Desmontado el “caso 8M”, no la fábrica de bulos
Es la historia de una infamia que aprendió del uso de tragedias como los atentados del 11M para perfeccionar su vileza. No hay “caso 8M”. Nunca lo hubo y lo ha archivado la jueza que lo admitió a trámite, pero hay caso masacre de ancianos, hay caso trama desestabilizadora. Han sido casi tres meses de extender el bulo, en el que hemos asistido a momentos sonrojantes como el hecho de la declaración judicial del delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, o a las declaraciones de “testigos” sobre convocatorias de manifestaciones.
Parte del objetivo está logrado. La idea –diseminada por políticos y periodistas del clan- ha logrado calar en mentes huecas y torvas, que la fijarán de por vida en el imaginario español. Lo mismo que aún andan buscando a autores intelectuales que el jefe, señor de las Azores por la puerta de atrás, diseminó para el 11M de 2004. Para ellos, la manifestación feminista el 8 de marzo fue responsable de la extensión de la pandemia y no se prohibió –ningún país lo hizo- con intención delictiva. Es tan delirante que cuesta hasta verbalizarlo.
Andaban firmándose manifiestos solidarios para inculparse en la convocatoria del 8M, que termina siendo entrar en el juego desplegado. Mejor habría que ir pensando en exigir responsabilidades a una jueza que ha generado un cuantioso gasto de dinero público por razones que desconocemos pero sin ningún fundamento. Y por los informes recabados y recibidos, tanto los de la Guardia Civil con recortes de prensa y bulos –a cargo del tan acertadamente destituido coronel Pérez de los Cobos- como los del terapeuta guiado por emociones e impresiones asombrosas, sin ningún rigor científico. Es tal disparate que en cualquier país serio produciría un clamor popular y desde luego de la prensa. Lo es en la que nos dedicamos a informar. Y duro competir con esa maquinaria sucia que, a sabiendas, ha convertido en “caso” el 8M.
Apenas una hora después de conocerse el archivo de la jueza, ya han salido más bulos, hasta rescatar y llevar a TT de Twitter una noticia de 2016, terrible, de mujeres asesinadas por el Estado Islámico en Mosul y preguntarse “dónde estaban las perras del 8M”. Y esto no parará aquí. La fábrica que gestiona el PP y Vox, con la complicidad de diversos altavoces mediáticos, no se ha desmontado en absoluto.
Han logrado ese triunfo ya. El machismo, incómodo por el éxito del 8M los dos años precedentes, por la reafirmación del feminismo, enfiló con fiereza ese día como causa de la pandemia. Y machistas de todo pelaje y descerebrados varios lo compraron. Cuando esta semana un comentario -de esos que huelen a cadenas de WhatsApp- lo unió a las manifestaciones antirracistas, entendí de qué fuentes “informativas” bebe. Trabajan a pleno rendimiento, como el resto del aparato. Desde infames portadas a muy pringados editoriales, y a ese festín de la manipulación que en modo alguno son –en su mayoría- “mesas de debate”. Ahí se cuecen las condenas mediáticas como las de los CDR, que luego quedan en nada.
Pero no parecen dispuestos a prescindir del tema ni aunque lo haya archivado la jueza. El telediario de las 21.00 de TVE, en la trayectoria que sigue durante la pandemia, ha dado la medida de lo que va a ocurrir: quieren vivo el no-caso. Este viene a ser el resumen, tras aportar la noticia del archivo, intervenciones del resto de esta forma.
En este caso el ruido intenta tapar la masacre de Madrid en las residencias de ancianos. Con una alteración flagrante de la verdad que se sitúa en niveles máximos de la técnica. Existen pruebas contundentes, documentos, testimonios, y les da igual, confían en su público. El gobierno de Ayuso ordenó no enviar ancianos con síntomas de las residencias a hospitales: fallecieron en los geriátricos sin ninguna oportunidad de curarse. Más de 6.000 muertos. Los detalles que se van conociendo por el trabajo del periodismo independiente aportan agravantes insoportables. Como que sí se derivó a quienes tenían seguros privados. Personas muertas en las camas al lado de las vivas desde al menos el día anterior, recogidas en actas de inspecciones policiales. El PP y con él todo el clan son una piña en defensa de Ayuso y en tratar de culpar a Pablo Iglesias, cómo no. Incluido el vicepresidente del gobierno de Madrid por Ciudadanos, Ignacio Aguado. Este diario ha publicado el argumentario que divulgan, tanto el PP como quienes distribuyen las mentiras del PP. Las competencias eran íntegramente de las Comunidades Autónomas, demostrable también.
La expresidenta del Congreso Ana Pastor –que dio el pego en el pasado a mucha gente con poca visión- rematando la faena al decir que la culpa es de Pablo Iglesias en Madrid, mientras su colega Feijóo ha hecho una excelente gestión con las competencias en Galicia, donde también ha habido ancianos muertos en demasía, por cierto.
Y cuando ya no puedes más de estupor, sale Ayuso con una larga lista ¿de la compra? diciendo que cómo se alteran tanto por la muerte de los ancianos si Unidas Podemos y el PSOE son partidarios de la eutanasia. La eutanasia, la buena muerte, es una decisión del individuo que la elige. Ayuso y su gobierno decidieron por miles de ancianos a los que dieron una muerte horrible, sin sus familias, asfixiados. Una angustia espantosa a quienes quedaron allí viendo impotentes la tragedia. A quienes lo sabemos fuera, ahogados de tanta miseria moral. Por primera vez, Ayuso reconoció el colapso de los hospitales, fruto de los recortes de su partido, pero esto ya es casi otra historia.
La que quieren repitamos, si el clan desestabilizador logra sus propósitos. ¿No es hora ya de tomar las medidas posibles para parar sus ataques? ¿no es hora de que la gente decente rechace con firmeza a los indeseables?
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