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Vergüenza torera

Zelenski y von der Leyen este domingo. EFE/EPA/OLIVIER HOSLET
17 de agosto de 2025 22:50 h

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El triunfo diplomático de Rusia quedó patente en la cumbre de Alaska, donde no se cerró ningún Tratado ni se firmó un alto al fuego en el territorio ucraniano, donde sigue el claro avance de las tropas rusas. No sabemos aún todos los términos del cara a cara entre los presidentes Donald Trump y Vladímir Putin, pero sí sabemos que la foto del encuentro quedará para la posteridad. Como sabemos y reconocemos el vergonzoso lugar en el que ha quedado la Unión Europea. Ni se nos toma en consideración ni siquiera se nos considera el tercero en discordia, ya que allí se acordó que la próxima cumbre sería de forma trilateral con Zelenski. Sólo dos días después se confirma que el presidente ucraniano llegará a la Casa Blanca escoltado por la Unión Europea (UE).

De hecho, a las 9.00 AM Bruselas del día siguiente, el presidente Donald Trump aún no había hablado con la Unión Europea. Primero llamó a Zelenski y media hora después se unieron a la llamada unos cuantos presidentes europeos junto a la presidenta de la Comisión Ursula Von der Leyen: el presidente francés Emmanuel Macron, el canciller alemán Friedrich Merz, el presidente finés Alexander Stubb, la primera ministra italiana Giorgia Meloni, el presidente polaco Karol Nawrocki y el primer ministro británico Keir Starmer, además del Secretario General de la OTAN Mark Rutte. Y, del lado estadounidense les acompañaban el Secretario Marcos Rubio y el enviado especial Steve Witkoff, viejo amigo de Trump. Por cierto, Starmer no forma parte del “staff” de la Unión Europea, ¿verdad?

La UE ni está ni se la esperaba hoy, lunes, en este nuevo encuentro, histórico, en el que a Zelenski se le pondrá contra las cuerdas, pobre. Sólo a través de un “tweet” en la mañana del domingo, Von der Leyen confirmaba su presencia en esta nueva cumbre. El sábado, no obstante, después de la puesta en antecedentes telefónica de Trump con algunos de los elegidos, la respuesta de la Unión Europea y uno más -Starmer, Reino Unido- era poco más que naïf. Sin salirse del guión, la Declaración publicada por la Comisión insistía en que “Ucrania debe tener garantías de seguridad férreas para defender eficazmente su soberanía e integridad territorial”.

La Coalición de los Dispuestos, como se han bautizado ellos mismos -los arriba mencionados junto al presidente del Consejo, Antonio Costa y el primer ministro polaco Donald Tusk-, obviaba la charla en Alaska y seguía confundiendo Unión Europea con Alianza Atlántica, repitiendo en un comunicado que “Rusia no puede tener un veto contra el camino de Ucrania hacia la UE y la OTAN. Dependerá de Ucrania tomar decisiones sobre su territorio”. ¿De verdad no se han dado cuenta de la importante concesión del presidente Putin accediendo a reunirse con Zelenski en Washington?

Desde la primera negociación, firmada en Estambul el 29 de marzo de 2022 entre Rusia y Ucrania, Putin no ha vuelto a confiar en Zelenski, a quien considera un presidente ilegítimo con el mandato caducado hace más de un año -no ha convocado elecciones-. En aquella ocasión, hubo un intento sincero de terminar el conflicto entre ambos países, a falta de ratificar entre ambos líderes. Sí hubo brindis con champán entre las dos delegaciones. Duró poco porque, al día siguiente, el entonces primer ministro Boris Johnson visitaba Kiev para invitarle a seguir una guerra “quasi” fratricida, continuación de la que comenzó en 2014 en el Donbas. “Tendrás todo nuestro apoyo”, le dijo. Hablaba por la OTAN, por la UE, por Occidente… Y así ha sido.

Mal que nos pese, pues, el encuentro de este lunes entre Trump y Zelenski tiene la importancia de la alta diplomacia. Y eso también se le debe reconocer a Putin, que le ha pagado hasta ahora al presidente ucraniano con la ignorancia, el mayor de los desprecios. ¿Es este uno de los puntos del acuerdo de Alaska? ¿Es el pago por otra transacción?

“Yo te entrego a Ucrania y tú me dejas pasar por la ruta del Ártico”. ¿Era esto? Esto y algo más: aranceles, gas, tierras raras, BRICS, dólar como moneda hegemónica… Sí, hay más y, mientras Estados Unidos se retira del conflicto, la Unión Europea sigue apoyando una guerra perdida con las armas que le compraremos, precisamente, a Estados Unidos -850.000 millones en cuatro años-. “Nuestro apoyo a Ucrania continuará. Estamos decididos a hacer más para mantener fuerte a Ucrania con el fin de poner fin a los combates. (…) Estamos listos para mantener la presión sobre Rusia. Continuaremos fortaleciendo las sanciones y las medidas económicas más amplias para presionar a la economía de guerra de Rusia hasta que haya una paz justa y duradera”, seguía el comunicado desde Bruselas.

¿De verdad estamos dispuestos a seguir apoyando nuestra destrucción económica con unas auto sanciones comerciales y energéticas, y con un rearme milmillonario? El Grupo de los Dispuestos se reunía el mismo domingo con Zelenski para preparar la importante cumbre de Washington en una tórrida tarde de agosto y con media Europa en llamas. De lo que ocurra en la Casa Blanca dependerá nuestra independencia como Europa -ya no se puede hablar de hegemonía- o nuestro papel de vasallos de Estados Unidos. En ese encuentro, al que nos hemos autoinvitado, esperamos no ser sólo los guardaespaldas de Zelenski o los convidados de piedra. Porque de nosotros van a depender que haya guerra y paz.

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