasado, 705 kilómetros de material plástico cada año.

Las ayudas europeas son además otro acicate para buscar estos nuevos negocios. Como el programa Fiware, una financiación directa con 80 millones de euros de ayudas, que funciona desde 2011 y que es definido por sus promotores como “un ecosistema abierto para  que los emprendedores puedan desarrollar sus ideas”. En la tecnología Fiware, basado en el uso de internet para mejoras en la industria o en la vida cotidiana, han participado 24 empresas de nueve países con un presupuesto de 122 millones de euros, con 7.500 personas trabajando al mes. Una apuesta imposible para cualquier empresa de Europa. El objetivo es movilizar a 1.300 start ups con las que se va a trabajar durante dos años y se espera que haya 200 empresas de éxito tras acabar el programa.

Fiware tiene ejemplos prácticos de programas piloto en marcha, como la monitorización y control de los trabajadores de una fábrica para comprobar si sus posturas son correctas y evitar así lesiones, el caso de una constructora portuguesa, que utilizaban solo papel en el proceso para seleccionar el hormigón y ahora lo hacen a través de internet.  Y el de un fabricante de helicópteros en Italia, que requiere la construcción de los aparatos casi exclusivamente a mano y con el mantenimiento muy complicado al precisar herramientas concretas. Ahora tienen sensores en la caja de herramientas que evitan que cualquier objeto se quede en el helicóptero y así un posible accidente.

Internet tiene abierto un campo ilimitado de hacer negocio. Es la frase que más se repite entre todas las personas que trabajan en torno a la Red. “Las personas estamos cambiando: cada vez nos cuesta más pagar por algo. Pero cada vez es más fácil pagar por experiencias”, afirma el experto Diego Rodríguez. Existen empresas que viven de alquilar bolsos para una fiesta o que dejan conducir un Ferrari durante dos horas en Puerto Banus para aparentar que eres rico . “La gente no quiere ver un programa de TV como se hace sushi, sino ir a que le enseñen con sus amigos a ver como se hace sushi y paga por ello”, dice Rodríguez

Rodríguez sostiene que, en el mercado laboral, las profesiones digitales priman la red de contactos y centrarse en lo que cada individuo domina. “El trabajo no está en los sitios habituales. Ahora está en el big data, de procesamiento de datos, en un encuentro con compañeros. Y en hibridar disciplinas: por ejemplo juntar a químicos con cocineros. El cocinero Eneko Atxa planteó en una comida con gente diversa que un cliente le comentó que le gustaría comer un plato pero en el que disfrutara del olor a hierba. Un comensal le dijo a Atxa que era fácil, solo se requería ozono. Y Atxa hizo ese plato con ese olor a hierba”.

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